Capítulo 42

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*Narra Sofía*

Mis suegros acababan de marcharse, por petición mía. Samuel no tardaría en llegar, no me importaba quedarme sola. Además de que ellos tenían otros compromisos, y seguramente querían descansar antes de eso. Yo aprovecho de mientras, para darme una ducha. Me sentía sucia, aún con algunos restos de sangre. No era mucho, pero era incómodo.

Levantarme de la cama, fue un suplicio. Todo mi cuerpo dolía, no quería ni mirarme al espejo. Sabía perfectamente que, los moretones adornaban mi piel. Fue algo difícil, pero terminé rápido, para volver a la cama.

-Ya he vuelto cielo, siento la tardanza, era por esto-justo cuando me siento, aparece Samuel recién duchado por la puerta.

Detrás de su espalda, esconde un ramo de rosas, que me entrega con una sonrisa amplia. En la otra mano, trae una pequeña mochila, con algunas cosas. A pesar de que sus padres, ayer fueron tan amables, de traer algo de ropa. Le agradezco el detalle, con un tierno beso. Antes de que seamos interrumpidos, por la enfermera, que trae mi cena en una bandeja.

-Cariño-llamo a Samuel, quien está a acomodando las flores.-¿Por qué no bajas a cenar, mientras yo lo hago también?

-De acuerdo, no tardo. Si pasa algo, llámame-él besa mi frente, tendiéndome mi móvil. El mismo que olvidé, ayer en casa. El mismo, que me podría haber salvado.

Tomo el teléfono, ocultando una mueca. Tal vez, de desagrado, por todo lo que ocurrió. Samuel abandona la habitación, recordándome que si pasa algo, debo llamarle. Destapo la bandeja, oliendo el plato que había frente a mí. Tenía bastante buena pinta, además, estaba delicioso.

Cuando termino, vuelvo a dejar la bandeja tapada. No tarda en aparecer la enfermera, dedicándome una sonrisa, antes de retirar la bandeja. Detrás viene Samuel, dedicándome otra sonrisa leve. Palmeo un sitio libre a mi lado, para que se acueste a mi lado. A pesar de ser una cama pequeña, cabíamos abrazados.

Samuel se encarga de apagar la luz, abrazándome, mientras se queda en el filo, para darme el mayor espacio posible. Mi cabeza estaba apoyada en su pecho, escuchando los latidos de su corazón, que tanto me calma. Poco a poco, me dejo llevar por el sueño, abrazada a él. A mi salvación.

Despierto completamente sola en la cama, en algún momento de la noche, Samuel se había pasado al sillón. A pesar de que trato de no hacer ruido, Samuel se despierta, mirándome algo sobresaltado. Se estira un poco, y besa mi frente, preguntando si necesito algo. Niego con la cabeza, acomodando su pelo.

Cuando el médico pasa, comienza su protocolo de revisión, antes de darme el alta. Para mí suerte, todo sale bien, y me permite irme. Por fin podría irme a casa, y descansar en mi camita, con mi amor.

Samuel se encarga de ayudarme a vestirme, todo con cuidado, para no hacerme daño. Cuando termina, recoge todo, y pide una silla de ruedas. El médico nos había recomendado, que no andara mucho, por los golpes. Preferiblemente, era mejor que fuese en silla de ruedas.

Ya junto al coche, entro con cuidado, mientras Samuel guarda la mochila, junto a la silla. Rodea el coche, tomando su luchar, y entra dándome un beso. Antes de ponerse en marcha, da un suave apretón a mi rodilla.

-Ahora yo te voy a cuidar, princesa-dice, cuando llegamos a casa.

Con cuidado me deja en el sofá, antes de dirigirse hacia la cocina, para hacer el desayuno. En el silencio del salón, no podía dejar de pensar en el bebé. Nuestra pequeña cosita, que sin saberlo, nos dejó. Ahora entendía perfectamente, la razón por la que me encontraba fatal.

Mi sugar daddy (Vegetta777) *EN EDICIÓN*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora