Para mis lectoras que han pedido el nacimiento del bebé de Gustavo y Lorena aquí se los dejo, espero y sea de su agrado y gracias por su preferencia y por su apoyo.
ESTE SÍ ES EL FINAL DEFINITIVO.
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Lorena se sentía la mujer más dichosa sobre la faz de la tierra, Gustavo la amaba la consentía y la mimaba a más no poder, nunca se imaginó que el amor se pudiera vivir de esa manera, para ella siempre había significado sufrir para recibir y luego volver a sufrir, pero con Gustavo solo era recibir, no había nada que ella no deseara o necesitara, que él no estuviera dispuesto a darle, y sobre todo le daba su amor incondicional, sin reserva, él no se avergonzaba de ella, él la presentaba como su esposa con orgullo y la hacía sentir especial delante de los demás.Lorena se había dado cuenta de que cuando se encontraban en público él evitaba a toda costa ver a las mujeres atractivas que se encontrarán a su alrededor, él sabía esa parte de su historia y lo sensible que era al respecto y no quería que pasara por semejante situación de inseguridad pensando que en cualquier momento él empezaría a flirtear con otra mujer estando ella presente, como lo había hecho Gonzalo en su momento. Incluso había notado que él se daba cuenta cuando ella se sentía insegura cuando iban por la calle y el tomándola de la mano la acercaba hacia sí diciéndole sin palabras que ella era la única para él y si ya estaban tomados de la mano, con un simple apretón de manos ella sabía lo que él quería transmitirle y su corazón angustiado se apaciguaba y al mismo tiempo se alocaba sintiendo que lo amaba con locura y desesperación, nunca en su vida se imaginó que podía estar viviendo estos momentos, con alguien que la amaba y la respetaba y permanecía fiel a su lado sin importar lo que había a su alrededor y lo más maravilloso de todo esperando al bebé que tanto había ansiado, pero no de Gonzalo como había soñado siempre, sino de Gustavo, el hombre que amaba y que amaría siempre.
Esa mañana se había levantado como todas las mañanas, solo faltaban dos semanas para que su bebé por fin, estuviera entre ellos, ella se ducho y se cambió con algo cómodo Gustavo la esperaba ya listo en la recamara, observando como ella daba sus últimos toques a su sencillo maquillaje, estaban de camino a un elegante restaurante, Gustavo la había invitado a cenar, quería sacarla de la rutina porque la había notado algo ansiosa y quería que se distrajera, él también estaba nervioso por la proximidad del nacimiento de su bebé, temía por ella, pero esperaba que todo saliera bien, desde el principio se había ocupado de que ella tuviera lo mejor, el mejor hospital, los mejores médicos, incluso siempre procuraba que Justin, su médico de cabecera y uno de sus mejores amigos estuviera disponible por si ella lo necesitaba, sabía y esperaba que no lo iba necesitar, pero tenía que ser precavido.
Esa tarde llegaron al restaurante, Lorena se sentía cansada, notó que sus movimientos se habían tornado lentos y pesados, supuso que era por causa de su estado y no le dio importancia, mientras esperaban los platillo que habían pedido, ella empezó a sentirse muy acalorada, decidió ir al tocador a refrescarse, cuando se puso de pie y le informó a Gustavo a donde se dirigía el intentó acompañarla, pero ella se lo impidió. No era necesario.
En el tocador se humedeció la cara, pero no se sintió mejor, al contrario un escalofrío empezó a recorrer su cuerpo, el dolor de cabeza que había empezado en la mañana se estaba agudizando, tanto que su visión se volvió borrosa, su pulso estaba tremendamente acelerado, empezó a tener dificultades para respirar y por si fuera poco empezó a sentir dolor en la parte baja de su espalda, con desesperación intentó sacar su celular de su bolso, pero este cayó de sus manos. Tenía que hablarle a Gustavo, pero no sabía cómo, el tocador estaba desierto, su única esperanza era que alguien entrara, se recriminó a sí misma por no haber permitido que él la acompañara. Con temor se dio cuenta de que las fuerzas empezaban a fallarle, tenía ganas de vomitar y su visión empezaba a oscurecerse.
Cuando estaba a punto de caer, sintió que unas manos fuertes la sostenían, el aroma que llegó hasta ella era inconfundible, ¿cómo no amar a ese hombre? Siempre estaba en sus peores momentos para rescatarla.
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Gustavo, se movió impaciente en su lugar, Lorena se estaba tardando en el tocador, sabía que estaba siendo paranoico, pero no pudo evitar ponerse de pie y dirigirse en su busca.Cuando llegó al tocador la puerta se encontraba cerrada. Llamó con discreción, pero no obtuvo respuesta, volvió a llamar más fuerte, sin obtener resultado, su corazón empezó a acelerarse, tenía que calmarse, probablemente ella estaría ocupada, iba a tocar de nuevo cuando escucho un ruido como si algo se hubiese quebrado, no esperó más y abrió con brusquedad, lo que vio lo dejó helado.
Lorena respiraba con dificultad, con una mano sostenía su abdomen con un rictus de dolor y con la otra intentaba en vano de sostenerse del lavabo de mármol y su celular tirado en el piso con las piezas regadas por todas partes.
Él se apresuró a sostenerla entre sus brazos, con el corazón desbocado por la angustia, sin perder tiempo como pudo marcó el número de Justin, él se encargaría de lo demás.
No pasaron cinco minutos cuando Justin estaba inclinado sobre Lorena revisándola. La ambulancia estaba en camino.
Gustavo los observaba desde un rincón, esperando que Justin se volviera, a él diciéndole con una sonrisa que no pasaba nada, que todo era normal en su estado, y que pronto pasaría, pero él no se volvía, y cada vez se notaba más nervioso, el color había abandonado su rostro y preguntaba con impaciencia en cuanto tiempo llegaría la ambulancia.
Luego todo pasó en cámara lenta, Lorena convulsionado, Justin maniobrando con desesperación, los paramédicos llegando corriendo y preparándola a toda prisa para subirla a la ambulancia, sus escoltas reteniéndolo y apartándolo a la fuerza porque estorba en las maniobras que ellos hacían, luego pasando por delante de él corriendo a la ambulancia, y el con el corazón quebrantado por no poder hacer nada, y no poder estar a su lado.
Justin al pasar junto a él solo atinó a decir a sus escoltas que lo siguieran, sabía que él no podía, ni debía manejar.
En el hospital, estaba a punto de derrumbarse, pero el mismo no se lo permitió parecía increíble que después de haber afrontado tanto peligro, en el transcurso de su vida, incluso haber estado al borde de la muerte en varias ocasiones y era ahí en ese momento en que se doblegaba, en que sentía que no podía con la situación, en que todo el miedo del mundo se apoderaba de él, porque de nada valía la vida si ella y su bebé no estaban, porque sin ellos él no era nada, porque sin ellos él no sabía vivir.
El médico en manos de quien Justin la había dejado, le había informado que Lorena había sufrido de eclampsia, una enfermedad que ponía en riesgo la vida tanto de ella como del bebé y aunque faltaban dos semanas aún para que el bebé naciera, era urgente realizar una cesárea en ese momento si quería que ambos vivieran, o cuando menos uno de ellos.
El dudó pero los médicos lo apremiaron, el tiempo era vital y mientras más pasara menos posibilidades tenían de salvarlos.
Con lágrimas en los ojos y sintiéndose desvalido firmo, en esos documentos anteponía la vida de Lorena antes que la de su bebé porque cabía la posibilidad de que los médicos tuvieran que escoger, y él amaba tanto a uno como a la otra, y sabía que quizás esa fuera la última oportunidad de Lorena de ser madre y nunca le perdonaría el dejar que su hijo muriera.
Cabizbajo se dirigió hacia un rincón y con pesadez se dejó caer en el suelo recargado en la pared y abrazándose a sus piernas, y ahí lloró como si fuera un niño, ante la mirada discreta y triste de sus escoltas, quienes sufrían junto con él.
De nuevo les pido una disculpa pero ya que empiezo a escribir hay mucho que decir y los capítulos se me alargan, así que voy a necesitar escribir un capítulo más para poder finalizar.
Gracias por su paciencia.
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ESPERANDO POR TI. No. 2️⃣ // SERIE HOMBRES DE LA SIERRA.
RomanceLorena se había casado totalmente enamorada hacía ya varios años y a estas alturas cansada de las infidelidades de su guapísimo marido por fin se había armado de valor y había interpuesto la demanda de divorcio. Hacía mas de un año que lo había hec...