Capítulo 28

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Yoongi

Al día siguiente de la primera vez que estuve con Jimin, no supe mucho de él. Supuse que seguía castigado y que su madre no lo dejaba salir. Tampoco me contestaba los mensajes que le había enviado. No estaba preocupado ni nada, pero tenía la necesidad de hablar con él y saber cómo estaba, cómo se sentía.

Sabía que su madre no estaba en casa porque la había visto cuando se fue a trabajar esa mañana, así que si Jimin seguía suspendido en la escuela, entonces debía estar solo. Aproveché y me crucé enfrente hacia su casa para ir a verlo.

Golpeé la puerta y en tan solo un minuto oí pasos acercándose. Cuando me abrió y me vio allí, sonrió y me abrazó, rodeando mi cuello con sus brazos.

- ¿Sigue castigado el bebé? - pregunté abrazándolo yo también.

- Castigado, y suspendido, encerrado en mi cuarto, como una princesa en su torre. - bromeó y ambos nos reimos. - Te extrañaba.

- Yo también, Jimin, por eso vine a verte. - tomé su rostro con mis manos y le di un buen beso en la boca.

- Quería escaparme para ir a verte, pero tengo vecinos muy chismosos, si me ven salir de la casa, le van a contar a mamá, y si se entera que la desobedecí, me va a matar. También me quitó el celular.

- ¿Ni siquiera puedes venir a visitarme a mí?

- No, no puedo salir a ningún lado hasta que me levanten la suspensión en la escuela y pueda volver a clases. Creo que solo serán tres días, pero de todas formas mamá está histérica y muy enojada conmigo.

- ¿Le contaste por qué te peleaste en realidad?

- No, todavía no. - respondió mirando el suelo, con tristeza.

- Está bien. Todo va a estar bien. - lo animé.

Seguíamos hablando en la entrada de su casa y luego me hizo pasar.

- Se supone que no debo recibir visitas tampoco, así que mejor que nadie se entere que estuviste aquí. - me explicó.

- Vaya, tu mamá es estricta. No recuerdo ni una vez que mi madre me haya castigado. Cuando me portaba mal solo me daba una buena bofetada y eso me acomodaba las ideas.

- Lo que pasa es que mamá está acostumbrada a que siempre me porte bien y que sea un angelito, entonces cuando pasan cosas así no sabe qué hacer y se pone como loca.

- Bueno, tu madre debería saber que no eres ningún angelito. - me acerqué a Jimin y lo tomé de la cintura poniéndolo bien cerca de mi cuerpo.

Empezamos a besarnos muy apasionadamente como si hubiesen pasado siglos desde nuestro último beso. Apenas ponía mis manos sobre su cuerpo, me encendía enseguida, lo deseaba tanto.

- ¿Sigues adolorido? - pregunté.

- Más o menos, ¿por qué? ¿quieres volver a...?

- No hoy, voy a ser piadoso contigo y esperar que te recuperes mejor.

- Bueno pero podemos...seguir besándonos y...haciendo otras cosas. - la mano de Jimin descendió hasta mi bulto y me acarició suavemente allí.

- ¿En tu casa? ¿Entonces quieres seguir portándote mal, Jiminie?

Me respondió con una risita picarona y luego me tomó de la mano para llevarme a su cuarto.

Caímos en su cama entre risas y besos, y luego se colocó encima de mí para continuar con lo que había empezado en la sala. Me sentía un poco raro haciendo esas cosas en el cuarto de Jimin, sabiendo que estaba castigado, y que su madre podría volver y descubrirnos en algún momento, pero también era malditamente excitante. Metió su mano en el interior de mi pantalón y ropa interior y empezó a masturbarme. Nos mirábamos a los ojos mientras yo gemía sin vergüenza alguna. Eran tan erótico porque no quitábamos nuestros ojos de encima en ningún momento, solo observándonos disfrutar el uno del otro.

Cuídame - YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora