capitulo cuarenta y uno

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Suspiró y encendió nuevamente el motor de su auto.

Avanzó por las calles, con el agua escurriéndole sobre su cien. Sonrió divertido al acordarse de ______.

La primera impresión que había tenido de ella, era la de la chica ruda, rebelde e insensible, pero ahora... ahora todo era diferente. Había descubierto que la morena no era tan mala, y tan malcriada, como alguna vez llegó a pensar. Simplemente ella tenía carácter, y tenía un pasado que no pensaba revelar a nadie. 

¿Podría alguna vez contarle a él lo que le había sucedido?

Por que claramente no era necesario ser un experto, para saber que algo le había ocurrido a ella, para que tomara aquella actitud tan a la defensiva.

¿Cuando habían cambiado las cosas?

¿Cuando había aparecido, el deseo de estar con ella, siempre y disfrutar de aquellos suaves labios?

No lo sabía.

Estacionó el auto, frente a su casa. Se bajó y observó el jardín frente a él. Las tantas flores que su madre tenía ahí, estaban florecidas y hermosas. El jardín estaba arreglado como siempre. Sonrió para sí mismo, imaginando a su madre pasando tardes enteras arreglándolo, igual que el jardín trasero. Clare era fanática de las flores, le encantaban, y él siempre la había apoyado y más a la hora de abrir su propia florería, en el centro.

El negocio había empezado desde abajo, con una simple caseta donde Clare vendía sus flores, él era pequeño pero siempre la acompañaba en su negocio, mirándola y observando la manera tan peculiar de tratar a sus clientes.

Luego de un tiempo le había ido tan bien que había podido, arrendar un espacio en el bulevar de tiendas del centro, ¡Él había estado tan contento al ver la felicidad de ella!

Años después la florería había vuelto a crecer, abriendo dos sucursales, Clare ahora era la jefa, y tenía a dependientes que la ayudaban, así podía estar tiempo en su casa, cuidando del no tan pequeño George.

Siempre había admirado a su madre, ella había salido adelante sola, después de la separación con su padre. ¡La admiraba!

- ¿Mamá? -preguntó al entrar a la casa. Todo estaba en silencio, y entonces recordó que los domingos, ella solía trabajar hasta medio día, por lo tanto no debería encontrarse ahí a esas horas.

Subió las escaleras, y entró a su habitación. Dejó su chaqueta sobre la ropa sucia y entonces la miró.

¿Que hacía Leah acostada en su cama?

¡Leah!

Se acercó lentamente a ella, estaba sobre la cama, llevaba puesta una polera de él, y abrazaba fuertemente, el oso que alguna vez le regaló ella.

Su pelo largo caía sobre su almohada, y su camiseta le llegaba más arriba de la rodilla, dejando al descubierto sus piernas. Pero esto no le llamó la atención como hubiera pasado en el caso de que la chica que estuviera ahí acostada fuera ______.

¿Por que deseaba tocar a _____, pero a Leah no?

¡Diablos!

La miró nuevamente, y se sentó a un lado de ella y acercó su mano lentamente para acariciarle la mejilla....pero paró a mitad de camino, al recordar las situaciones en que estaba su noviazgo.

- Ella no sabe como terminar con su novio.

- Miéntele a George, dile que irás a ver a tus abuelos.

- Lo siento George,  no puedo verte.

¡Ella era una mentirosa!

Se paró furioso de la cama, y se dirigió al baño para tomar una breve ducha. Así calmaría su humor, y de provecho despertaría a Leah.

Enamorate < George Shelley Y Tu >Donde viven las historias. Descúbrelo ahora