Mi sugar daddy (Vegetta777) *EN EDICIÓN*

Capítulo 4

*Narra Sofía*

Habían pasado unas semanas, Samuel y yo, habíamos quedado varias veces. Como él prometió, me proporcionaba 1.500€ al mes, además de regalos que siempre me daba. Por otro lado, la relación con mi padre, iba cada vez a peor. La casa se había vuelto un infierno, y debía pagar las deudas que iba dejando por ahí. Si me pillaba despierta, cuando él regresaba de noche, acababa en una paliza. Así que trataba de hacerme la dormida, a toda costa, o irme a dormir antes. Había aprendido a controlar los horarios, para que no me pillara desprevenida.

Justo ese día, me encontraba arreglándome, para quedar con Samuel. Había escogido mi outfit con antelación (foto multimedia), maquillándome suavemente, para ocultar mis moretones. Tomé mi bolso, asegurándome de que la casa estaba perfecta, antes de salir. Samuel me esperaba fuera de casa, para irnos a tomar un café. Él estaba apoyado en el coche, con las gafas de sol puesta, junto a su radiante sonrisa.

-Estás preciosa-se acerca a mí, dejando dos besos en mis mejillas.

-Gracias, tú también estás muy guapo-sonríe tomando mi mano, suavemente, para dirigirme hacia el coche.

Abre la puerta, dejándome entrar, esperando para cerrar la puerta. Rodea el coche, tomando su asiento, dedicándome una sonrisa antes de arrancar. Conduce hasta nuestra cafetería habitual, habíamos ido muchas veces allí. Era nuestro lugar favorito, para tomar algo, mientras hablábamos. Como siempre, abre mi puerta, antes de entrar a la cafetería. No sin antes asegurarse de que, el coche estaba completamente cerrado.

-Buenas tardes, la mesa de siempre, reservada a nombre de Samuel De Luque-comenta Samuel, a uno de los camareros.

-Por supuesto, una mesa para dos. Síganme.

El camarero nos guía amablemente, hasta la mesa que siempre teníamos. Ésta la había escogido yo, anteriormente, porque tenía vistas a la ciudad. Era precioso contemplar cada detalle, con un café humeante entre mis manos. Hicimos nuestros pedidos, esperando para que lo traigan.

-Sofía, quiero comentarte algo. Dentro de dos días, tengo que viajar, y me gustaría que vengas conmigo. No te preocupes por los gastos, todo va a mi cuenta-Samuel toma una de mis manos, dejando suaves caricias.

-¿A dónde iremos?-pregunto curiosa.

-Nueva York. Tengo unas reuniones de trabajo, pero tengo tiempo de sobra, para recorrer la ciudad contigo.

Asentí, y justo nuestro pedido llegó. Continuamos toda la tarde hablando, acerca de todos los detalles del viaje. Después decidimos, pasear por la ciudad. Hacía muy buen tiempo, y se agradecía bastante. Cuando estaba atardeciendo, me llevó a casa, como siempre. Me dispuse a preparar rápido la cena, solamente quedaba una hora, para que mi padre regresara.

Casi engullí mi cena, para asegurarme de que todo estaba limpio. Justo cuando termino de ponerle el pijama, se escucha la puerta de abajo abrirse. Corro hacia la cama, haciéndome la dormida, apagando la lamparita. Un mensaje llega a mi teléfono, sonando a todo volumen. Mierda, se me ha olvidado, ponerlo en silencio. Los pasos de mi padre se escuchan, fuertemente, subiendo la escalera. MIERDA, MIERDA. Me tapo hasta la cabeza con las sábanas, apretando mis ojos con fuerza, pero era demasiado tarde, me ha descubierto.

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