Abriéndose paso en el camino de la cultivación

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Después de la extraña reunión con la mujer más plana que había visto en su vida, Bai Feng virtió su poder espiritual en el anillo dorado y se teletransportó a los 'Tres picos del cerezo' para reanudar su cultivación.

Claro que antes de lo ocurrido con la familia Hai, Bai Feng ya le había dicho al abuelo Xue que ella se iría de viaje por algunos días.

Actualmente, Bai Feng se encontraba sentada frente a un enorme banquete en el comedor del palacio de jade, disfrutando de las habilidades culinarias de Wang Hua, una de sus bestias contractuales.

Mu Jin Yue quien se encontraba leyendo un libro no muy lejos de ella solo podía mirar impotente como su maestra devoraba los postres de la mesa y como Wang Hua, el cual se suponía que era una de las bestias divinas más orgullosas de todas, vestir un femenino delantal amarillo y servir como una esposa filial a su maestra.

Si una persona 'normal' viera la escena de un llamativo hombre vestido con una brillante túnica roja comiendo ferozmente los deliciosos manjares de la mesa y siendo atendido por una catastrófica belleza la cual no se sabía se era un hombre o una mujer, cualquiera se sentiría tonto en ese momento.

Claro que las personas se volverían más tontas al observar que no muy lejos de esta peculiar pareja se encontraba un pequeño niño de brillantes cabellos rubios e inusuales ojos dorados leyendo un libro con una expresión seria, parecida a la de un adulto trabajador.

¡Pensarían que todos en este lugar son raros!

"Maestra, ¿Le sirvo un poco más?" Preguntó Wang Hua con una brillante sonrisa en su rostro mientras se limpiaba las manos en su adorable delantal amarillo.

"...Mmm..." Asintió Bai Feng con la boca llena de comida.

"Oh~ maestra, su cara está llena de migajas... Un momento, la ayudaré" Wang Hua sacó un delicado pañuelo blanco y procedió a limpiar delicadamente los restos de comida en los labios de su maestra.

Honestamente a Bai Feng ya no le importaba mucho que Wang Hua se acercara tanto a ella, aunque al principio se sintió un poco extraña teniendo a un hermoso hombre limpiandole la cara, lavandole las manos y preparando su ropa... Con el tiempo empezó a acostumbrarse.

Creo que fue por el hecho de que Wang Hua casi se parece a un mujer...

El pequeño dragón dorado, Mu Jin Yue, puso los ojos en blanco al ver esta familiar escena íntima entre su maestra y Wang Hua.

¡Wang Hua! ¡Maldito! ¡Aún sigues sobornando a la maestra!

..........

"Maestra, ¿Por cuánto tiempo estará cultivandose?" Preguntó Mu Jin Yue con una expresión solemne en su pequeño rostro mientras cerraba el libro que hace un instante estaba leyendo.

"Mmm... Supongo que unos cuantos meses" Respondió Bai Feng.

"¿Ehhh?~ estaré varios meses sin poder ver a la maestra" Se quejó Wang Hua quien estaba guardando su delantal dentro de un armario en la cocina.

"Wang Hua, no seas egoísta, la maestra tiene que priorizar su cultivación...." Las palabras de Mu Jin Yue sonaban como las de un adulto regañando a su hijo.

"¿Hum? No te hagas el duro... Tú también quieres estar más tiempo con la maestra, ¿Verdad?" Wang Hua salió de la cocina con una sonrisa amable en su hermoso rostro.

"¿E-Eh?... Claro que no" Al escuchar las palabras de Wang Hua, Mu Jin Yue desvió la mirada para ocultar el rubor rojo que empezó a subir por sus mejillas.

Si, las palabras de Wang Hua dieron en el blanco.

Una sonrisa involuntaria se formó en los labios de Bai Feng al ver a las dos personas discutir amistosamente frente a ella. En todo este tiempo se había acostumbrado a la actitud adulta pero en ocasiones infantil de Mu Jin Yue y a la gentil y sincera atención de Wang Hua. Sin si quiera darse cuenta ya había aceptado a estas dos personas como parte de su vida.

"Bueno, estaré cultivandome en los campos elíseos durante los próximos meses... Cuidense y comportense bien"

"Maestra~ esta humilde bestia divina no merece que usted se preocupe por ella" Wang Hua, quien estaba reteniendo sus ganas de llorar de alegría por las palabras de su maestra no pudo evitar enrojecerse.

"M-Maestra, la estaremos esperando obedientemente" Mu Jin Yue trató de ocultar su alegre expresión bajo una mirada seria.

Escuchar a su maestra preocuparse por ellos hizo que tanto el gran dragón dorado como el majestuoso pavo real por poco estallaran en lágrimas ¡Su maestra ya los había reconocido!

Con una sonrisa satisfecha, Bai Feng se dió media vuelta para salir del palacio de jade y dirigirse a los campos elíseos.

............

Todo estaba tal y como Bai Feng lo recordaba, las flores de Lisademas eran un mar interminable que llegaba incluso hasta el horizonte, los árboles frutales de extraños colores sacudían sus hojas al ser movidas por el viento. Este era el único lugar en el que se podían encontrar árboles diferentes aparte de los enormes cerezos que florecían en todo el bosque. Según Mu Jin Yue en el jardín de los campos elíseos se podían plantar todo tipo de hierbas medicinales, ya sean flores, raíces o árboles.

Desde la última vez que Bai Feng había estado en los 'Tres picos del cerezo' ella ya había plantado decenas de hierbas y árboles los cuales crecieron en tan solo un día, este hecho sorprendió enormemente a Bai Feng. Para una doctora como ella, este lugar, que hacía que las plantas medicinales crecieran en tan poco tiempo, era un paraíso.

Después de unos minutos, Bai Feng se dirigió al centro del mar de flores. Se sentó en posición de loto, cerró sus ojos y comenzó a cultivar.

La sensación era la misma que la última vez, la cálida energía espiritual que producían las flores y todo el hambiente dentro del anillo, eran extremadamente puras. Esa misma energía espiritual comenzó a circular dentro del dántian de Bai Feng.

En esta ocasión, en lugar de esferas coloridas como la vez anterior, miles de hilos dorados parecidos a la seda comenzaron a envolver el cuerpo de Bai Feng.

Los hilos dorados se expandieron por todo el lugar. Pero lo más sorprendente era que todos esos hilos provenían de cada una de las flores de Lisademas. Todas y cada una de ellas se habían conectado con el cuerpo de Bai Feng y la energía espiritual que emanaban era suficiente como para llenar todo dentro de los 'Tres picos del cerezo'.

Señorita Prodigiosa: La Leyenda Del Doctor DivinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora