Esa mañana, se despidió de las chicas temprano, con la excusa de ir a buscar algo a su habitación. No soportaría estar ahí mucho tiempo más. Lo que habían hablado la noche anterior le hizo entender, que su amigo no estaba cien por ciento equivocado. Leah no era la persona que él pensaba. Su relación no había estado tan mal, y casi nunca peleaban.
Habían salido el fin de semana anterior a almorzar, a pasear y a una fiesta ¿qué había hecho mal?
Supo inmediatamente la respuesta. Nada. Él no había hecho nada malo, era Leah la culpable de todo y ya se estaba hartando.
Furia, decepción, molestia, tristeza, angustia, celos, resentimiento, desilusión, ilusión, todas esas palabras podían simplificarse en lo que él solía llamar amor con Leah. Joder, la quería, pero esto no se iba a terminar así. Él averiguaría más cosas, averiguaría lo que le escondía, averiguaría su maldito secreto, terminaría con ella y ¡Se largaría de ese lugar!
- ¡Podrías fijarte por donde caminas! -le gritó la morena.
- Lo siento, eh -murmuró a penas, no estaba de buen humor para alguna pelea- pero no tengo ojos en la espalda.
- Claro que no tonta -se fijó en ella, y un pensamiento no pudo escaparse de su mente… estaba hermosa.
- Yo tampoco, pero te agradecería que te fijaras por donde caminar, hay algunas que tenemos el cuerpo con llagas eh -no entendió lo que quiso decir, pero tampoco estaba con el ánimo que pedirle que le explicara.
- Está bien -se iba a dirigir a abrir la puerta, pero su voz lo interrumpió.
- Supe que te quedaste donde Leah -se detuvo al escuchar su nombre- ten cuidado eh.
- ¿Porqué? -se giró a verla.
- Te puede llevar por el mal camino -soltó una carcajada, y caminó por el pasillo.
Mal camino, ¿qué mierda significaba eso?
En la habitación estaba Josh literalmente tirado sobre su cama, con una expresión sombría y de confusión.
- Hey -llamó su atención- ¿qué te sucede?
- No sé, ósea si sé, pero no quiero saberlo ¿entiendes?
- No, no entendí, soy un hombre, ¿entiendes? -imitó su tono- básico, primitivo, normal -se encogió de hombros- ve al grano -recogió sus cuadernos mientras se disponía a escucharlo.
- Andas raro -george lo miró mal- está bien, pues me sucede que... me gusta una chica, de este instituto -george no se sorprendió mucho, su amigo Josh seguía en la etapa donde le atraían todas las chicas.
- Pues ¿realmente te gusta? -esta vez fue Josh quien lo miró mal- créeme amigo no sé si hablas enserio, todas las chicas te atraen.
- Pero ella me gusta ¿entiendes? -él suspiró- es tan odiosamente hermosa, que no puedo evitarlo.
- ¿Quién es la afortunada del mes? -bromeó josh.
- Muy gracioso, pero es....nayla -el castaño lo observó fijamente, y soltó una carcajada- ¡No bromeo!
- ¿Cómo te va a gustar esa chica?, digo es linda pero ¿no la odiabas?
- Eso creía, hasta que me di cuenta de que realmente no era odio, lo que sentía, sino algo mucho más fuerte y lindo -josh lo miró incrédulo, su amigo, el galán de galanes, el que tenía en su lista de conquistas a mas de 30 chicas, ¿le gustaba alguien enserio?
- ¿Cómo te diste cuenta? -quiso saber.
- Pues, no me di cuenta hasta que sentí celos -suspiró- la escuché hablar con un chico, le decía cosas lindas, traté de hacerme su amiga, hablándole bien después, pero me mandó al diablo, y me trató todo lo contrario a como trató al chico del celular -giró su cabeza y lo miró- me gusta en serio.
Algo de ternura si así podría llamársele cautivó la mente de george, a su amigo le gustaba la morena... eso era en cierta parte terrible.
Observó en la clase de química, a su novia, conversar animadamente, con su mejor amiga.
Quizás que cosas le pasarían por la mente, quizás que barbaridades. Una pregunta se hizo presente en su mente... ¿por qué Leah quería terminal con él? Ella había dicho que no lo quería, y que no lo entendería, pero eso no podía ser cierto. Siempre sintió el cariño y el amor que Leah le entregaba cuando estaban juntos, cada te quiero que le decía, lo mencionaba con tanto amor e ilusión, por ello le costaba creer que su novia no quería estar más con él, que su novia ya no lo quería.
- ¡¿En serio dijo eso?! -exclamó Josh, al primer receso- digo ósea pero ¡Dios! sabía que Leah era rara, te dije que debía… -george lo interrumpió
- Ya, ya. Sí entendí, Leah no era la persona que creía y todo eso -habló rápido- ahora necesito saber que esconde -miró hacia los lados, percatándose de que nadie oyera la conversación de dos chicas con voz de hombres- está escondiéndome algo, al parecer muy importante y secreto obviamente, averiguaré lo que es, la desenmascaré, terminaré con ella, y no vamos para siempre de aquí ¿entendido? -Josh asintió confundido, mientras veía desaparecer a su amigo por el comedor.
Si george descubría rápido a Leah, él tendría que irse y eso significaba dejar a nayla...