Capítulo 10

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Pasé horas sentado a su lado, con su mano entre las mías, rogando para que despertara. Después de toda la escena, y aunque todo el peligro había pasado, continuaba preocupado. Hasta que sentí, cómo su mano apretaba la mía. Sofía poco a poco, estaba despertando, sus ojos estaban dejando de estar cerrados. Esbozó una sonrisa al verme, tratando de levantarse.

-No, no, no, no te levantes-le detengo, antes de que sus pies toquen el suelo. 

-Yo... Gracias por salvarme, y disculpa las molestias. Si quieres puedes irte...-murmura en voz baja, seguramente se quedó sin voz.

-No cielo, yo te voy a cuidar. A partir de ahora, vendrás a mi apartamento. Ya no vivirás, con ese desgraciado.

-No te preocupes Samuel, no quiero ser molestia...

-Sofía, no serás molestia, ya todo está arreglado.

Quiso seguir discutiendo, oponiéndose a vivir conmigo, pero finalmente aceptó. Ambos nos quedamos callados, con su mano nuevamente entre las mías, mientras la acaricio suavemente. Posteriormente el médico, pasa por la habitación, para revisarla. Nos comunica que le dará el alta, además de todas las indicaciones que debe seguir. Una enfermera le ayuda a vestirse, y yo voy en busca de una silla de ruedas. Con tantos golpes, ahora mismo no es muy recomendable, que camine mucho. 

Ya de regreso a la habitación, le ayudo a sentarse en la silla, antes de asegurarnos que tenemos todo. Aunque realmente, no teníamos muchas cosas. Más que mi cartera, mi teléfono, y sus documentos. Empujé de la silla de ruedas, hasta el coche, nos la habían prestado, todo el tiempo que la necesitara. 

*Narra Sofía*

Samuel había insistido, a más no poder, en cuidarme. Me había salvado de mi padre, y con esta acción, lo estaba haciendo nuevamente. Aunque solamente era su SugarBaby, quizá lo hacía por pena. No quería que él, estuviera comprometido de cuidarme. Ser una carga, mientras trataba de recuperarme de tantos golpes.

-Samuel...-llamo su atención, mientras conduce.

-Dime, Sofía-me mira por un breve segundo, dedicándome una sonrisa.

-¿Me estás cuidando por pena?

-Por supuesto que no, ¿por qué dices eso?-frunce el ceño extrañado, mirándome cuando paramos en el semáforo

-Porque... Porque solo soy, tu SugarBaby.

-Para mí, eres mucho más que eso-sonríe, acariciando brevemente mi mano, antes de reanudar el camino.

Sonreí un poco, entonces, para él no soy una simple SugarBaby. ¿Acaso le gustaba? Porque no creo, que esté enamorado de mí. ¿O sí? Oh vamos, pero, ¿qué dices Sofía? Me estoy volviendo loca, debo de dejar leer tantas novelas románticas.

Estaba tan inmersa en mis pensamientos, que ni siquiera pude darme cuenta, de que habíamos llegado. Samuel había bajado del coche, tomando la silla del maletero, y estaba frente a mí sonriendo. Me toma en brazos, sentándome en la silla, siempre con mucho cuidado. Comenzó a llevarme a un edificio muy alto, marcó el número de un piso, y el ascensor se puso en marcha.

Abre la puerta del departamento, conduciéndome hacia dentro. Pude contemplar una enorme casa, perfectamente decorada. Cerró la puerta, dejando las llaves a un lado, y me enseñó el departamento entero. Era enorme, todo perfectamente ordenado, decorado con distintos tonos de morado.

Al entrar, podías observar un enorme salón, con una chimenea, un sofá de cuatro plazas, y una mesita de café, sobre una alfombra. A la izquierda, una cocina abierta, con una isla, y muy equipada. Después había una puerta, que era el baño. Unas escaleras en forma de caracol, estaban en mitad del apartamento. Éstas te llevaban hacia la zona de las habitaciones, eran cuatro más dos baños. La primera habitación, pertenecía a Samuel. Seguida de ella, estaba su "rinconcito", como él lo llamaba. Después estaba la habitación de invitados, dónde me iba a quedar yo, tal y como él había comentado. La última habitación, la utilizaba como trastero, para guardar todo lo que necesita.








Mi sugar daddy (Vegetta777) *EN EDICIÓN*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora