*Thanos te había reclutado hace ya algunos años, y a diferencia de tus dos "hermanas", tú le tenías un gran aprecio. Aunque no aprobabas del todo su exterminio, harías sin rechistar todo lo que él te pidiese.*
Thanos y yo nos encontrábamos al borde de aquel acantilado en Vormir, bajo la atenta mirada de aquel sujeto de extraña apariencia.
—Bueno, supongo que vinimos hasta aquí en vano.—miré con una leve sonrisa al sujeto a mi lado—. "Aquello que amas"... es como pedirle a Tony Stark que sacrifique su humildad, no la tiene. Buen intento, Thanos.—palmeé su hombro.
A diferencia de la mayoría de las veces en que lo molestaba, Thanos no me dijo nada, sólo estaba ahí... con la mirada gacha.
—¿Estás... llorando?—
—Lo siento...—antes de que pudiese reaccionar, Thanos me tomó firmemente de la cintura, acercándome hasta el borde del acantilado.
—Ya, berenjena mutante. Esto no es gracioso.—exclamé riendo nerviosa—. Bájame...—al ver que esto era serio, me aterré—. ¿vas a matarme por una estúpida piedra, es en serio?—golpeé sus brazos inútilmente—. ¡yo misma te conseguí las que tienes ahí, imbécil desagradecido! ¡haría lo que fuese por ti! ¿¡así me lo pagas!?—
—Te amo, ____...—me miró durante unos escasos segundos antes de soltarme al vacío.
Después de tantos años a su lado, terminó acabando con mi vida por su estúpida misión. Al final, Gamora tenía razón.
El día que Thanos ame a alguien, será el fin del mundo.
Sí, el fin de mi mundo...
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