*cuando el calamardo mutante y el Hulk malo aparecieron en plena calle, miraste de inmediato a Bruce.*
—Bruce, llama al Señor Lechuga.—solté mirándolo apenas, intentando no perderme ningún movimiento de los malos.
—Eso intento, linda... Pero... ¡agh!—Bruce se retorcía de forma ridícula. Suspiré.
—Ya, déjalo. Mejor vámonos de aquí antes de que tu copia maligna nos aplaste.—lo tomé del brazo, haciéndole una señal a Stark de que nos retirábamos.
—¿fue muy ridículo?—soltó avergonzado mientras nos alejábamos lo más posible.
—Bueno... ¿quieres un helado? El de Iron Mango es delicioso.—sonreí.
—____...—
—¡bueno, sí! Hasta a mi me dio vergüenza ajena. Parecía que te estabas "haciendo del dos" de forma urgente.—palmeé su hombro—. Pero es entendible, Hulk es un maldito cobarde. No se merece su propio helado.—
—¿por qué él tiene helado y yo no?—
—Bueno, digamos que Hulk se roba el protagonismo por aquí. Además, tu nombre no sirve para hacer juego de palabras ¿sabor "Banana Bruce"?—reí—. No suena muy bien.—
—Creo que tienes razón...—
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