"Dragón... ¿por qué siento el aura de un gran salir de tu espada? ¿quién eres?" Hilos rojizos comenzaron a entrelazarse en las pupilas del niño monstruo, miró a Bai Feng con frialdad mientras esperaba su respuesta.
Lejos de desviar la mirada, los ojos de Bai Feng chocaron con los del pequeño, no había miedo ni temor, solo una indiferencia lo suficientemente provocativa como para encender la ira de alguien.
Viendo que la otra parte ni tenía intención alguna de responder, el monstruo se enfureció y comenzó a mover sus largas extremidades directamente hacia Bai Feng. Las numerosas patas de araña se arrastraron por el suelo arenoso y salieron de la grieta, la criatura de cara humana se posicionó en lo alto del agujero mientras una sonrisa extraña y espantosa se extendía a lo largo de su rostro.
Bai Feng apretó con fuerza el mango de su espada, el Qi espiritual a su alrededor se condensó hasta formar un pequeño disturbio en el aire del desierto, levantando la arena y dejando leves rajaduras en la tierra. La primera pata de araña, que inusualmente era tan filosa como una navaja de acero, se acercó a una velocidad sin precedentes. Una luz aguda cruzó la mirada inexpresiva de Bai Feng, sus brazos se movieron y en un parpadeo, la espada dragón ya había chocado contra la extremidad de la criatura.
"¡Grrr!"
Un rugido ensordecedor sacudió el lugar, el monstruo retrajo rápidamente su extremidad lastimada y observó a Bai Feng con una mirada asesina.
"¡Maldito humano!"
Esta vez, en lugar de atacar indirectamente, el monstruo se abalanzó ferozmente hacia Bai Feng, su boca se agrandó hasta llegar más allá de sus mejillas mientras las decenas de patas afiladas arremetían con violencia.
Hasta aquí, Bai Feng fue testigo de cómo la bestia devoradora de hombres salía por completo del agujero. Incluso Bai Feng, que ya debería de estar acostumbrada a sucesos extraños y sin sentido, no pudo evitar palidecer ligeramente.
El monstruo de arena fue una de las criaturas más grandes que Bai Feng hubiera visto, su tamaño era incluso mayor al de Mu Jin Yue. Ese cuerpo grotesco se asemejaba al de una serpiente gigante, solo que a diferencia de algún reptil, innumerables patas siniestras y afiladas nacían de su cuerpo. De la criatura, un pequeño tentáculo se extendía hacia arriba, en él se encontraba el rostro pálido y enfermizo de un niño, mismo que Bai Feng había visto cuando se acercó a la grieta. Esta vez, la arena que entraba interminablemente al cráter se detuvo, solo dejando un hollo vacío y oscuro.
La criatura miró a Bai Feng como si estuviera mirando a un insecto, sabía que este pequeño humano era en realidad un Santo Luminoso de primera etapa, poderoso pero no invendible. Puede que el cultivo del monstruo fuera mucho menor que el de Bai Feng, pero agregando el peso de su cuerpo y la variedad de cartas de triunfo bajo su manga, estaba seguro de por lo menos llegar a un empate con la otra parte.
De esa manera, antes de que se contaran los primeros cinco segundos, el monstruo gigante y el pequeño humano vestido de rojo se enfrentaron entre sí.
El rugido del dragón resonó con arrogancia cuando chocó contra la capa de articulaciones de la criatura. Casi como si tuviese consciente propia, la espada colmillo de dragon se movió para cortar tres extremidades de una sola vez. El monstruo rugió de dolor y el odio intenso en sus ojos incremento un par de pliegues. Bai Feng, que parecía una hormiga frente al enorme cuerpo del monstruo, no mostró miedo en su expresión, solo una profunda convicción muy difícil de ignorar.
Se sentía un poco insegura, eso era cierto, pero definitivamente no tenía miedo. A lo que realmente le temía era a no poder pelear de igual a igual con esta criatura, porque decir así solo demostrarlo que después de haber entrenado tanto tiempo, aún no había llegado a su objetivo planteado en primer lugar. Aunque este ser era grande y fuerte como un titán, no era alguien invendible. Eso sin mencionar que en realidad era un par de reinos más bajo que Bai Feng, así que al final solo podía confiar en su gran tamaño para poder suprimirla.
Los labios de Bai Feng se alzaron en una mueca burlona, apretó la empuñadura de su espada y cargó hacia adelante. En su camino se aseguró de esquivar hábilmente las patas filosas del monstruo, mientras su cuerpo, ágil como una mariposa, se deslizaba rápidamente por debajo.
Ahora Bai Feng se encontraba al lado del enorme cuerpo escamoso de la criatura, sus ojos fríos como la escarcha se fijaron en el lomo y una curvatura traicionera se dibujó en sus labios.
Antes de que el monstruo se diera cuenta de lo que estaba pasando, sintió una punzada de dolor agudo en su espalda. Alarmado giró la cabeza para ver de qué se trataba, pero con lo único que se encontró fue con el rostro hermoso y esculpido del joven vestido de rojo.
"... Vete al infierno" La espada dorada se hundió en la carne de la bestia de arena, la punta atravesó las escamas como si de tofu se tratara y en menos de un segundo ya se había estrellado contra el núcleo.
El monstruo gritó y chilló lastimosamente, la sangre verdosa se escapaba de su boca, ojos, nariz y orejas. Su gran cuerpo se retorció mientras caía al suelo, levantando una gran capa de polvo que se extendió por más de 50 metros cuadrados.
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Señorita Prodigiosa: La Leyenda Del Doctor Divino
Random"Quiero que te cases conmigo" dijo cierto príncipe de cierto país. "¿Estas soñando? ¡Yo se lo pedí primero!" dijo el arrogante rey de los demonios mientras fruncía el seño. *Suspiro* "No veo el motivo de su discusión, al fin y al cabo ella será mía"...