En las llanuras de arena oscura, el viento soplaba con brutalidad, cada vez que una ráfaga abatía sobre el terreno, levantaba una tormenta de arena punzante y aguda. El color rojo siniestro aún reinaba en el cielo, opacando la luz del sol. A lo largo y ancho de todo el entorno, no se encontraba ni el menor rastro de vegetación, solo el insoportable olor a azufre y a tierra muerta.
Pero en medio de la tormenta de arena, dos figuras luchaban arduamente contra las corrientes de viento. Se sabía que ambos eran hombres por su complexión alta y robusta, los dos usaban una capa larga hecha con piel de animal para soportar cada ráfaga.
El desierto negro, era el resultado de la guerra entre muñecos de barro y soldados imperiales. Debido a todas las muertes que ahí ocurrieron, la tierra dejó de ser fértil y los animales comenzaron a desaparecer. Al pasar los meses, la tierra murió al igual que las criaturas que en ella vivían. Esto también fue provocado por el humo venenoso que los Ni Kuilei emanaban cada vez que se reunían para la batalla, aunque el humo no era mortal en primera instancia, después de haberlo inhalado muchas veces, tu piel comenzara a pudrirse al igual que los órganos dentro de tu cuerpo.
Después de la creación de la barrera, las personas dejaron de pasar por el desierto negro, temiendo ser encontradas por los Ni Kuilei o sufrir un destino incluso peor que la muerte.
Fue por esta razón, que ver a dos personas atravesar esta vasta extensión de tierra muerta, era algo extremadamente raro.
Ambas personas continuaban caminando en silencio, el viento en ocasiones los empujaba hacia atrás, pero ambos apretaban los dientes y volvían a dar un paso al frente.
Estuvieron así por un largo tiempo, las horas pasaron muy lentamente y, en medio de la tormenta de arena, un solo minuto era una tortura desgarradora. Al final, uno de ellos no pudo continuar avanzando más y cayó al suelo, la capa de piel cubría su cuerpo magullado y si se observaba con más claridad, se notaría de inmediato las manchas de sangre en la ropa. La otra persona se detuvo, retrocedió unos cuantos pasos para ayudar al otro a ponerse de pié.
"¡Tan, tienes que levantarte!"
El hombre escuchó su llamado, apretó la mandíbula y usando todas sus fuerzas consiguió estabilizarse. Bajo la capucha, las gotas de sudor se amontonaron en su frente, "Yue-ge..."
El hombre que respondía al llamado de Yue-ge, sonrió levemente, aunque también se encontraba herido y la sangre goteaba de la comisura de sus labios, sus ojos aún eran resueltos y feroces, sin perder el espíritu de Guerrero que llegaba grabado en sus huesos.
"... Continuemos"
Xue Tan asintió con la cabeza y siguió de cerca a su hermano mayor, su vista se vió empañada por el polvo que se cruzaba en su camino, pero incluso con esto, sus pasos no se detuvieron.
El tiempo volvió a pasar, la tormenta se hacía más y más fuerte, el viento era tan feroz como para arrancarle una extremidad a alguien. Los dos hombres se tambaleaban con cada paso que daban, sus heridas ya se habían abierto nuevamente y la sangre comenzó a gotear.
"... Yue-ge... ya no puedo... ¡Agh!" Antes de que Xue Tan terminara de hablar, escupió un bocado de sangre y cayó de rodillas.
Xue Yue se detuvo abruptamente, extendió el brazo para tratar de ayudar a su hermano, pero antes de que avanzara, sus ojos captaron algo en medio de la tormenta.
"Tan, no te muevas" Xue Yue habló en voz bajo y se paró en frente de Xue Tan. Aunque ambos estaban gravemente heridos, él era el único que aún conservaba algo de fuerza en su cuerpo, su hermano menor se había herido por salvarlo, así que ahora era su turno de protegerlo.
"¡¿Quién está aquí?!" El rugido de Xue Yue se perdió y fue arrastrado por el viento.
Al principio nada extraño sucedió, pero después de unos minutos, una figura opaca y borrosa apareció de repente.
Xue Yue no perdió el tiempo mientras colocaba su mano en la empuñadura de su espada. Sus cejas se arrugaron y su mirada se volvió feroz, como una bestia lista para saltar y arrancarle la cabeza a su oponente. La figura también pareció sentir el peligro cerca, se movió hábilmente y se escondió entre la horda de arena.
El rostro de Xue Yue palideció, no podía detectar la presencia de la persona aún si utilizara todo su poder espiritual. Para casos como este, solo habían dos opciones. La primera era que esa persona no practicaba Artes marciales, por lo que no producía un aura espiritual. Y la segunda, era que esa persona era más fuerte que él, tan fuerte como para ocultarse completamente incluso frente a sus ojos.
En ese momento, Xue Yue rezó internamente para que no fuera la segunda opción, o de lo contrario, tanto él como su hermano estarían perdidos.
Mientras Xue Yue pensaba, la misma figura de repente apareció a unos cuantos metros de él. Los ojos de Xue Yue se volvieron agudos como el filo de su espada, mientras cargaba directamente contra la misteriosa figura. Pero justo cuando estaba a punto de apuñalarlo, su visión se volvió borrosa y de pronto todo se tornó totalmente negro...
Bai Feng estaba estupefacta. Se quedó inmóvil como una roca mientras observaba al hombre que de un momento a otro se desmayó frente a ella. Sus ojos no tenían expresión alguna, solo una profunda confusión. Desde hace un rato notó que dos personas también se encontraban atrapadas en la tormenta de arena, al principio no les prestó atención ya que su poder era muy débil, pero después de ver cómo el hombre la atacaba de repente, ella estaba lista para contraatacar.
Pero... ¿Quién diría que las cosas terminarían así?
Los ojos azules de Bai Feng se cubrieron de escarcha, observó al hombre que estaba a punto de ser enterrado bajo la arena y luego dirigió su mirada a la otra persona no muy lejos de allí. Solo bastó una mirada para saber que ambos no estaban en condiciones de pelear, habían perdido mucha sangre y prácticamente era un milagro que ambos hubieran sobrevivido hasta ahora.
No muy lejos, Xue Tan se congeló en estado de shock, ver a su hermano caer de repente y no levantarse le causó gracia y a la vez ganas de llorar. Levantó la cabeza y observó en silencio a la persona vestida de rojo que estaba de pié en medio de la tormenta. Se sorprendió al encontrarse con un muchacho joven y de buena apariencia, incluso con las mortales ráfagas de viento cuya arena cortaba la piel, el joven no se movió y aún mantuvo una inusual indiferencia.
¿Quién es esta persona?
ESTÁS LEYENDO
Señorita Prodigiosa: La Leyenda Del Doctor Divino
Random"Quiero que te cases conmigo" dijo cierto príncipe de cierto país. "¿Estas soñando? ¡Yo se lo pedí primero!" dijo el arrogante rey de los demonios mientras fruncía el seño. *Suspiro* "No veo el motivo de su discusión, al fin y al cabo ella será mía"...