Capítulo 46

2.4K 149 79
                                    

*Narra Sofía*

Habíamos conseguido subir, tras esperar una larga cola, justo estábamos admirando las vistas. El viento leve, me provocaba escalofríos. Hicimos un par de fotos, inmortalizando el momento, antes de bajar de nuevo. Nada más llegar, Samuel estaba mucho más nervioso, que en toda la tarde. ¿Qué le pasa? Nos dirige a ambos hacia abajo de la torre Eiffel, quedándose totalmente quieto. Se coloca frente a mí, tomando mis manos, y le miro a los ojos sonriente.

-¿Sabes qué?-me pregunta, a lo que yo asiento.-La próxima vez que te vea, no vas a utilizar este vestido. ¡Es demasiado revelador!

-¿Por qué? Si lo has escogido tú, amor...-frunzo el ceño extrañada, no entiendo nada.

-La próxima vez, vas a utilizar algo hasta los tobillos.

-Lo que tú digas, vaya-aparto la mirada, pero él toma mi barbilla, para que le mire.

-El vestido cubrirá tus tobillos, y llevarás unos largos guantes-suelto sus manos, cruzándome de brazos.-Confía en mí.-Vuelve a tomar mis manos, dejando un beso en ellas.

-¿Qué pretendes hacer? ¿Esconderme de todos o qué?

-Y tendrás tu cabello arreglado, tan suave, tan bonito-continúa, acariciando mi pelo.

-¿Te sientes bien? ¿Me estás tomando el pelo?

-Estoy hablando en serio, princesa.

-Samuel, no me gusta este juego...

-Y llevarás un velo.

-¿Qué? ¿Cómo?

-Y por último, llevarás este anillo.

-Esto es una broma, ¿verdad?-veo que se arrodilla frente a mí, sacando una cajita de su bolsillo.

-¿Quieres casarte conmigo?-abre la pequeña caja, mostrando un anillo hermoso.

No era capaz de formular alguna frase, estaba sin poder creérmelo, totalmente asombrada. Mis ojos se llenaron de lágrimas, solo pude lanzarme a sus brazos, mientras le decía al oído que aceptaba. Samuel me levanta del suelo, dándome vueltas, mientras grita contento. Las personas que habían a nuestro alrededor, aplauden, y vitorean, cosa que me daba mucha vergüenza. Cuando me deja en el suelo, pone el anillo en mi dedo anular. Vuelvo mi mirada a sus ojos, besándole suavemente.

-Sé que me lo has dicho pero, ¿aceptas?

-Una y mil veces más, ¡acepto!

Vuelve a abrazarme, entre risas y besos. Cuando nos recuperamos de ese momento, tan emotivo, volvemos a entrelazar nuestras manos, para regresar al hotel. Ésta vez cogemos el coche, mi cuerpo comienza a estar cansado.

Ya en la habitación, contemplo todo lo que habían preparado. Una botella de champán, dentro de hielo, reposaba a un lado del escritorio. A su lado, una bandeja con fresas, y chocolate. Samuel se adelanta, destapando el champán, llena dos copas, y brindamos. Después de darle unos tragos, le quito su copa, para dejarla a un lado junto a la mía. Comienzo con un beso suave, que cada vez va subiendo más de tono. Le empujo hacia la cama, poniéndome encima de él.

Sin detenerse ni un segundo, gira, dejándome debajo suya, mientras empieza a atacar mi cuello. Samuel me incorpora un poco, para bajar la cremallera de mi vestido, con su ayuda. Después me encargo de quitar su corbata, su camisa, y por último su pantalón. Ambos estábamos únicamente, en ropa interior. De forma hábil, Samuel se deshace de mi sujetador, tomando un poco de chocolate, esparciéndolo por todo mi pecho. Posteriormente pasa su lengua, por todo lo que ha esparcido.

-Si te hago daño, dímelo. Podemos parar si quieres, mi amor-susurra en mi oído, dejando un beso sobre mi cuello.

-No... Sigue...

Nuevamente giramos, posicionándome sobre él. Repetí sus acciones, con el chocolate, esparciéndolo sobre su pecho. Acaricio sobre la tela, su miembro, mientras él se remueve gimiendo debajo de mí. Ataco de nuevo sus labios, cada vez con más pasión. Una de mis manos se cuela en su bóxer, acariciando su miembro suavemente. Samuel muerde sus labios, sonriendo levemente.

Lentamente retiro su bóxer, bajo su atenta mirada. Él se acomoda entre las almohadas, quedando algo incorporado, para ver todo mejor. Vuelvo a tomar su miembro entre mis manos, dejando un pequeño lametón por toda su extensión. Provocando que suelte un suspiro, y su piel se erice de inmediato. Continúo así durante un rato, dejando lametones por todo su miembro, acompañado de mis manos. Sus manos están entre mi pelo, sujetándolo en una coleta, y dirigiendo mis movimientos.

De un momento a otro, noto como comienza a tensarse. Trata de alejarme, pero no se lo permito, al contrario, él se corre en mi boca susurrando mi nombre. Trago todo, lamiendo mis labios, y dedicándole una sonrisa amplia.

-Eres increíble, princesa-susurra sobre mis labios Samuel, antes de besarme.-Pero ahora, es tu turno.

-Amor, el médico nos dijo que no podíamos tener sexo, hasta pasadas dos semanas...

-Le pregunté, y la masturbación, sí que se permite-frunzo el ceño, soltando una risa, pensando que está de broma. Pero no.-Ven aquí, siéntate.

Samuel tira suavemente de mi mano, dejándome sentada entre sus piernas, apoyando mi espalda contra su pecho. Sus manos recorren todo mi cuerpo suavemente, mientras deja algunos besos por mi cuello. Poco a poco, baja hasta mi zona íntima, acariciando por encima mi clítoris. Sin poder evitarlo, suelto algunos suspiros, arqueando mi espalda.

-Samuel...-susurro, entre suspiros.

-¿Te estoy haciendo daño? ¿Me detengo?-él se para de golpe, algo asustado.

-No, no, por favor...

-¿Qué quiere mi nena?-noto como sonríe, mientras me provoca, acariciando mi cuerpo, al borde de mi zona de placer.

-Por favor... Samuel...

-Dime, preciosa-deja un rastro de besos por mi cuello, subiendo una de sus mano a mis pechos, estimulándolos.-Dime...

-Sigue Samuel, por favor...

Vuelve a mi clítoris, acariciándome suavemente. Llevándome nuevamente a esa nube de placer, que tanto me gusta. Mis suspiros se hacen cada vez más fuertes, transformándose en gemidos, que llevan su nombre. En poco tiempo, noto mi cuerpo tensarse, y el orgasmo entra por todo mi cuerpo, en una gran oleada de placer.

-Dios...-susurro finalmente, mientras él me abraza.

-Ahora a dormir, mi vida. Tienes que estar muy cansada.

Asiento con la cabeza, mientras él nos acomoda a ambos en la cama. Una vez tumbados, vuelve a rodearme con sus brazos, y besa mi frente suavemente.

-Te amo, Samu-le susurro cansada, antes de dormirme.

-Te amo, Sofía-besa mis labios, y nos tapa ambos con las sábanas.

Mi sugar daddy (Vegetta777) *EN EDICIÓN*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora