capitulo cuarenta

495 21 0
                                    

La pasiva respiración, lo hizo despertarse, ni siquiera el sol caliente, ni la arena incomoda, ni el sonido proveniente de las olas.

La suave respiración de la chica que tenía sobre él, lo hizo sobresaltar levemente y abrir los ojos muy lento...

¡Tenía un dolor de cabeza terrible!

Miró a su alrededor desconcertado, ¿qué hacía en la playa? y peor aún ¿Que hacía con _____ abrazados en la playa?

¡Dios!, cerró sus ojos de repente.

Sintió como si le hubieran pegado en la cabeza con una botella, y volvió a recostarse en aquella arena, sin soltar a la morena.

Evitando la incomodidad de sentir arena en partes donde no debería ir, trató de recordar que había sucedido la noche anterior. Recapitulando todo, había ido a la dichosa fiesta con _____, se habían separado, había tomado un vodka, había bailando con aquella chica rubia y pues de ahí nada más.

Todo negro.

Quizás cuando ______ despertara ella recordaría, como habían llegado a la dichosa playa.

Abrió los ojos nuevamente, y el sol le molestó. Bajó la mirada hacia _____, con todo el pelo revuelto y acomodada sobre su pecho se veía preciosa, la apretó contra sí, y se dio cuenta que seguían con sus ropas, por lo que nada indecoroso pudo haber ocurrido la noche anterior.

Acarició su cintura, y bajó su mano hasta el valle de su trasero.

Recordó lo guapa que se veía con aquella falda, y recordó las ganas que había tenido de tocarla, bajó más su mano acariciando, su trasero suavemente -hacía el intento claramente-.

- No te atrevas a seguir tocándome, porque no soy responsable de mis actos -oyó la voz de la morena, y dio un respingo del susto- estoy hablando en serio George -entonces su mano paró, y algo avergonzado la quitó de su trasero.

¿Qué había pensado?, ¿Por qué la estaba tocando de esa manera?

- Perdón, de verdad lo siento yo no -realmente no tenía ni la menor idea de que decir, sólo que debía disculparse. Últimamente al lado de la morena, no pensaba mucho, cometía acciones que nunca antes había pensado hacer, pero ahora ¿qué le sucedía?

¿Andar tocando traseros descaradamente en una playa?

¡Diablos!

Se sentó rápidamente aún avergonzado, obviamente teniendo cuidado con _______ que aun se encontraba sobre él.

- Ya sí, no tiene mucha importancia -logró murmurar ella, al ver la expresión de George- ¿donde mierda estamos? -preguntó sobándose la cabeza, ¡Le dolía Joder!

- Creo que es un centro de belleza -se acomodó a un lado del castaño y lo fulminó con la mirada mientras el miraba el mar- o bueno de hecho, creo que estamos en la montaña -rió sarcásticamente, ¿cuándo había desaparecido, la vergüenza de su rostro?

- Cállate -murmuró molesta- o te daré un buen golpe eh -se miraron unos segundos, y George desvió la vista hacia el mar negando levemente.

- Claro nena -rió- ¡Pero qué pregunta más tonta eh!, obvio que estamos en la playa.

- Lo sé, sólo quería saber que hacíamos aquí -miró hacia ambos lados. Una pareja paseaba a su perro, mientras trotaban juntos, y unos surfistas estaban agarrando unas olas, unos cuantos metros más allá, y contándolos a ellos, no había nadie más en la playa.

- Pues entonces, la pregunta que hiciste no era la correcta -se encogió de hombros.

- Bueno, ya -murmuró, sintiendo una fuerte presión en su cabeza- se me parte la cabeza ¿a ti no?

Enamorate < George Shelley Y Tu >Donde viven las historias. Descúbrelo ahora