Capítulo 37

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*Narra Sofía*

Me acerco hacia el ventanal, contemplando las vistas, que eran preciosas. Estaba inmersa entre las montañas, y las nubes, cuando siento que unos brazos rodean mi cintura. Samuel deja un beso en mi hombro, apoyando su cabeza en él.

-¿Has podido descansar mi amor?-pregunta, en mi oído.

-Sí, tu madre también me hizo de comer. Es muy maja.

-Lo sé, nos lo acaba de decir. Venga vámonos, nos damos una ducha, y te llevo a cenar.

Tomo su mano, para dirigirnos al coche. Ésta vez, es él quien conduce, a la casa de sus padres. Cuando llegamos, subimos hacia su habitación, y comienzo a sacar nuestra ropa, de la maleta. Él me abraza por la espalda, susurrando en mi oído.

-¿Y si nos duchamos juntos?

Asiento, dirigiéndonos al baño. Nos desvestimos, metiéndonos en la ducha. Él abre el grifo, y el agua fría cae sobre mí, provocando que suelte un grito. Samuel me abraza riéndose, mientras regula el agua. Hago un puchero, mirándole a los ojos, y después bajo la vista a sus labios. Él se acerca lentamente, rozando suavemente nuestros labios. Finalmente los une, pegándome contra la pared. Toma mis piernas, provocando que las enrede en su cintura. Baja sus besos por mi cuelo, y giro mi cabeza a un lado, para darle más acceso.

-Sa-Samuel, nos van a escuchar-digo, entre suspiros.

-No hay nadie en casa.

Continua con sus besos, subiendo nuevamente a mis labios. Ésta vez era mi momento, de bajar mis besos por su cuello, mientras él acaricia todo mi cuerpo con sus manos. Entra lentamente en mí, con muchísimo cuidado, como si fuera la primera vez. Me aferro a su cuello, mientras se mueve, no quería caerme, a pesar de estar sujeta por sus brazos.

El baño estaba lleno de nuestros gemidos, y el vapor del agua de la ducha. Continua con sus movimientos, su cabeza está apoyada en mi cuello, mientras yo clavaba mis uñas en su espalda. Pero sin hacer mucha presión, para no hacerle daño.

Ambos llegamos al clímax a la vez, susurrando el nombre del otro. Lentamente él baja al suelo, quedándonos sentados, mientras tratábamos regular nuestra respiración. El agua caía sobre nosotros, terminando de mojar nuestro cabello.

-Eres preciosa, te amo.

-Yo también te amo, mi vida.

Pasado un rato, y tras ver la hora, nos levantamos del suelo, para ducharnos de verdad. Si no, se nos haría muy tarde, para salir a cenar. Cuando acabamos, nos envolvemos en las toallas. Samuel sale hacia la habitación, mientras yo me quedo en el baño, peinándome antes de vestirme. Tras acabar, dejo que Samuel entre para arreglarse, y yo voy hacia la habitación.



Mi sugar daddy (Vegetta777) *EN EDICIÓN*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora