Gustavo despertó sobresaltado. Una cubeta de agua fría acababa de caer sobre él, literal, el líquido helado resbalaba sobre su cuerpo.
Se sentía desorientado, no sabía en donde se encontraba ni que hacia ahí, y ese dolor de cabeza insoportable que sentía y que no lo abandonaba. Escucho voces a sus espaldas pero no podía volverse para ver, estaba amarrado a una especie de columna dentro de una bodega enorme pero vacía.
De pronto sintió como un puño se estrellaba sobre su rostro, seguido de otro que impacto sus costillas.
Sintió el sabor de la sangre en su boca.Escucho una risa burlona y la reconoció de inmediato pero no podía ubicar a su dueño, la cabeza le daba vueltas y parecía querer estallarle.
_Así que nos vemos de nuevo. - escuchó la voz de Rigoberto Salas.
Por fin lo ubicó. Se había posicionado enfrente de él y lo miraba con arrogancia.
_ ¿Qué es lo que quieres? - su voz salió apenas audible, sonaba ronca y con dificultad.
_Ahora no vienes tan valiente como la vez anterior. - se burló.
_La vez anterior vine por mi propia cuenta. - protesto. _Ahora me trajeron... ¿Qué es lo que pretendes con esto?.
_Las preguntas las hago yo. - dijo descargando un golpe con furia sobre su estómago que lo hubiera hecho doblarse de dolor, pero estaba atado y no podía.
_De hecho tengo un par de preguntas que hacerte, lo miro con desdén. _quiero que me expliques que hacías en la propiedad de Santiago Moran. ¿Por qué demonios estabas en sus dominios? - lo miró con furia. ¿Te estás aliando con él?
_Gustavo solo atinó a negar con la cabeza pues aun no recuperaba la respiración a causa del golpe recibido cuando sintió otro, y otro más ya no de Rigoberto, sino de sus hombres, hasta que él les indicó que pararan.
Gustavo sentía que las fuerzas le fallaban, todo le daba vueltas, la cabeza parecía querer estallarle, al igual que sus pulmones, sentía que el aire no llegaba a éstos por más que se esforzaba. La oscuridad empezó a envolverlo junto con la inconciencia pero de inmediato volvió en si al recibir la segunda cubeta de agua fría, la tos amenazo con ahogarlo por el agua que entró por su nariz y boca.
_Ahora no te ves tan seguro como la vez anterior que te atreviste a desafiarme. - rio con burla Rigoberto. _sabes que te puedo matar en el momento que yo quiera. - dijo con desprecio. _así que empieza a hablar. ¿Qué hacías con Santiago Moran? ¿Qué tipo de tratos tienes con él?
_ ¿Sabes qué? Rigoberto Salas. - le sostuvo la mirada. _puedes matarme si quieres.
_ ¿Crees que me asusta jalar del gatillo? - saco su arma y la colocó en su cabeza. ¿Sabes cuantas muertes llevo en mi haber? - se escuchó su carcajada por todo el recinto. _eso no es nada para mí. - quitó el seguro de su arma y miro a los ojos a Gustavo. Se sorprendió de no ver temor en ellos por el contrario había determinación como si de verdad pudiera ganarle a él a Rigoberto salas, ese ingenierillo que estaba completamente a su merced sin ninguna posibilidad. ¿Ese se atrevía a desafiarlo?
_Dispara. - lo instó de nuevo.
_ ¿Por qué crees que no lo haría? - lo miro más con curiosidad que con enojo.
_Porque me necesitas. - dijo por fin. _sin mí no podrás negociar con los de más arriba.
Rigoberto volvió a reír. ¿Te crees indispensable? - lo miro con burla. _nadie es indispensable, si no eres tu utilizare a quien se quede en tu lugar, tan sencillo.
_ ¿Estás seguro? - lo provoco. - tenía que ganar tiempo, había visto caras conocidas moverse en el exterior del lugar, todo era cuestión de tiempo. _ ¿No te das cuenta que en el momento que yo falte se te acabó tu negocio?
_Como te dije. Contigo fuera de combate negociare con el que siga después de ti.
_No habrá un después, conmigo se acaba todo. Nadie osara tomar mi lugar y si yo no estoy simplemente la obra se cierra y la gente se va.
Gustavo hablaba con tal seguridad que Rigoberto empezó a dudar. ¿Y si era verdad? ¿Si cerraban y se iban?
<<Eso no podía suceder>>. - pensó. Muchos intereses se movían ya alrededor de ese proyecto, no podía darse el lujo de perderlo. Pero él hablaba con tal seguridad.
_Mientes. - dijo por fin incrustando el cañón de su arma en la base de su nuca. _yo te voy a enseñar quien manda aquí.
Con un ademán indicó a sus hombres que cortaran sus ataduras.
De inmediato sintió cuando éstas cedieron. Sus piernas fueron incapaces de sostenerlo y cayo de rodillas ante Rigoberto, su cabeza seguía dando vueltas y el dolor iba en aumento, sintió como Rigoberto se acercaba y apuntaba de nuevo a su cabeza.
Lo siguiente que escuchó fue el atronador sonido de un disparo, parecía que su cabeza estallaba en mil pedazos, tenía la vista borrosa y se sentía atontado pero no había caído, seguía en la misma posición, luego empezó a escuchar la risa de Rigoberto que parecía provenir de muy lejos, casi se perdía entre el intenso zumbido que escuchaba en sus oídos.
El maldito había disparado al aire pero demasiado cerca de su cabeza, tendría suerte si no había dañado alguno de sus oídos.
_Por última vez. - volvió a apuntar divertido. Dime que asuntos traes con Santiago. Su tono de voz se había endurecido de nuevo.
_Es algo que no te importa. - contestó. Sabía que no lo mataría, no sin saber que lo unía con Santiago Moran. Primero buscaría por todos los medios sacarle la información, incluyendo la tortura y después... Entonces si su vida no valdría nada a menos que le hubiese creído que después de él la obra se cerraría, lo cual era verdad. Él era osado, temerario y se arriesgaba, pero con el fuera nadie tomaría ese riesgo, la gente que manejaba sus negocios, la mayoría de los que estaban a cargo no se meterían voluntariamente a enfrentar los peligros que el enfrentaba.
_Me estás colmando la paciencia. - estalló Rigoberto.
Gustavo sintió un inmenso dolor en el pecho, su cuerpo no respondía solo se sintió volar por los aires y caer pesadamente más atrás de donde se encontraba hacía un momento.
Escucho los pasos de Rigoberto Salas aproximándose, el cobarde le había dado una patada en el pecho que lo aventó a varios metros de distancia y lo dejo casi en la inconciencia, mientras escuchaba más ruidos y voces en el lugar luchaba por no ser arrastrado por la inconciencia, luchaba por respirar y luchaba por vivir.
La oscuridad lo rodeaba inexorable, su cuerpo perdía cada vez más sensibilidad, el zumbido de sus oídos no cesaba pero aun así alcanzaba a escuchar gente moviéndose y hablando a gritos, con desesperación, profiriendo maldiciones, sin embargo a él lo habían dejado por la paz, sin duda algo estaba sucediendo, pero era tarde para él, ya el aire no llegaba a sus pulmones se estaba ahogando y no podía hacer nada, su único pensamiento era esa mujer maravillosa a la que no podría llegar a conquistar o al menos a liberar del infeliz de su esposo. Solo por ella lo lamentaba.
Dio su último suspiro y la inconciencia empezó a apoderarse de él.
ESTÁS LEYENDO
ESPERANDO POR TI. No. 2️⃣ // SERIE HOMBRES DE LA SIERRA.
RomanceLorena se había casado totalmente enamorada hacía ya varios años y a estas alturas cansada de las infidelidades de su guapísimo marido por fin se había armado de valor y había interpuesto la demanda de divorcio. Hacía mas de un año que lo había hec...