Natasha realmente no tenía miedo de morir en la invasión chitauri, creía no tener nada que perder y que nadie la extrañaría realmente. Pero cuando te vio apenas agarrada al balcón de tu departamento en ruinas, sintió cómo su corazón se detenía.
—¡Hulk!—gritó desesperada al ver que no llegaría a salvarte.
El monstruo verde entendió de inmediato lo que quería la colorada, así que de un salto llegó a tiempo para tomarte, al mismo tiempo en que el edificio se derrumbaba. Hulk te llevó frente a Natasha, quien te recibió asustada.
—¿Nat?—preguntaste al ver el rostro preocupada de la colorada.
—Hola, ____. Lamento no haberte llamado al día siguiente. Creo que con esto el universo me está diciendo que debería haberlo hecho.—sonreiste.
—Pues sí, debiste haberlo hecho.—
La colorada te abrazó, a lo que respondiste de inmediato.
—Muy lindo todo, pero nos atacan alienígenas ¿podrían dejar los abrazos para después?—Tony se acercó a ambas.
—Te veo luego ¿si?—soltó Nat tomándote por lo hombros.
—Esta vez vuelve, la última vez te estuve esperando.—hiciste una pequeña mueca.
Para tu sorpresa, Nat te tomó de ambas mejillas y te besó fugazmente.
—Nos vemos.—sonrió.
Antes de poder decir algo, el sujeto verde te tomó en brazos y te alejó de la escena.
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