capitulo treinta

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Se recostaba de lado, miraba la pared, volvía a correrse y ahora observaba el techo.

Un movimiento más y quedó mirando la cama de su amigo, ¿no podía quedarse quieto? No claro que no. Pensaba en lo que había ocurrido horas antes, y se volvía intranquilo.

¿Por qué besó a _____? ¿Por qué la tocó? ¿Por qué no la apartó?, o simplemente ¿Por qué le gustó?

______ Graham no era precisamente el tipo de chicas que le gustaba, o le atraía. Antes de que Leah apareciera, frecuentaba mucho chicas, rubias, o castañas con buen cuerpo, amables, simpáticas, un poco chillonas pero en fin le daba lo mismo -en aquel tiempo- luego apareció su novia siendo todo lo contrario a esas chicas, era tierna, retraída, tímida -como había creído- y se dio cuenta de que chicas como ella, le volvían loco... hasta ahora.

Los albores del día se estaban haciendo presente y george, recién cerraba sus ojos, tranquilo.

Un pestañeo, y sintió peso sobre su cama, quiso no creerlo, hasta que escuchó su voz

- ¡Levántate!, ¡george Levántate! -exclamó ella, moviéndolo de un lado a otro.

- ¡Para! -dijo harto- es domingo -murmuró mientras, se sentaba en la cama. La observó y estaba vestida, ¿cuándo lo había hecho?, ni siquiera la sintió.

- Sé que es domingo -dijo en tono obvio- pero por lo mismo, necesito que levantes tu hermoso trasero y te vistas como Kate, vamos a salir -¿salir?, se preguntó.

- ¿Vamos?, ¿tú y yo? -sin querer, las preguntas sonaron, burlonas e incrédulas, cosa que molestó a la morena.

- Sí, tú y yo -lo jaló por el brazo, haciendo un poco de fuerza para sacarlo de la cama- vístete y apúrate, no tenemos tiempo.

No quiso hacer fuerza para retenerla, y alejarla por lo que le hiso caso, y se dirigió al baño, lanzando unas cuantas maldiciones.

Ya estaba listo, la maldita peluca estaba bien acomodada, llevaba unos pantalones, algo apretados, un poleron blanco y nada más, era domingo y quería sentirse cómodo pero como chica.

Salieron del edificio, y atravesaron el campus, sin decir alguna palabra ¿y es que era necesario?

Quizás, si, quizás no, se decía george.

Siguió el paso de la morena frente a él, y trató de apartar la vista de ella, pero le era imposible. Con su caminar tan singular, con las ondas de su cabello revoloteando, con esa postura tan firme y tan femenina a la vez se le hacía muy difícil. Nuevamente y como toda la madrugada anterior recordó, lo que había sucedido la noche anterior. El no tan vago recuerdo de su cuerpo sobre él, besándolo y acariciándolo no se podía borrar de su mente. 

La pregunta era porque no se borraba.

- ¿Por qué le había gustado? -dijo una voz en su mente.

Sí, podría ser, _____ es guapa y cualquier chico quisiera estar con ella, otro tema era que ella no quisiera estar con cualquier chico -esto último lo había deducido por su actitud firme- y esto era lo que lo confundía, ¿Por qué se le había lanzado de aquella manera?

- ¿Por qué nunca había sentido aquello? -volvió a decir aquella voz.

Estaba claro que las sensaciones que le brindó _____, la noche anterior, lo habían encendido de una manera brutal y casi animal, pero ponía en duda el no haberlo sentido nunca... quizás Leah alguna vez...

No, se dijo breves segundos después. Leah nunca le había hecho sentir aquella pasión y aquel fuego como lo había hecho ella.

- ¡Hey! -miró a su lado y se dio cuenta de que habían llegado a los estacionamientos- ¡george! -la miró mal al oír su nombre- perdón Kate.

- ¿Qué quieres?

- ¿Como que, qué quiero? -lo miró mal, ahora ella- ¿dónde está tu auto? -preguntó mirando alrededor de de algunos autos.

- ¿Para qué quieres saber dónde está mi auto? -preguntó extrañado con su voz natural, ya no era necesario fingir, no con ______.

- ¿Para qué me lleves? -volvió a decir en tono obvio.

- ¿Dónde tengo que "llevarte"? -enfatizó la última palabra.

- Pues a mi casa -volvió a decir con ese tono que hacía enfadar al moreno- me confiscaron la moto -mintió o como ella solía decir, omitió información, y en este caso no le dijo que su moto estaba totalmente destruida- estoy castigada encerrada, y tú me llevaras a mi casa, y hablaras con mi madre, así de simple -se encogió de hombros.

- No lo haré _____ -la miró directo- no soy chofer, no soy niñero, ni relacionador público -su tono serio, no logró asustarla, no a ella.

- ¿Estás seguro que no lo harás? -se acercó un poco a él, y éste por inercia, excusa del miedo y nerviosismo que se apoderada de él, retrocedió un paso.

- _____ No lo haré -volvió a repetir- no debo porque hacerlo, no es mi culpa que tú seas una… -lo interrumpió.

- Bien -sonrió- si no haces lo que te digo, me veré obligada a ir hablar con el director que justamente, hoy está en su oficina -se giró con dirección al campus- le agradará escuchar la historia de un muy buen infiltrado -rió con maldad y comenzó a caminar. 

El miedo se apoderó de él. La creía muy capaz de hablar y si esto sucedía su plan se iría a la mierda.

- ¡_____! -corrió tras ella- ¡_____! -la tomó del brazo- espera por favor -____ se detuvo mientras lo miraba con una expresión burlesca.

- ¿Harás lo que te digo? -le sonrió.

- Yo, está bien haré lo que digas -suspiró resignado.

No sabía por qué ____ estaba castigada -aunque se podía imaginar cualquier cosa, conociéndola- no sabía dónde estaba su casa y no sabía que debía hablar con su mamá. Pero debía hacer todo aquello, porque o si no la hermosa criatura que ahora tenía en el asiento de copiloto, diría toda la verdad frente a las autoridades y todo lo que había logrado se caería en mil pedazos.

______ lo guió hasta lo que era una hermosa casa, ubicada en un buen barrio.

- ¿Vives aquí? -le preguntó una vez que estacionó el auto frente a la casa.

- Aja -murmuró mirando el vecindario por la ventana. george la miró, estaba calmada y serena.

¿Cómo podía estar tranquila después de lo de ayer? El casi había desfallecido con sus caricias y el recuerdo de su cuerpo no podía salir de su mente pero ella, ella estaba tranquila como si nada hubiera pasado... como si fuera otra situación más... como si él solo fuera otro en su caótica vida... ¿eso era no?

- ¿Qué debo decirle a tu madre? -le preguntó para hacerla volver en sí.

- Sólo sígueme la corriente -le guiñó un ojo- pero te advierto algo, Kate o mejor dicho george, tú dices algo incorrecto o fuera de lugar y te pateo las bolas ¿has entendido? -se extrañó que le sorprendiera aquel comentario, se lo esperaba pero aún así, esas palabras lo habían tomado por sorpresa.

Se bajaron del auto, dirigiéndose a la puerta de la casa y ____ tocó el timbre.

Supo que ella no traía llaves

Enamorate < George Shelley Y Tu >Donde viven las historias. Descúbrelo ahora