18. Por lo que queda.

2K 159 50
                                    

Capítulo 18.

Narra Pavon.

Fué un partido horrible. Fué un día horrible. Uno siempre piensa como consuelo "las cosas no pueden estar peor" pero si pueden. Siempre puede pasar algo como para coronar el momento de mierda y hacerlo lo peor posible. Estamos afuera. Cuando caminé hacia mis compañeros y los ví a todos tan movilizados, no pude evitar sentirme mal. Podría haber hecho más, que se yo. Igual, pensándolo mejor, si hay algo que me falta para torturarme más es empezar a reprocharme cosas. Ya estoy mal, nada puede ser peor. Excepto una cosa. Verlo llorar. Fué fugaz, porque no quiero seguir su rastro. Después de todo él me rompió el corazón. Pero verlo sentado en el banco de suplentes, con los ojos esmerilados y conteniendo las lágrimas me partió en mil pedazos. Moría por ir a abrazarlo. Pero ese tiempo ya pasó. Obviamente la vuelta en el colectivo es un martirio. Apostaría que cada uno preferiría estar encerrado durmiendo queriendo que ésto solo sea un sueño. Llegamos al hotel. Ni ganas de ir por la escalera, así que espero un poco que los demás me ganen de mano y mientras ocupo mi celular. Pasados unos minutos, subo al primer ascensor que llega y Taglia sube también. Por detrás, Paulo. Intento no mirarlo, pero me doy cuenta que está mal. Le resto importancia y llegamos a nuestro piso. Salgo apurado para no verlo más y entro a mi habitación.
Tenemos el día libre. Y si. Después de la derrota, ninguno tiene ánimos para hacer nada. Claramente nuestro tiempo acá está llegando a su fin. Escuché que tenemos 3 días para abandonar el hotel, sinceramente quisiera estar en mi casa ahora mismo. Ansa me invita a jugar un partido de Play con los chicos, y le digo que más tarde voy. Más por compromiso que por otra cosa, no tengo ganas de nada. Doy vueltas por la habitación pensando qué podría hacer para despejarme un poco, y se me ocurre algo. Qué mejor lugar que la terraza? Un poco de aire fresco, cerrar los ojos y escuchar música pueden ayudarme a sobrepasar este momento del orto. Emprendo viaje y en pocos minutos estoy ahí. Cuánta paz.

Menos mal que no hay nadie -hablo conmigo mismo-

Entro con las manos en los bolsillos, mirando de un lado a otro. Después centro mi atención en el horizonte. Camino hacia adelante y veo una sombrilla tirada en el piso. No sé por qué se me ocurre ir y levantarla. Me llevo una sorpresa. Paulo. Sentado con los auriculares puestos. Con el mate al lado. Ni siquiera escuchó que estoy ahí, contemplándolo. Podría haberme ido, después de todo, me trató muy mal. Jugó conmigo. Me lastimó. Pero es él. Me siento a su lado sin siquiera mirarlo, solo mantengo mi vista en el atardecer. Mueve su cabeza y se saca los auriculares. Es gracioso porque solo me mira, no dice nada. Imita lo que hago y dirige su mirada al frente.

Vas a tener muchos mundiales más por delante -digo-

Siento como vuelve a dirigirse hacia mi.

Por qué me hablas? Después de lo que te hice? -esboza-

Parece estar enojado. Pero yo estoy tranquilo. No puedo sumar más dolores a todos los que ya siento.

Porque sos vos -lo miro- Sos el mismo pibe que me incluyó al grupo desde el primer día... O no te acordas? -él asiente-

Su rostro solo expresa preocupación.

Sos el pibe que cuando yo estaba con cara de orto, tiraba un chiste... O ponía cuarteto en el vestuario... Sos mi amigo Paulo, más allá de todo -digo sin mirarlo-

Me apoyo en mis brazos dejándome caer hacia atrás. Él sigue sin decir nada. Pero momentos después, siento su mano temblorosa sobre la mía. Y escucho que empieza a llorar.

No te merezco, Kichan... Por qué sos tan bueno conmigo? Si soy una basura... Todo lo que te dije...
Porque para mí fue especial... Sos especial... Aunque para vos no, y está bien... No puedo obligarte a sentir algo que no sentís -digo sin mirarlo-
Fué todo mentira! -eleva la voz- Porque tengo miedo de separarme de vos y que no pueda superarte... Y soy tan cagón que prefería que quede todo mal a tener que llorarte cuando nos vayamos...

Da comienzo a un llanto descontrolado que me moviliza. Con su otra mano limpia su rostro pero no deja de hablar.

Y ahora todo se terminó, nos quedamos sin partidos, sin Mundial... Y yo me quedé sin vos -dice sacando su mano-

Acurruca su rostro entre sus piernas sin dejar de llorar. No sé cómo reaccionar ante todo ésto, y digo lo primero que me viene a la cabeza.

Ey -levanto su rostro- Vos me dijiste que no estaba solo, te acordás? Cuando te dije lo que me pasaba?

Él asiente con los ojos empapados.

Vos tampoco estás solo... Porque estoy acá, con vos... Y vos a estar siempre... Porque sos mi amigo.

Me mira directamente a los labios.

Vos sos mucho más que mi amigo. -dice rápidamente-

Sin siquiera terminar bien la frase, se me acerca de golpe y comienza a besarme. Antes de perder el control, lo separo.

Está la puerta abierta... Puede entrar alguien -le advierto-
Me importa una mierda! Yo te amo -vuelve violentamente hacia mi-

Me choca con tal fuerza que siento dolor en el rostro. Pero todo ese dolor desaparece cuando nuestras lenguas se mueven a ritmos descontrolados la una en la boca del otro. Me abraza por detrás y me acerca más a él. Siento el mismo calor como el primer día, multiplicado por mil. Unos segundos después nos separamos.

Perdón, perdón... -se levanta-

Lo veo arrodillarse frente a mi.

Qué carajo haces? Dale boludo, sentate -digo nervioso-
No, por favor escuchame... Perdoname por ser como soy... Por volverte loco, pero te juro que vos me volvés loco a mi... Podemos disfrutar este poco tiempo que nos queda? Quiero estar con vos Kichan, me importa un carajo todo lo demás... Por favor decime que si -junta sus manos-
Pero no era calentura? -lo detengo-
Calentura de qué? No te das cuenta lo enamorado que estoy de vos? Hoy lloré en la cancha porque sabía que lo nuestro terminaba... Y sé que va a terminar, quiera o no... Pero hagamos que dure, que valga la pena... Quiero disfrutar con vos lo poco que nos queda para compensar todo lo que voy a llorarte después!

Lo miro directamente a los ojos y lo beso. Presiono sus mejillas con fuerza, sosteniéndolo contra mí. Apenas nos separamos para vernos el uno al otro.

Por lo que queda -digo sonriendo-

Ninguno de los dos deja de llorar. A ésta altura no sé si es de tristeza por la despedida inminente, de alegria por reconciliarnos o una mezcla de todo. Lo importante es que la intensidad de los besos que nos damos borran todo lo demás.

Te amo -dice con sus labios todavía pegados a los míos-

Continuará.

Desde que te ví - Paulo Dybala & Cristian Pavón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora