Capítulo 46: Adiós

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No sabrían decir cuanto tiempo se habían quedado ahí abrazados, llorando, tratando de consolar aunque sea un poco de su dolor, pero no les importaba, ninguno de los dos querían separarse. Taemin se aferraba al cuerpo de Minho con desesperación y cuando las fuerzas para mantenerse en pie lo abandonaban era el alto el que no le permitía caer. Cada lágrima era recibida con caricias y cada frase hiriente cubierta con una de amor. El cielo seguía tan negro y cubierto como cuando habían llegado, pero el castaño podía darse cuenta que el tiempo había pasado por el frio que comenzaba a soplar.

-Taemin... - trato de alejarse un poco para poder mirarlo a la cara, pero inmediatamente el chico se volvió a ocultar en su pecho.

- no... - fue la única respuesta que obtuvo, pero a pesar de que el níveo no lo notara, estaba tiritando y Minho si lo hacía, porque a pesar de estar embriagado por todas esas emociones, la que prevalecía era la conciencia del joven a su lado.

- Tenemos que volver... no podemos seguir aquí – hablo suave, tratando de ser comprensivo y delicado con el chico que parecía que se rompería con la más leve brisa.

- no por favor... - pidió siendo esta vez el mismo Taemin el que se alejaba para mirarlo. No era que estar con él hubiera podido hacerlo olvidar lo que estaba pasando, ni que disminuyera su dolor, solo sentía que ya no tenía fuerzas para lo que venía. No quería pensar en las personas, en el futuro, en su vida... solo quería quedarse ahí, llorando junto a él.

- Vas a enfermarte – dijo recorriendo con su mano la piel helada de los brazos del morocho, pero eso no le importaba, lejos estaba de importarle en ese momento su salud – Y yo también si sigo aquí... - continuo y eso si logro hacer reaccionar al joven. Y lejos de dedicarle una respuesta con palabras simplemente se acomodó un poco mejor sobre el pecho del castaño, de cierta forma que pudiera caminar aun rodeado por los brazos del chico y esa fue la señal suficiente para Minho de avanzar.

Caminaron bajo la lluvia cerrada las 4 cuadras que separaban la plaza de la casa de Taemin. No hubo palabras entre ellos, pero si debieron parar unas cuantas veces cuando los ataques de llantos del níveo eran tan fuertes que no les permitían avanzar. Entraron al edificio y el morocho volvió a aferrarse al muchacho con desesperación, ya había cumplido con lo que le había pedido, ahora necesitaba que lo dejaran ahí. Pero para Minho las cosas estaban siendo realmente extrañas, desde que había recuperado su memoria todos sus pensamientos se habían centrado en Taemin, aun cuando estos parecieran atacarlo, no era lo importante en ese momento, solo los dejaba pasar cuando le brindaran algo de información útil con respecto al morocho, pero ahora, parado en esa casa, los recuerdos de su pasado no parecían tener filtro, porque miles de imagines de él en ese mismo lugar lo invadieron. Juegos con el níveo, charlas con Donghae y Victoria, comidas compartidas, noches ahí... todo... había pasado tanto tiempo en ese lugar que no podía creer que antes no se hubiera dado cuenta "es más pequeño que en mis recuerdos..." pensó extrañado mirando todo a su alrededor. Las imágenes de él de grande y de pequeño se fundían para conformar una sola "La primera vez dormí en su cuarto..." analizo recordando todas las noches en vela que habían pasado de pequeños ahí "y ahora está en la de su madre..." La mayoría de las cosas estaban iguales "pero todo cambio..." se dijo volviendo a ese momento. Ese en el que la persona que más quería había perdido a su hermano y lo necesitaba. Abrazo con más fuerza el cuerpo del joven sin poder creer aun que estuviera ahí, con vida... de alguna forma se sentía agradecido. Notando ahora fuera de esa tormenta lo realmente frio que estaba el cuerpo del chico.

-Taeminnie... estas helado – le espeto preocupado sin saber si los espasmos que sentía eran por el llanto o por el frio – tienes que bañarte.

ChoiLee del odio al amor (2min)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora