*era tu primer día trabajando en el hospital y ya estabas súper atareada. Corrías de una punta a la otra, no te detenías por nada, hasta que te topaste con un personaje.*
—Enfermera, traiga más vendas.—asenti ante el pedido del doctor y salí rápidamente de la sala.
Al encontrar las dichosas vendas, volví corriendo, chocándome con alguien.
—Disculpa, venía distraído ¿tú eres la-
—Estoy apurada, lo siento.—solté antes de seguir mi camino.
Después de aquella emergencia con el paciente, terminé mi turno, por lo que decidí ir por un café a la cafetería del lugar.
—Si vas a pedir algo, que no sean brownies.—volteé levemente, encontrándome con el hombre de hace rato.
Ahora que lo miraba bien, estaba vestido de forma extraña.
—No, sólo un café.—sonreí—. Lamento lo de hace rato, estaba con una urgencia.—
—Lo entiendo, tranquila.—sonrió—. Doctor Strange.—me tendió la mano.
—Enfermera Lenox.—respondí sonriente.
Llegó mi turno en la cafetería, así que pedí mi café. Strange aprovechó y también pidió uno, además de unas galletas. Nos sentamos en una pequeña mesa junto a la ventana.
—¿por qué vistes asi? ¿trabajas con niños?—solté al no poder ocultar más mi curiosidad.
—No es un disfraz, si eso es lo que piensas.—no pude evitar reír—. La verdad es que ya no soy doctor aquí, sólo vine a visitar a una amiga.—
—Aún no explicas el traje.—
—Digamos que... soy un hechicero, y este es mi... traje de hechicero.—
—Estas bromeando ¿verdad?—El hombre hizo un pequeño movimiento con sus manos, haciendo que chispas salieran de estas—. Genial...—
—Sí, lo soy.—soltó con tono orgulloso—. Bueno, ya es hora de irme. Ya sabes, los hechiceros tenemos vidas ocupadas.—reí por lo bajo—. ¿volveré a verte?—
—Trabajo aquí, así que si vienes, sí.—
—Fue un gusto conocerte, enfermera Lenox.—
—El placer fue mío, Doctor Strange.—nos dedicamos una sonrisa cómplice antes de que el hombre se marchara.
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