El regreso de un genio (1)

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"Es una píldora regeneradora de la vitalidad, te ayudará a aguantar el dolor, servirá como anestésico" Bai Feng no levantó la mirada, ella se inclinó mientras se arrodillaba en el suelo frente a Xue Yan.

En sus manos aparecieron varias agujas tan delgadas como el grosor de un cabello que emitían un brillo siniestro bajo el resplandor de la luna.

Xue Yan no dudo más y se llevó la píldora 'regeneradora de la vitalidad' a la boca.

Al siguiente momento, todo el cuerpo de Xue Yan se tenso de repente y su sentido del tacto se volvió completamente inactivo desde la cadera para bajo.

"No te preocupes, es el efecto del medicamento, solo afectará una parte de tu cuerpo" Bai Feng notó la mirada sorprendida de Xue Yan y le explicó con calma.

"Ya veo" Dijo Xue Yan mientras suspiraba con alivio.

Lo que Bai Feng dijo fue cierto, durante el procedimiento de acupuntura, Xue Yan casi no sintió nada, aunque no sabía si se debía al medicamento o a su lesión.

Durante algún tiempo Xue Yan no hacía nada más que observar las delicadas acciones de Bai Feng. La forma en la que movía las agujas era muy hermosa, movimientos elegantes, centrados y bellos...

Pero de pronto la atención de Xue Yan se posó sobre las esbeltas manos de jade de Bai Feng. Tenía los dedos largos con las puntas ligeramente rosadas, eso sin mencionar que sus uñas eran tan hermosas y brillantes como trozo de cristal... Estas manos eran demasiado pequeñas... Casi como las de una chica....

Mientras Xue Yan estaba absorto en sus pensamientos, de repente sintió una punzada de dolor en sus piernas. Sorprendido bajó la mirada y se encontró con un par de diabólicos ojos azules como el cielo.

"¿Duele?" Una provocadora sonrisa se formó en los encantadores labios de Bai Feng.

Xue Yan estaba completamente estupefacto, aunque tenía muchas preguntas en este momento, solo pudo asentir con la cabeza.

¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez que sintió dolor?

Bai Feng observó a Xue Yan durante unos minutos antes de decir.

"Eso no es nada, será mejor que apretes los dientes"

Efectivamente, después de las palabras de Bai Feng, una oleada de dolor y agonía azotó cruelmente ambas piernas de Xue Yan.

Bai Feng continuo con el tratamiento de acupuntura y con ayuda de la píldora 'regeneradora de la vitalidad' el dolor fue disminuyendo lentamente.

El tratamiento continuó hasta que los primeros rayos del sol comenzaron a salir desde el horizonte iluminando a los hermosos pétalos de durazno que bailaban con el viento en todos las direcciones.

"Termine"

Bai Feng se secó el sudor de la frente mientras se ponía de pie y se estiraba la espalda.

"¿Eso es todo?"

Xue Yan pronunció esas palabras mientras jadeaba.

"Si, ¿Puedes tratar de ponerte de pie?"

Bai Feng se giró y miró a Xue Yan, luego le extendió la mano para que este la cogiera.

Los ojos de Xue Yan se iluminaron junto con los sentimientos complejos que comenzaban a nacer en su corazón. Lentamente estiró la mano para coger la pequeña y suave mano de la otra persona. Una vez que ambas manos se tocaron, Xue Yan sintió la necesidad de aferrarse fuertemente a la cálida mano que le dió tanta esperanza. Él no quería soltarla nunca.

Bai Feng era totalmente inconciente de los pensamientos que pasaban por la cabeza de Xue Yan, ella cogió la gran y esbelta mano de Xue Yan mientras tiraba de él.

Xue Yan se tambaleó un poco antes de apoyarse en el cuerpo de Bai Feng quien lo ayudó a ponerse de pie.

Bai Feng puso sus brazos alrededor de la cintura de Xue Yan para poder estabilizarlo.

Mientras ambos cuerpos estaban muy juntos, Xue Yan pudo sentir un leve pero agradable olor a medicina y flores que emanaba del cuerpo de Bai Feng. Esto hizo que el corazón de Xue Yan latiera ferozmente mientras se sonrojaba, él tenía miedo de que la persona que lo abrazaba por la espalda sintiera el arduo latido de su corazón.

Mientras miles de pensamiento pasaban por la cabeza de Xue Yan, Bai Feng quien continuaba abrazándolo lo soltó de repente.

Fue solo en ese momento en el que Xue Yan se dió cuenta de que había estado parado desde ya hace mucho tiempo.

"¿Ves? Te dije que te curaría" Una orgullosa sonrisa se formó en los hermosos labios de Bai Feng.

Cuando Xue Yan se puso de pie le costó un poco dar algunos pasos, luego de un tiempo comenzó a caminar con algo de dificultad hasta que finalmente empezó a correr.

Xue Yan estaba tan feliz que no se contuvo y corrió por todo el jardín, en su rostro se encontraba una sonrisa aún más hermosa que las flores que florecían a su alrededor, los pétalos caían sobre él mientras el cálido brillo del amanecer cubría su esbelta figura.

Xue Yan miró al cielo con una cálida sonrisa... La cual, esta vez parecía ser de verdad. Luego fijó su mirada en Bai Feng y sin esperar a que esta tuviera siquiera la oportunidad de hablar, la envolvió entre sus brazos.

"¡Gracias! Muchas gracias" Xue Yan abrazo con fuerza a Bai Feng mientras hundía su cabeza un uno de los pequeños hombros de la persona de rojo.

Ser envuelta en unos gentiles y fuertes brazos, sobresaltó a Bai Feng.

Su cabeza estaba enterrada en el amplio pecho Xue Yan, al principio trató de resistirse un poco, pero luego de varios intentos fallidos, se rindió y correspondió el abrazo.

Estuvieron en esa posición durante algún tiempo hasta que Xue Yan se dió cuenta de lo que estaba haciendo, rápidamente se apartó mientras desviaba la mirada avergonzado.

"Lo siento" La voz de Xue Yan sonaba muy apenada, aunque... Honestamente hubiera querido seguir abrazando a la persona cuyo aroma se grabó en él.

"No hay problema... Pero no lo vuelvas a hacer" Bai Feng se sentía algo extraña ya que ser tocada por otra persona era algo a lo que no estaba muy acostumbrada.

Xue Yan observó en silencio a la persona que siempre vestía de rojo, un extraño sentimiento pasó por sus hermosos ojos verdes, era algo que él nunca antes había sentido...

Señorita Prodigiosa: La Leyenda Del Doctor DivinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora