Capítulo 30: Tomando el control

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A la mañana siguiente, Minho se despertó sin entender muy bien donde estaba. Y grande fue su sorpresa al descubrir que era la casa de Taemin, pero aun mayor impresión le causo darse cuenta sobre que estaba durmiendo. Levanto la vista viendo un Lee que dormía sentado en el sofá de su casa con una mano en su cabeza. Flashes de la noche anterior llegaron a la mente del alto. Se sentó lentamente tratando de no despertar al rubio. Quería creer que todo había sido una de sus horribles pesadillas, pero el hecho de que este en ese lugar y sentir esa aflicción en el pecho confirmaba que no era así. Miro al joven dormido a su lado; parecía una pintura extraída de un cuadro. Una punzada de culpa lo ataco "¿cuánto tiempo se habrá quedado despierto consolándome?" no lo sabía y no lo iba a saber, pero era obvio que se había quedado dormido en el proceso. Se levantó con el mayor de los cuidados posibles y se dirigió al baño. Se lavó la cara tratando de borrar un poco los ojos rojos que tenia de llorar, pero era inútil, tanto el dolor como esos ojos no se iban a ir tan fácil. Se quedó mirando en el espejo tratando de asimilar todo lo que había pasado, tratando de aceptar la realidad.

-Minho – lo llamaron a la puerta del baño.

- Si, ya salgo – respondió fingiendo una voz animada. Rápidamente seco su cara, acomodo un poco su pelo y salió. El Lee ya había hecho demasiado por él, no quería asustarlo más.

- ¿Cómo sigues? – pregunto preocupado.

- Mejor – mintió el alto – Creo que tengo que volver a mi casa, mis padres deben estar algo preocupados – volvió a mentir. No le importaba como estaban sus padres, solo quería salir de ahí para poder llorar con libertar y poder dejar de fingir.

- ¿No quieres comer algo antes de irte? – cuestiono tratándolo con delicadeza. Esa faceta del rubio era nueva para el morocho. "Supongo que así es Lee Taemin cuando estas realmente herido"

- No, está bien – no quería sonar descortés, pero no sabía cuánto tiempo más iba a poder estar ahí sin llorar – gracias por todo lo que hiciste por mi ayer. No sé qué hubiera hecho sin ti – las mejillas de Taemin se pusieron color carmesí y el corazón del alto latió fuerte en su pecho "Por lo menos sigue funcionando" pensó en forma de consuelo.

- No fue nada – respondió casi sin mirarlo. Rápidamente entro en su habitación y saco del lugar la ropa del morocho – La mayoría de las cosas ya están secas, pero no todas, te convendría cambiarte cuando llegues o te vas a enfermar – Minho sonrió al tomar las cosas y volvió a entrar al baño para cambiarse. Pero en cuanto cerró la puerta se sentó en el inodoro a pensar. Tenía que irse de ahí, ya había molestado mucho a Lee y no sabía cuánto tiempo podría soportar no llorar, pero Taemin tenía un halo a su alrededor que lo hacía sentir tranquilo. Sabía que en cuanto diera un paso afuera de ese lugar seria su ruina. Con mala gana se cambió la ropa y salió del lugar. El rubio se encontraba desayunando en el pasa platos y al lado de él estaban las cosas del alto.

- Creo que algunas cosas se te mojaron – El morocho tomo su mochila colgándosela del hombro. Lee dejo su comida y fue hacia la puerta para abrirla – ¿seguro que estas bien? – pregunto preocupado con la puerta entornada

- Si – sonrió falsamente, pero al instante la borro. No estaba engañando al joven – bueno, no lo estoy, pero tengo que ir a mi casa – Minho se acercó un poco al chico, no sabía que reacción iba a tener, pero no le importaba. Deposito un ligero beso en su mejilla y antes de separarse le dijo al oido "muchas gracias". Sin dejar que el rubio reaccionara abrió la puerta por completo y salió del lugar. Lee llevo su mano a ese cachete, pero el alto no pudo verlo.

Habían pasado dos semanas desde ese día en el aeropuerto. El morocho no había vuelto al colegio ni había aparecido por las clases de su curso. Según se habían enterado sus compañeros se había enfermado muy mal después de ese día y se pasaba los días en cama, pero todos sabían que era una excusa. El joven había caído en una depresión muy grande. Lo último que se había enterado de Luna era que había llegado bien y después de eso había dejado de preguntar. No quería tener contacto con ella por un tiempo. Tanto Key como Onew habían ido a visitarlo e intentado que saliera, pero no lograban hacerlo reaccionar. Ya era sábado al mediodía, ese día Minho tenía el examen de fin de curso, pero él seguía durmiendo. El sonido del timbre lo despertó, miro a la ventana y vio que ya era muy tarde. Tambaleando se levantó de la cama y fue al baño. Los últimos días lo único que hacía era ir del baño a la cama, sin embargo, cuando estaba en el pasillo volviendo a su cuarto unas voces en el piso de abajo llamaron su atención. Su madre hablaba con alguien en el living, el alto bajo un par de escalones y pudo escuchar una pequeña parte de la conversación.

ChoiLee del odio al amor (2min)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora