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—No quiero hacerlo...—sollozó el chico abrazándose de la cintura de su madre.

Ésta gruñó molesta y lo empujó, haciéndolo caer al suelo frente al alfa, quien sonrió con superioridad, mirando desde arriba al pobre omega.

—Maldito egocéntrico...—masculló el pelinegro mostrando sus dientes al hombre.

El alfa miró al pelinegro con sus ojos destellando rojos, después de gruñir molesto, golpeo el rostro del chico con la suela de su zapato. El chico se dobló de dolor y la sangre comenzó a salir de su boca y bajar por su barbilla, el grito de su hermano menor se escuchó en toda la habitación, éste, saltó de los brazos de su madre y corrió lo más rápido que sus cortas piernas se lo permitían hasta llegar junto al pelinegro.

El niño tomó con delicadeza el rostro de su hermano, levantándolo, en el momento que observo la sangre salir, sus ojos destellaron rojos y se volteó furioso hacia el alfa, quien aún mantenía esa estúpida sonrisa en su rostro. 

El chico cerró su mano alrededor de la de su hermano, evitando que éste se acerque demasiado al mayor y haga una tontería.

¿Qué ventaja podría tener un niño de 5 años contra un alfa de 40?. Exacto, ninguna, lo único que conseguiría sería una paliza. Y el no permitiría eso, no soportaría ver a su hermanito lastimado. 

—Te quiero aquí mañana, bebé—ordenó el alfa pisando la mano del pelinegro.

—Púdrete—habló entre dientes observando con odio al viejo, apretó los labios evitando dejar salir un grito cuando el hombre hizo más presión en su pie, sobre la mano del omega.

—Tienes que obedecer las ordenes, Kyungsoo—afirmó su madre.

El hombre volvió a sonreír como sólo un alfa sabe hacerlo, con desprecio y superioridad. Odiaba que lo hicieran menos por ser un omega, el era fuerte, demasiado, la fuerza sobrenatural que poseen los lobos, Kyungsoo la tenía multiplicada, tenía la fuerza de dos alfas, siendo un omega.

Y eso le afectaba bastante a los alfas de la manada, claro...¿Cómo es posible que un maldito omega sea más fuerte que dos de mis mejores hombres?, fue lo que dijo el idiota que ahora aplastaba la mano del chico.

Decían que tenían que controlarlo antes de que comenzara a creerse algo que no es, porque, Kyungsoo no se sentía como un omega, ni siquiera un beta, siempre se ha sentido como un maldito alfa; a pesar de que sus ojos destellan azules cuando se molesta, de que su corazón se achica y las ganas de llorar crecen cuando alguien lo mira con enojo, y a pesar de que todos lo miran desde arriba, el sabe que no es un omega.

Comentarle eso a su madre había sido uno de los errores más grandes de su vida, la mujer no dejó de burlarse por horas, para después golpearlo hasta cansarse. Sus padres siempre han sentido un gran odio por el, dicen que es la vergüenza de la familia, un maldito omega no era bienvenido a la familia de alfas y betas que el poseía.

—¿Entiendes que tienes que hacer lo que un alfa te ordena?—El hombre aparto su pie de la mano del chico y éste rápidamente se reincorporó y al encararlo, gruñó.

—¿Tu entiendes que no voy a ceder ante un puto alfa?

El hombre lo miró atónito, al igual que sus padres, mientras que su hermano sonreía con orgullo. El pelinegro apretó el puño y lo estrelló con fuerza en la mandíbula del alfa, para después, darse la vuelta y caminar tranquilamente hacia la salida, contoneando sus caderas.

Cuando salió de ahí, en cuanto su cuerpo cruzó la puerta, corrió. Comenzó a correr hasta llegar a su hogar, prácticamente acababa de cavar su propia tumba.

Darling Dark Wolf  (KaiSoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora