El tiempo pasó muy rápidamente mientras Bai Feng se encontraba en los tres picos del cerezo reanudando su entrenamiento.
Pero durante todo ese largo año, las cosas en el mundo exterior eran prácticamente irreconocibles.
"¡Corran! ¡Se están acercando!"
"¡¿Qué diablos son esas criaturas?!"
"¡Ayuda!"
Las personas en las calles corrían desesperadamente de un lado a otro, algunos yacían en el piso sin ningún rastro de vida mientras otros lloraban. Nadie lograba entender como había sucedido todo esto, de la noche a la mañana, el cielo se volvió completamente negro, un gran agujero apareció en lo alto y de su interior miles de criaturas hechas de barro salieron disparadas matando a todo aquel que se interpusiera en su camino.
El emperador ya había mandado a muchas tropas de batalla para enfrentar la catástrofe y salvar tantas vidas como pudieran. Pero estas extrañas criaturas eran igual a las cucarachas, sin importar cuánto las aplastarás aún continuaban viniendo y cada vez eran muchas más.
El país de Bai Xi fue declarado en un serio estado de emergencia, pero no fue el único. Muchos otros países del continente también se vieron involucrados, esto era igual a la guerra que ocurrió hace miles de años entre los dioses y demonios. El mundo una vez más se sumió en el miedo y la oscuridad, el poder, el estatus, el dinero, nada servía ni tenía importancia ahora.
Los únicos que tenían más probabilidades de sobrevivir a esta era del Armagedón eran sin duda los cultivadores. Poderosas familias de cultivadores y sectas espirituales viajaron a las fronteras para poder formar su base de defensa.
El mundo estaba en crisis y las personas que vivían en él se extinguían cada vez más.
Pero mientras esa tragedia sucedía, algunas templos sacerdotales decidieron pedir la ayuda de los dioses guardianes del imperio de Bai Xi, rogaron días completos por la protección de los dioses, hasta que por fin, una gran barrera de luz divina se formó alrededor de las montañas, cubriendo las fronteras y los extensos bosques del país.
Ahora, los únicos lugares que se podían considerar seguros eran los bosques y la cordillera que separaba a Bai Xi de los demás países. Todo lo demás, la capital, las ciudades y los pueblos fueron invadidas por las extrañas criaturas de barro, y los pocos humanos que fueron atrapados por ellos, se convirtieron en esclavos al servicio de esos monstruos.
En tan sólo un corto año, el mundo había cambiado por completo. El cielo se volvió de un sombrío color rojizo y la tierra ya no era fértil ni vasta como antes. Sin importar el lugar en el que se encontrarán, sólo habría muerte y sangre derramada por doquier. Las personas no se atrevían a salir de la barrera protectora, ahora vivían atrapados en su propia tierra, excluidos del mundo y esperando arduamente el día en el que la pesadilla terminara y el cielo volviera a ser de un bello color azul.
"Mier**, llevamos horas caminando y no encontramos absolutamente nada que comer, esos malditos Ni Kuilei se llevaron casi todo..." Gruñó un joven cultivador vestido de blanco, en su pecho se encontraba una insignia en forma de flor, la marca de su secta.
"No seas impulsivo, tenemos que apresurarnos y volver a la barrera, el maestro se enojará si descubre que hemos salido sin su permiso" Una bella mujer con el mismo traje que el joven habló con una voz estricta.
El joven se giró hacia ella, "Hermana aprendiz, no te preocupes, cuando encontremos algo de comer, Shifu no se enojará con nosotros"
"Bueno, pero terminemos de una vez para regresar, este lugar es peligroso" Dijo la joven.
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Señorita Prodigiosa: La Leyenda Del Doctor Divino
Random"Quiero que te cases conmigo" dijo cierto príncipe de cierto país. "¿Estas soñando? ¡Yo se lo pedí primero!" dijo el arrogante rey de los demonios mientras fruncía el seño. *Suspiro* "No veo el motivo de su discusión, al fin y al cabo ella será mía"...