Los orígenes de Bai Yao

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Las hojas de los árboles revoloteaban con el viento, mientras la cálida brisa de la mañana traía con sigo el agradable olor de primavera.

Bai Feng que seguía dormida en la rama de un árbol, abrío lentamente los ojos, se sentó perezosamente mientras se estiraba y bostezaba.

"Miau~~ ¿Ya es de día?"

Bai Yao hizo lo mismo que su maestra, se paró en su hombre mientras estiraba sus adorables patas y arreglaba sus blancos bigotes.

"Maestra, creo que deberíamos empezar a buscar el loto lo antes posible, ya quiero regresar al restauran-... Digo, a casa"

"...."

Bai Feng no sabía que decir ¿Por qué parecía que a su pequeño gato le importaba más comer que buscar el loto?

"Esta bien, ¿Por qué no vamos a buscar comida? Creo que oí el sonido del agua fluyendo no muy lejos de aquí..."

"¡Comida, comida, comida!" Bai Yao que estaba en el hombro de Bai Feng no paraba de saltar, a este pequeño gato le encantaba comer.

............

Luego de un tiempo de camino, ambos llegaron a un pequeño lago. El lago era tan cristalino y limpio que uno podía ver su reflejo como si se tratara de un espejo. Aunque era pequeño, habían mucho peces, no eran relativamente grandes, pero bastaban para saciar el apetito.

Bai Feng se las arregló para pescar unos cuanto peces, prendió una pequeña hoguera y comenzó a asarlos.

Los peces comenzaron a soltar un delicioso aroma mientras se volvían dorados y crujientes.

Esto era muy extraño, desde que Bai Feng y Bai Yao llegaron al bosque no se encontraron con ninguna bestia. Aunque estaban en el bosque, no se habían adentrado tanto como para encontrarse con bestias de alto nivel, pero deberían haberse encontrado por lo menos con una bestia de bajo nivel hasta ahora. Sin duda algo no está bien.

Bai Feng fijo su mirada en Bai Yao, quien 'deboraba' todos peces frente a él. Ella nunca olvidaría el día en el que conoció a Bai Yao. Fue cuando aún tenía nueve años, en ese tiempo ya era escepcionalmete buena en todo tipo de fármacos. Un día mientras estaba encerrada en su habitación como siempre, escuchó que su abuelo había encontrado a un pequeño gato moribundo en la puerta y como no le encontró ningún uso, se lo regaló a ella. El pequeño gatito estaba casi muerto, su blanco pelaje se volvió gris por la tierra y su pequeño cuerpo estaba tan delgado que parecía solo contener huesos. Ella se sentía sola en esa habitación y pensó que no le vendría mal tener algo de compañía.
Ella comenzó a darle diariamente todo tipo de medicamentos y elixires, primero comenzó a pararse y lentamente a caminar. Con el tiempo se escucharon sus primeros maullido y.... Algo extraño sucedió, ¡Un día simplemente comenzó a hablar! Primero fueron algunas palabras como las que diría un pequeño bebé, luego fueron largas frases y finalmente comenzó a hablar como una persona normal.

Este hecho dejó estupefacta a la pequeña Bai Feng que en ese tiempo apenas era una niña de nueve años... No se equivoquen, aunque era una niña, era muy conciente de que solo las bestias sagradas y divinas tenían la capacidad de comunicarse por medio del lenguaje humano, pero Bai Yao no sólo sabía hablar con la boca ¡Si no que de la nada aprendió a hablar por medio de telepatía! Inicialmente Bai Feng pensó que Bai Yao era alguna clase de bestia desconocida, pero al ver que su comportamiento era como el de cualquier otro gato, tuvo que descartar la idea. Al final se convenció de que aprendió a hablar por el exceso de medicamentos.

Mientras Bai Feng estaba perdida en sus pensamientos. Bai Yao que había terminado de comer, lamió sus pequeñas patas y la miró con los ojos llorosos.

"Maestra~~ todavía tengo hambre, ¿Pude pescar algunos más?"

"¿No crees que ya comiste demaciado? Pesqué cuatro peces, yo me comí uno y tú te comiste los otros tres... ¿Adonde va toda esa comida...?"

Al escuchar sus crueles palabras, Bai Yao puso cara de doncella herida, infló sus pequeñas y lindas mejillas mientras hacía un puchero.

"Maestra, eres tan cruel~~ Tu casi nunca comes pero yo... Yo... ¡No puedo evitar sentir hambre! ¡Buaaa~~waaaaa~~!"

"¡Esta bien, está bien, ahora vuelvo ¡Deja de llorar!"

Bai Feng no sabía si reír o llorar, este pequeño rufián se comportaba como un niño de seis años a la hora de comer. Generalmente se comportaba como un adulto y era más inteligente y astuto que una persona promedio. Pero cuando se trata de comida, olvida por completo a su maestra.

Mientras se acercaba al lago, Bai Feng sintió una extraña energía bajo sus pies. Para poder atrapar a los peces, tuvo que quitarse los zapatos y parte de la túnica roja antes de entrar en el agua. La primera ves que entró no sintió nada extraño, pero ahora... Una extraña energía fluía y entraba desde sus pies hasta todo su cuerpo.

Momento después, el agua inicialmente tranquila y cristalina, comenzó a moverse violentamente formando un enorme remolino en el centro del lago. Bai Feng que aún estaba en el agua, entró en pánico y trató de salir lo antes posible, pero cada vez que acercaba a la orilla, la fuerte corriente la volvía a arrastrar. Era extraño ya que esté lago no era relativamente grande, pero la fuerza de las aguas eran suficientes como para volcar un barco entero.

Finalmente las olas la arrastraron hasta el remolino, ya era imposible tratar de salir del agua. Bai Feng fue golpeada por las fuertes corrientes del remolino. Muchos pensamientos pasaron por su mente en esa fracción de segundos.

¿Ella iba a morir así?

¡No había vivido su vida a plenitud todavía!

¿Es así como termina todo?

Dolor, arrepentimiento, tristeza e impotencia. Todos estos sentimientos ocuparon su corazón mientras cerraba lentamente los ojos.

A lo lejos pudo escuchar los gritos desesperados de Bai Yao, que cada vez se hacían más y más lejanos. El agua ocupó sus cinco sentidos, aunque el interior del lago no parecía ser tan profundo, todo lo que vio y sintió hasta ese momento fueron solo las frías aguas que envolvían todo su cuerpo.

Señorita Prodigiosa: La Leyenda Del Doctor DivinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora