Para cuando cayó la noche, los gritos en la ciudad imperial comenzaron a detenerse. Ahora había una nueva fila de marionetas humanas, todas con el estómago partido y el rostro pálido cual papel. Bai Yuxia se limpió la sangre de las manos mientras observaba a los alrededores con satisfacción. Aún lado, su hermano menor, Bai Yuqing también parecía estar muy satisfecho.
El anciano Bai Chong, se retiró hace algún tiempo. Nadie se dio cuenta de su partida.
En la cima del edificio, el rostro de Bai Feng era sombrío y lúgubre, dando escalofríos a cualquiera que la mirara. Los hermanos Xue tampoco estaban en muy buenos ánimos, ver sufrir a personas inocentes sin poder ayudarlos fue como tener un puñal en el corazón, su deber como guerreros les impidió flaquear, pero aún así, el sentimiento de impotencia les fue grabada incluso en los huesos.
El único que mantenía una expresión neural era Cecil, el cual no había habierto la boca en todo ese tiempo.
Las horas pasaron y la luna se posicionó en el lugar más alto del cielo, hoy fue una ocasión muy extraña, ya que las típicas nubes rojas habían desaparecido por completo.
Con su nivel de cultivación, Bai Feng no tenía la necesidad de dormir, se apoyó contra la pared y observó con una mirada inexpresiva a la luna. Este momento le recordó el instante en el que había escapada de la casa de bambú, ese día también había una gran luna en lo alto de los cielos.
Pensó que después de huir habría posibilidad de tener una vida sana y sin restricciones, pero en ese entonces no se dió cuenta de lo ingenua que fue.
Tenía un pasado que desconocía, habían situaciones que ni siquiera ella misma podía explicar.
Todo parecía tan nuevo pera a la vez tan familiar...
En ese momento, la joven entrecerró los ojos. La clara silueta de la luna plateada se reflejó en las profundidades de sus pupilas. Sus ojos asemejaban la pureza de un espejo, reflejando el bien y el mal en este mundo, nadie se atrevería a decir una mentira frente a su persona, porque era imposible mentir cuando sus ojos ya te había delatado.
En ese momento, la voz de Cecil llamó su atención.
"... ¿Joven señor?"
Bai Feng no le respondió, solo se limitó a girar lentamente la cabeza para mirarlo.
Cecil se sintió un poco incómodo, él también tenía un cultivo muy alto así que ni necesitaba dormir. Había querido pasar la noche despierto para montar guardia, pero después se dió cuenta de que el joven señor al parecer también tenía los mismos pensamientos que él.
Ambos estuvieron en silencio un buen rato, solo después de algunos minutos, Cecil fue el primero en abrir la boca.
"… ¿Le afectó ver a todas esas personas morir?"
Un atisbo de sorpresa cruzó la mirada se Bai Feng, sus labios se movieron pero al final vaciló.
Cecil sonrió con ironía, "Joven señor, en este mundo no es aconsejable tener un corazón bondadoso"
Bai Feng permaneció en silencio, su mirada era profunda y difícil de leer.
La sonrisa en el rostro de Cecil se volvió repentinamente amarga y desolada, "Joven señor, hay personas que pueden parecer frías en el exterior, pero en el interior son muy gentiles. Está bien tener un gran corazón y el deseo de ayudar a los demás, pero cuando se trata de una batalla a muerte, el corazón del que estuviste tan orgulloso en el pasado, puede convertirse en la causa de tu propia destrucción..."
Mientras hablaba, Cecil movió la cabeza y fijó su mirada en el par de hermanos que dormían en un rincón un poco apartado, "... Los humanos son criaturas tan complicadas"
"Usted ya debería saber que no soy humano, verdad? No solo yo, sino que incluso el maestro An tampoco lo es" Dijo Cecil.
Las cejas de Bai Feng se arrugaron un poco, pero ella ya lo veía venir. Desde hacía un tiempo tenía las sospechas de que An Yize no era como las demás personas. Las palabras de Cecil no hicieron nada más que confirmar su declaración.
Cecil no vió ningún cambio significativo en la expresión de la persona vestida de rojo y no pudo evitar sorprenderse. En una situación normal, si alguien cercano te dijera que no es humano, por lo menos habría una escena de conmoción o incredulidad. Pero como era de esperarse del hombre a quien su maestro favorecía, el joven señor obviamente no era como una persona normal.
Bai Feng observó la expresión orgullosa en el rostro de Cecil y no pudo evitar levantar una ceja en su confusión.
¿Qué le pasa a este hombre? ¿Se volvió loco?
Cecil descubrió que posiblemente había hecho las cosas mal, tosió un par de veces antes de responder con una sonrisa halagadora, "Joven señor, no se preocupe, este humilde no tiene ningún prejuicio en su relación con mi maestro!"
La boca de Bai Feng se contrajo ferozmente, pero al ver la sonrisa tonta de la otra parte, pensó que sería demasiado cruel corregirlo a estas alturas, así que solo pudo suspirar y negar con la cabeza.
Al final, el humano y el servidor demonio hablaron toda la noche. En la mayoría de las veces era Cecil el que iniciaba la conversación, mientras Bai Feng lo escuchaba en silencio y de vez en cuando respondió con palabras simples como un 'sí' o un 'no'
El viento frío de la noche sopló y movió el largo cabello obsidiana del joven con rostro de muñeca. Sus mangas rojas también bailaban con la brisa congelante mientras sus ojos azules como el cielo permanecían tranquilos e imperturbables.
Bai Feng bajó la cabeza y miró su par de pequeñas y blancas manos de jade. Aunque sus manos se veían delicadas como el cristal, en realidad estaban manchadas con la sangre de innumerables personas, no era muy diferente a Bai Yuxia en este punto.
Dentro de poco, sus manos volvería a bañarse en un espantoso color rojo, esta vez ya no sería la sangre de algún escoria de la sociedad, sino de sus verdaderos enemigos.
... Enemigos que pagarían con su vida la deuda que le deben.
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Señorita Prodigiosa: La Leyenda Del Doctor Divino
Acak"Quiero que te cases conmigo" dijo cierto príncipe de cierto país. "¿Estas soñando? ¡Yo se lo pedí primero!" dijo el arrogante rey de los demonios mientras fruncía el seño. *Suspiro* "No veo el motivo de su discusión, al fin y al cabo ella será mía"...