¿Por qué tenía la sensación de que nada volvería a ser lo mismo?, ¿Por qué sentía que todo cambiaría desde ahora?
Había notado a George, tan raro, tan extraño, ¿presentaría bipolaridad? No, no, sólo estaba confundido, pero aún así aquella confusión le había hecho decir las palabras que sin darse cuenta la habían herido. ¿Pero porqué esperaba más de George? ¿Por qué esperaba que él tuviera sentimientos hacia ella?, si claramente ella no quería tenerlos con él, nunca había tenido a un chico enamorado, y nunca se había enamorado, por lo que George debía resultarle un chico del cual sólo quisiera tener relaciones sexuales.
Pero nada de aquello era cierto, porque aún así después de haberle dicho la verdad, aún así de haber tenido sexo -como él lo había llamado- aún así después de todo, un sentimiento vago y nuevo aparecían en conjunto con algunas polillas que volvían a renacer así como el fénix de las cenizas, rogaba enserio rogaba porque George la llamase el próximo fin de semana.
Si tan sólo no se hubiera quedado repitiendo, si tan sólo hubiera sido responsable, ahora estaría fuera de aquel tonto instituto estaría haciendo cualquier cosa, y aún mejor, estaría con George.
Pero desde ahora le pondría empeño, ahora sería responsable con sus estudios, trataría de pasar todos los exámenes y saldría lo más antes posible de aquel infierno.
Oyó risas en la sala de su casa, reconoció inmediatamente las voces de sus padres, suspiró pesadamente temiendo a lo que se vendría ahora y se encaminó a la sala.
Kristinne y Andrew Graham, estaban como dos adolescentes, sentados sobre el cómodo sofá, viendo un programa familiar -por lo que podía notar- ambos sonreían abrazados, ¿Después de tantos años ellos aún seguían enamorados?, si claro que sí, su amor era tan fuerte, pensó ella.
- Hey Andrew no te sobrepases -______ se quedó tras ellos, mirando la escena con una leve sonrisa, le gustaba mirar a su madre tan contenta, omitiendo el hecho de que la persona que la hiciera sonreír, fuera el ogro más feo del mundo- de verdad quiero ver el programa.
- Eres mala -su padre acomodó a su madre sobre su regazo, y ella sonrió abiertamente- yo sólo quiero mimarte y darte cariñitos -besó su mejilla, ¿Sería tan malo interrumpir aquel momento?
- Tenemos tiempo para eso -susurró Kris- ahora a ver el programa -Andrew bufó molesto, y ella rió acomodándose mejor sobre el sofá.
- Mamá -habló ella, su madre giró su el rostro y la notó- llegué.
- Hola cariño -se paró del sofá y fue abrazarla- ¿te sucede algo?, estas rara.
- No sucede nada -y a la vez sucedía tanto- no te preocupes.
- Claro que sucede algo -la voz de su padre llegó a sus oídos-. Sucede que no llegaste a dormir, y ¡No avisaste! -¿dónde estaba todo, el amor y toda la sensibilidad que había hace instantes?
- No, no avisé -lo fulminó con la mirada- ¿importa?
- ¡Claro que importa _______! -se acercó aún más- no te mandas sola, tu madre estaba preocupada anoche -suspiró-. Tú no entiendes ¿cierto?
- Lo siento mamá -miró a su madre, y ella asintió- pero ¡Estoy harta! -se dirigió a su padre- ¡Deja de joderme!, ¡Deja de meterte en mi vida!, ¡Deja de intentar ser un buen padre porque no lo eres!, simplemente no lo eres -suspiró, y algunas lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos- no, cuando me hiciste sentir la peor persona del mundo cuatro años atrás -su padre, tensó su rostro.
- Hija -lo interrumpió.
- ¡Hija nada! -exclamó- tú me dejaste bien en claro, que te decepcionaba como hija años atrás -una lagrima se escapo rodando por su mejilla, ¡Joder! ¿Por qué estaba tan sensible?- entonces no tienes nada que reclamarme -se dio media vuelta y subió corriendo a su habitación.