capitulo setenta y cinco

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- ¿No viste cómo te estaba tomando? -preguntó agitado.

- ¿Te importa eso a ti, George? -preguntó ella acongojada- ¿de verdad te importa? -su voz temblorosa, hizo que la mirase a los ojos directamente, llenos de amargura y tristeza-, dime…

- Eso imbécil -Mike se acercó nuevamente, con bastante sangre saliéndole de la boca- ¿te importa que yo toque a ______? ¿Eres su novio, acaso?

- No pero... -no alcanzó a contestar, porque el cuerpo de Mike se abalanzó contra él, golpeándolo también en toda la cara- oh no idiota, esto no se queda así -George trató de hacer fuerza para poder darle un buen golpe, pero no resultó porque sintió una fuerte presión en su pecho, Mike le había dado una patada.

Unos golpes iban y otro se los devolvían provocando que sus caras y bocas comenzaran a sangrar continuamente.

- ¡Que alguien los detenga! -gritó ______- ¡Phill! Sepáralos -el gemelo que miraba asombrado la escena, tomó a Mike por los hombros, separándolo de George.

- ¡Eso sostenlo! -exclamó George- Así puedo golpearlo mejor -Peter se acercó a la escena al ver todo el alboroto que se estaba formando y vio a su amigo ahí, se dio cuenta de que iba a golpear a alguien y lo detuvo a tiempo tomándolo por la espalda- ¡Suéltame! -gritó el moreno- ¡Peter suéltame!

- Tranquilízate -le murmuró. Un minuto después de empujones y suspiros, ambos se tranquilizaron- ¿estás bien?

- Si, si -susurró mirando mal a Mike- no te atrevas a tocarla más -se dirigió a Mike.

- Yo la toco cuando quiero -le respondió Mike. George se enfureció de nuevo y quiso acercársele a golpear de nuevo, pero ______ se puso adelante de él.

- Detente George -lo alejó- has hecho mucho alboroto por nada -lo tomó del brazo y lo alejó de ahí ante las miradas de todos.

- ¡Te estaba tocando ahí! -exclamó mientras se dirigía a la salida- no podía permitirlo.

- No tenías derecho -dijo enojada y paró, en la salida del lugar- eres un idiota George, así que ahora ¡Vete! -le gritó.

- No, no me iré -a pesar del molesto dolor en la mejilla, en su estomago y pecho, siguió ahí hablando- no me iré sin ti -se acercó a ella y la tomó bruscamente por la cintura- nos quedamos, o nos vamos, tú escoges -trató de sonreírle.

- Suéltame -susurró ella nerviosa por la cercanía ¿Por qué George le hacía esto?- suéltame por favor.

- No -la apretó más- no te soltaré -la miró directamente a los ojos, aquellos ojos grises que meses atrás le habían lanzado un hechizo, como creía él. Y entonces ahí a la luz de la luna, con el frio carcomiéndole los huesos, con el dolor incipiente en su mejilla se dio cuenta de que había sido un verdadero tonto en dejarla ir, de que la había extrañado conscientemente y que aún no sabía cómo había podido vivir sin esos labios, ni esos ojos que lo miraban como perro abandonado- no me pidas que lo haga porque no lo haré.

- No hagas esto George -la morena puso las manos sobre su pecho- debo irme -miró hacia atrás, no veía a nadie de sus amigos, supuso que estarían ayudando a Mike- vete.

- Me voy -la soltó, pero volvió a tomarle la mano- pero contigo.

Quiso de verdad reclamarle, sabía que debía reclamarle, pero no pudo hacerlo, no le dijo nada y se guió por él.
George la metió dentro del auto, no dijo ninguna palabra y comenzó a conducir con dirección a su casa. La tenía ahí con él y hablaría seriamente con ella.

- Te sangra el labio -murmuró ella- tienes que curarte, se te infectará.

- ¿Puedes hacerlo tú? -le preguntó con la mandíbula apretada.

- Supongo -dijo seria y miró como de pronto llegaban a casa de George.

Ambos se bajaron y nuevamente sin decir alguna palabra, entraron. El moreno agradeció que su madre no estuviera otra vez ahí en casa, no quería darle preocupaciones ni nada de eso.

- ¿Tienes un botiquín? -le preguntó ella con cierto nerviosismo. Tener al chico que la volvía loca a su lado, la ponía sumamente nerviosa.

- En la cocina -murmuró él y se sentó en el sofá adolorido. Se quitó las zapatillas mientras veía a la morena dirigirse a la cocina.

Lanzó un suspiro cansado y pensó en lo que había hecho, ¿estaba bien? no lo sabía, pero sólo se había dejado llevar por sus sentimientos, aún los tenía.

- A ver déjame verte -la morena se sentó a su lado. Untó un poco de alcohol en algodón y comenzó a pasárselo por el labio- eres tremendo tonto, no debiste haber hecho eso -susurró por la cercanía.

- Me dejé llevar -susurró también y miró los labios de la morena, aguantando el ardor en su mejilla- como me dejé llevar meses atrás, diciéndote que no quería verte más.

- George -dijo ella- no hablemos de eso, no por favor -rogó y es que si él se ponía a hablar de eso, ella lanzaría las lágrimas que mas de alguna vez había aguantado.

- si ______ -paró su brazo y tomó el algodón que sostenía para dejarlo en el piso- ______ lo siento mucho -murmuró más fuerte, con su otra mano libre tomó el rostro de ______- lo siento...

- No tú no lo sientes -ella cerró los ojos con dolor- nunca lo has sentido.

- Si______ -volvió a repetir- lo siento de verdad, abre esos hermosos ojos -ella le hizo caso- no quise, de verdad no quise -se acercó a ella lentamente mientras ______ lo miraba sin comprender, hasta que unió sus labios con los de ella y comenzó a besarla.

¿Podía resistirse a él?, ¿Una persona podía resistirse a la persona de la cual estaba enamorada? Claro que no, se dijo mientras le seguía el beso. Extrañaba esos labios, ambos se extrañaban y no podían negarlo.

George intensificó el beso, introduciendo su lengua para que ambos comenzaran una lucha de sabores, ¡La estaba besando! y ¡Joder! la maldita sensación era una de las mejores en su vida. Se acercó más y la tomó por la cintura. La necesitaba... como la necesitaba.

- George no -con un poco de fuerza reunida se separó ella unos segundos después al ver que el castaño no quería parar- no, me tengo que ir yo… -George la interrumpió.

- No debes irte -el moreno la tomó con más fuerza y recostándola sobre el sillón susurró- no puedes irte, nena, no hagas esto -besó su cuello lentamente- no lo hagas.

- George -gimió ella- no -susurró.

- Si -la miró y comenzó a acariciar su mejilla- George sí, repite -le sonrió y ella supo que estaba perdida.

Esta vez ella lo besó con la necesidad que mantenía desde hace meses. En aquel momento no le importo nada, sólo el hecho de estar en los brazos de George la aturdía completamente y más el hecho de que George estaba lamiendo y acariciando sus senos. Cerró los ojos un momento y se dejó llevar por las caricias que le proporcionaba George.

La ropa fue sólo un estorbo que rápidamente desapareció en el suelo. Ambos gemían ante la necesidad de tenerse uno con el otro. George no aguantaba más…

- Te necesito_____ -gimió en su oído, mientras se apretaba contra ella- no sabes cómo te necesito.- Entonces entre la desesperación y la excitación, se quitó los boxer y le abrió las piernas a _____ colocándolas sobre su cadera. La miró por última vez y la penetró lentamente.

Sus movimientos se hicieron cada vez más rápidos, mientras ella rasguñaba su espalda aguantando los gritos que deseaba lanzar. Estaba en el mismo cielo, se dijo a sí misma la morena. Y poco después ambos llegaron al éxtasis del placer.

______suspiró agitada mientras sentía como George se apoyaba en su hombro, tratando de normalizar también su respiración. Soltó a George por la espalda, y sin querer recordó todas las veces que había deseado esto por meses, pero lastimosamente también recordó, todas las lagrimas que botó por él... ¡Era una tonta!

- _____ -susurró George en su oído- joder no me he puesto el condón -Pero aquello no lo tomó en cuenta ________, ella se resguardaba por si sola y no había problema. Lo que de verdad ahora le importaba era lo débil que había sido, al caer nuevamente en sus brazos ¿Donde quedaba su orgullo?

- No importa George -murmuró con voz seria- supongo que más de alguna vez se te ha olvidado, con las otras tipas que te acuestas ¿no? -se sentó en el sofá al mismo tiempo que George se hacía un lado, para mirarla extrañado- no me mires con esa cara tú sabes a que me refiero.

- No _____... tú -la morena lo interrumpió.

- No me vengas que no te has acostado con ninguna, por que esa no te la crees ¡ni tú! -gritó- y no te preocupes por el maldito condón que nada va a pasar -se levantó del sofá y buscó su ropa interior- ¿eso querías cierto George? -él se quedó callado- Acostarte conmigo, para no dejar un fin de semana sin ningún revolcón.

- No eres un revolcón -él se colocó sus boxer- no lo eres -susurró.

- ¡Claro que lo soy! -le gritó y se paró erguida- tú te acuestas con putas baratas y eso ahora soy, una puta que ha caído en las redes del semental George Shelley -recogió su vestido con las lágrimas agolpándole los ojos- pero no te preocupes, porque no volverá a ocurrir, tu deseo se seguirá cumpliendo y no me verás más -se puso sus tacones y se dispuso a caminar hacia la entrada pero George la detuvo.

- No te trates así -murmuró- no lo hagas, no lo eres y yo -suspiró- quiero seguir viéndote.

- ¡Claro que no! -exclamó mirándolo a los ojos- no vengas ahora en ese plan, tú me dijiste que no querías nada serio conmigo, que no querías seguir viéndome, y lo cumpliré.

- Me arrepiento ______ -dijo con la mirada triste- me arrepiento de haber dicho eso.

- Pues muy tarde -palpó su hombro- ya está todo dicho y hecho, sigue acostándote con tus putitas, porque ahora soy yo la que te pide, que no me busques -unas pocas lagrimas cayeron por sus ojos.

- _______ -susurró él, pero ella no se detuvo, salió por la puerta pegando un gran portazo- no quiero a nadie más, sólo te quiero a ti -le dijo a la nada.

Se sentó en el sofá en que la hizo suya hace algunos minutos y por primera vez en la vida... lloró por una mujer.

Enamorate < George Shelley Y Tu >Donde viven las historias. Descúbrelo ahora