*desde que Thor apareció en la nave llamó tu atención. No de forma romántica, sino más bien por su aspecto y orígenes. Pero explicarle eso al terco de Quill no era para nada fácil.*
-Lo estabas mirando.-desvié la mirada a Peter, que se encontraba manejando la nave.
-¿disculpa?-
-A Thor, no dejabas de mirarlo. Y no lo niegues.-
-¿por qué lo negaría? El tipo es un dios, me llama la atención como a cualquier persona normal ¿sabes?-
-¡Te parece atractivo!-
-¿qué? ¡no!-
-No lo niegues.-suspiré.
-Pues... sólo un poquito.-
-No puedo creer que lo hayas admitido.-
-¡tú me pediste que te lo... ¿sabes qué? No voy a hablar más contigo.-volví mi atención a la computadora frente a mi.
-Me parece bien, traidora. No hablaré contigo.-
-Bien.-
-Bien...-
Ni siquiera pasaron 5 minutos, cuando Peter volvió a hablar.
-¿tú crees que estoy fuera de forma?-
-¿qué pasó con el silencio?-
-Vamos, responde la pregunta.-
-¿para que te ofendas de nuevo?-lo miré-. Bueno, tal vez estés un poquito pachonchito.-
Peter se acarició el vientre, causándome una risita.
-¿tú piensas como los demás? ¿que Thor es más apuesto que yo?-
Puse la nave en piloto automático y me acerqué a Peter.
-En una escala del 1 al 10, tú estás en 8.-
-Bien, no está mal... ¿Y Thor?-
-Bueno... él está en 12.-Peter bufó-. Pero para tu buena suerte, el 8 es mi número favorito.-besé su mejilla.
-¡toma eso, cíclope musculoso. La chica me prefiere a mi!-negué divertida mientras volvía a mi asiento.
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