*en un abrir y cerrar de ojos, pasaron de pelear contra los Vengadores a ser sus aliados. Los hermanos Maximoff y tú fueron a prepararse, pero mientras te cambiabas, viste algo muy interesante*
—¿cómo puede moverse con esto?—solté por lo bajo al ver la ropa de Natasha.
Mientras buscaba algo que ponerme, vi por el reflejo de un gran espejo en la pared a Pietro quitarse su camiseta actual y reemplazarla por una deportiva. La vista a su perfecto torso sólo duró unos segundos, pero fue más que suficiente para que me congelara.
—Hey, ____.—Pietro llamó mi atención, a lo que sacudi levemente la cabeza y lo miré—. Cuidado cuando camines, dejaste un charco de baba y podrías resbalarte.—sentí mi rostro arder mientras que el chico se reía.
—¡no la molestes!—Wanda le lanzó unas zapatillas deportivas.
Totalmente avergonzada, esperé a que los chicos se marcharan de la sala. Cuando estuve totalmente sola, me quité mi remera y, cuando pretendía tomar una de las cuantas que había en el armario, una leve brisa me hizo erizar el vello de los brazos.
—Deberías usar la blanca, te quedará muy bonita.—volteé rápidamente encontrando a Pietro en la puerta.
En un rápido movimiento, intenté taparme, tropezando con un banco del lugar. Pietro se acercó rápidamente y me ayudó.
—Te dije que tuvieras cuidado con el charco de baba.—sonrió—. Te espero abajo y recuerda: la blanca se te verá más bonita y... combina con mi cabello.—subió ambas cejas aún sonriendo.
Pietro desapareció en medio segundo, dejándome mucho más que avergonzada. Al bajar con los demás, el peliblanco sonrió al verme con la dichosa camiseta blanca.
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