Capítulo 16

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Yoongi

Maldito Jimin. Maldita debilidad.

Intenté resistirme y rechazarlo pero mi deseo por él sólo parecía crecer más y más.

No estaba seguro de que tanto Jimin se creía sus propias palabras sobre no tener ningún compromiso entre nosotros, pero me pudo. Al menos lo suficiente para seguir con lo que sea que estábamos haciendo.

Quería volver a besarlo y acariciarlo. Eso sí estaba dispuesto a hacerlo y lo otro...pues...lo decidiría en el momento. Tal vez pudiese ser más fuerte de lo que creía y conformarme solo con eso.

Pero cuando lo vi llegar esa tarde a casa, con su lindo y prolijo uniforme de escuela, supe que no me la iba a hacer nada fácil.

- Podrías haber ido a tu casa a cambiarte ¿no? - comenté una vez que lo hice pasar.

- Me dijiste que viniera después de clases.

- Sí, bueno...no tenías que tomarlo tan literal.

- ¿Te molesta mi uniforme? - preguntó inocentemente.

El tonto de Jimin no tenía ni idea de lo que me provocaba verlo con el uniforme escolar. Le quedaba demasiado bien.

- Es un poco fuerte...considerando las ganas que tengo de besarte ahora. Eso solo me recuerda que eres un adolescente.

- Si te molesta...me lo saco - me miró algo tímido.

- No, ahora te quedas así. Ya decidiré yo si te lo saco o no.

Pareció intimidarse con mi comentario y no me dijo nada.

- Pero antes de eso...necesito que me ayudes a cargar todas esas cajas al auto. - agregué y él volteó a ver unas cuantas cajas gigantes que señalé detrás de él.

- ¿Qué hay allí?

- Unos muebles que desarmé y que ya encontraron dueño. Tengo que ir a llevarlos ahora.

- Oh...

- ¿Creíste que el trabajo ya se había terminado, Park? No todo en la vida es diversión. - le sonreí.

- Está bien. Luego me pagarás bien por esto. - me siguió el juego.

Travieso Jiminie.

- ¿Ya comiste? - pregunté mientras empezábamos a llevar las cajas al auto.

- No. En realidad no había pensado en la comida.

- Está bien. Pasaremos por unas hamburguesas en el camino.

- No tengo mucha hambre, hyung.

- Te las vas a comer igual ¿me escuchaste?

- Tal vez solo una ensalada para mí.

Solté la caja que llevaba en el asiento trasero del auto y tomé a Jimin de su barbilla obligándolo a mirarme.

- Olvídate de esa estupidez de la dieta. Estás lindo. Muy lindo.

- Yoongi... - la carita se le puso roja y me encantó. El Jimin travieso y atrevido me gustaba. Pero el Jimin inocente y tímido. Dios, ese me encantaba.

Una vez que cargamos todo, subimos al auto y nos fuimos. Como dije, en el camino compré hamburguesas y obligué a Jimin a comérselas aunque mucho no se resistió. Al fin y al cabo ¿quién se resiste a la comida chatarra?

- ¿Qué tal la escuela hoy? - pregunté mientras comíamos y manejaba.

- Igual que siempre. Bueno, no en realidad. Una compañera va a declararse mañana y no sé qué hacer.

Cuídame - YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora