Los temores y nervios de george desaparecieron al mismo momento en que su novia lo sorprendió colgándose a su cuello y besándolo con desesperación.
Había quedado unos segundos en shock, hasta que reconoció los suaves labios de su novia, y por fin pudo responderle.
La imagen de _____ mirándolo extrañamente, lo había confundido, un minuto antes, fueron unos cortos segundos, en donde al parecer todo había desaparecido alrededor, no pudo evitar mirarla de arriba hacia abajo, los pantalones negros se le ceñían perfectamente a sus caderas, una camisa blanca, algo holgada le permitían ver su abdomen -que ya había visto antes- tenía un casco entre sus brazos, se veía hermosa.
- ¿Me extrañaste mucho? -la voz de su novia, lo sacó de sus pensamientos, miró hacia al frente, y la morena ya había desaparecido.
- Sí, mucho -la tomó por la cintura- ¿y tú, me extrañaste?
- Muchísimo -y volvió a besarlo, al parecer Leah estaba bastante cariñosa.
Observó a su alrededor, y muchas chicas más, se detenían a observar la escena, ¿era extraño para ellas, que un novio besara a su chica?, o ¿miraban simplemente por chismosas?
Subieron al auto y george condujo, hacia un restaurante, almorzarían juntos y pues después vería lo que harían, lo más importante ahora, era preguntarle datos y cosas importantes.
Miró de reojo a su novia, se veía linda con la falda que llevaba, su simple polera, y unas zapatillas, Leah era tan sencilla afuera, tan hermosa, pero no tenía idea como había llegado a ser tan popular en aquel idiota instituto.
-Entonces ¿cómo te ha ido en el instituto? -la miró fijamente, mientras tomaba una de sus manos.
- Bien, obviamente -tomó un vaso de bebida.
- ¿Como obviamente?, ¿no has tenido algún problema? -trató de seguir el tema, Leah tendría que decirle algo, relevante, algo que él ya supiera, para ver si le dice la verdad o no, y luego cuando fuera su amiga, mejor dicho cuando Kate fuera su más intima amiga, le preguntaría lo mismo, y pues... compararía las respuestas.
- Los de siempre -le sonrió- la peor chica del instituto siempre me molesta, pero no tengo ni idea porque me odia, yo no le hago nada, ¿entiendes? -george asintió mientras pensaba- pero eso no me ha impedido, tomar bien atención en clases, y pues que te digo... soy la mejor -bromeó haciendo, una mueca graciosa, pero a george no le hizo ninguna gracia.
- Sí, la mejor -susurró- pero tengo una duda -se hizo el interesado, ¡Dios!, esto de fingir se le estaba dando muy bien- ¿por qué dices la peor chica?
- Porque es la peor, simplemente -se encogió de hombros- malas notas, malas actitudes, su madre es mi profesora de Literatura, y es un amor, en cambio ella, es todo lo contrario -bufó- ¿porqué te interesa tanto saber sobre mi vida en el instituto o mejor dicho sobre aquella chica? -preguntó.
- Porque -pensó en algo rápido- quiero saber, quien está molestando a mi chica -acercó su silla a la de ella.
- Ah ¿sí? -ella también se acercó- ¿quién es tu chica? -le sonrió y george, se quedó embobado ante la belleza de su novia.
- Pues -susurró- una señorita, hermosa, preciosa perfecta, y está frente a mi -rió- te quiero, amor.
- Yo te quiero más -se acercó y se volvieron a besar.
¿Cómo podría desconfiar de su novia, si lo miraba como si fuera el último chico en la tierra?
¿Cómo podía desconfiar de su chica, si lo besaba con tanto amor?