El libro de las almas

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Para cuando Bai Feng recuperó los sentidos, se encontraba sentada dentro del gran salón del palacio de jade, dentro de su espacio dimensional, los tres picos del cerezo. Su mente aún continuaba en un estado caótico, cientos de palabras racionales chocaban con los sucesos anormales que vivió hace un instante. Su corazón se sentía apretado y la confusión le impedía respirar con normalidad. Esta era la primera vez en toda su vida que experimentó una sensación tan incómoda como esta, esta clase de apresión interna... era lo mismo que sentirse el objetivo de alguien y no poder hacer nada para evitar convertirte en la presa.

Después de un duro momento en silencio, Bai Feng por fin logró calmar los frenéticos latidos de su corazón, soltó un leve suspiro y lentamente se puso de pie.

En este momento no usaba su característica máscara dorada, así que se podía ver claramente las hermosas facciones de su rostro, que en este momento eran inexpresivas y difíciles de leer.

"¡Maestra!"

Desde la puerta del salón, un adorable niño de brillantes cabellos color oro se acercó corriendo con el semblante tan pálido como el humo del incienso.

Bai Feng no dijo nada, sólo se volteó y lo miró con sus fríos y vacíos ojos azules.

El pequeño cuerpo de Mu Jin Yue se estremeció involuntariamente, sus pasos se hicieron un poco más lentos mientras sus grandes ojos dorados se llenaban con un sentimiento indescriptible. Esta era la primera vez que veía a su maestra poner una cada como esa... Vacía, inflexible, inexpresiva y tan fría como un iceberg milenario.

"... Maestra..." Mu Jin Yue se detuvo a unos cuantos pasos de Bai Feng, mientras trataba de llamarla con la voz levemente temblorosa.

"... Mu Jin Yue, ¿que demonios fue todo lo que ocurrió hace un momento?" Las esbeltas cejas de Bai Feng se fruncieron mientras hacía esa pregunta.

El dragón dorado se tensó cuando escuchó eso, bajó la cabeza y apretó fuertemente sus  pequeños puños debajo de su manga, sus grandes ojos se llenaron de una leve capa brumosa, casi parecía derramar lágrimas al siguiente momento.

Bai Feng vió su vacilación y la inquietud en su corazón se hizo cada vez más pesada.

Pero fue en ese momento, cuando una magnética voz masculina se escuchó en el lugar.

"Permítame responderle esa pregunta, maestra"

El aullador nocturno, Yun Xiao, entró al salón, acompañado de Wang Hua y el quilin de fuego, Yan, quien se apoyó en el marco de la puerta.

Yun Xiao aún mantenía su estoica expresión libre de emociones, pero sólo él sabía que en este momento, su corazón estaba realmente lastimado. No por él, ni por sus compañeros, sino por las dificultades que se le presentaron a su maestra mientras se encontraba fuera del espacio dimensional, aunque no podría ser considerado su culpa, ellos, como sus bestias contractuales, siempre tuvieron la obligación de proteger y servir a su amo.

Mientras Yun Xiao de sentía cada vez más amargo, Bai Feng, quien hasta el momento sólo lo había estado observando, decidió abrir la boca.

"No quiero que me expliques cosas irrelevantes, lo que quiero es una explicación que me haga entender a fondo lo que sucedió" Aunque la voz de Bai Feng era pausada y sin prisa, sus palabras contenían hielo, haciendo saber que lo que ella dijo no era una petición, sino una orden.

Las cejas de Yun Xiao se levantaron un poco, pero rápidamente ocultó su sorpresa y asintió obedientemente. Luego, se dió la vuelta y dijo "Por favor, sígame"

Bai Feng no dijo nada más, se giró y camino detrás de Yun Xiao.

Wang Hua, Yan y Mu Jin Yue no dijeron nada en todo el camino, sólo se dedicaron a seguirlos por detrás, sin pronunciar la más mínima palabra.

El grupo de personas caminó por los largos corredores del palacio de jade. En el trayecto, el único sonido que se podía escuchar en aquél silencioso lugar, era el sonido de los pasos que producían mientras caminaban.

Bueno, de todos modos, nadie estaba dispuesto a ensamblar una conversación, el humor de todos era considerablemente sombrío.

Después de unos minutos, que parecían haber durado años, al fin llegaron a su lugar de destino, el pabellón del cultivador inmortal.

Un sentimiento extraño brotó en el corazón de Bai Feng al ver los enormes personajes gravados en la parte delantera de la puerta. Aquí fue donde su camino como cultivadora inició, el lugar en el que encontró el huevo dorado del que salió Mu Jin Yue, y por así decirlo, la raíz de casi todos los misterios que se encontró en el camino.

Yun Xiao se adelantó y abrió la puerta, produciendo un chillido que hizo eco en los corredores.

El lugar no había cambiado mucho desde la última vez en el que Bai Feng estuvo aquí. Los interminables libros aún llevaban hasta el techo, largos y anchos estantes estaban puestos en todas direcciones, filas y más filas de libros amontonados unos sobre otros en las mesas, y el enorme candelabro de cristal que otorgaba luz, aún permanecía tieso en su lugar. De todo eso, incluso el pedestal de jade que sostenía el huevo dorado aún estaba ahí, sólo con la diferencia de que el huevo ya había desaparecido desde hacía mucho.

"Wang Hua, ve a buscar el libro de las almas en el cuarto estante a tu derecha. Yan, tú ve a buscar las escrituras de los cuatro coros del milenio" Yun Xiao se dirigió a ambos mientras les daba las indicaciones.

"Esta bien" Tanto Yan como Wang Hua contestaron al mismo tiempo antes de retirarse.

Después, Yun Xiao se giró hacia Bai Feng y apuntó a una mesa cercana, "Maestra, venga a sentarse un momento con el dragón dorado y conmigo"

Bai Feng no tenía nada por lo que objetar, así que asintió con la cabeza y se sentó obedientemente frente a la mesa. Yun Xiao también se sentó y a su derecha Mu Jin Yue siguió su ejemplo.

Viendo que ya no había nada por lo cual demorarse, Yun Xiao suspiró con pesadez y habló, con una voz ligeramente baja, "... Maestra, sé que de seguro debe estar muy confundida en este momento y espera obtener una explicación sobre la extraña situación que experimentó, pero lamento decirle que ni siquiera nosotros podemos explicarme con claridad las cosas... Así que en este momento, lo mejor sería consultar a esta biblioteca, ya que los conocimientos que en ella se encierran, son mucho más antiguos que los nuestros, las bestias divinas"

Fue en ese momento, cuando Wang Hua regresó con un grueso libro negro entre las manos.

"¿Eso es?" Preguntó Bai Feng, señalando el libro en manos de Wang Hua.

Yun Xiao la observó inexpresivamente y luego abrió la boca, sus palabras sombrías, "Es el libro de las almas, en sus páginas se encuentran verdades que ni los dioses podrían ocultar, la historia de este mundo fue escrita en él... Este libro fue una de las creaciones de los poderes Yin y Yang... Y en este momento, es la respuesta a todas sus preguntas"

Señorita Prodigiosa: La Leyenda Del Doctor DivinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora