12. La frutilla del postre.

2.4K 171 124
                                    

Capítulo 12.

Narra Pavon.

Nos encerramos en una diminuta despensa. Una especie de habitación bastante chica. Nos sentamos en el piso como dos fugitivos en plena película de acción. Inmediatamente después de que Paulo me dijo lo que me dijo, escuché venir a alguien y rápidamente le pedí que nos encerráramos acá. No podía irme después de eso. Necesitaba hablar con él.

Creo que ya se fué -digo mirando por la cerradura- Casi... -suspiro aliviado-

Lo miro y no dice nada. Sé que en cualquier otra situación yo le reprocharía que sea así. Que no me hable. Pero después de lo que me dijo, lo entiendo perfectamente. Sin emitir sonido y lo más calmo posible, me siento a su lado. Ninguno de los dos dice nada. Lo único que me nace hacer es cruzar mi brazo por detrás y abrazarlo.

Es mutuo -digo tranquilo-

Me mira.

Que cosa? -vocaliza débilmente-
Lo que vos dijiste. Me pasa a mi también. Y no quería decírtelo porque quedamos en no involucrarnos tanto. Pero yo desde el día uno sé que me pasan cosas fuertes con vos. No es algo pasajero... -expreso con la guardia baja-
Por qué no me lo dijiste? -retruca-

Sonrío.

A duras penas te dije que me gustabas -busco su rostro- Y pensas que te iba a decir que me estaba enamorando de vos?
Es raro, porque yo sabía que algo especial teníamos, me gustaba estar con vos... Pero hace unos días en la terraza todo me quedó claro... Vos me ayudaste a aclararme, y te doy las gracias. -acaricia mi brazo-
No, no me agradezcas nada. Te aseguro que más temprano que tarde nos vamos a arrepentir de todo ésto -digo triste- Pero no lo puedo evitar, no puedo...

La tensión en el aire se torna demasiado obvia. Y sé que lo que terminé de decir es duro, arruina el lindo momento que estábamos pasando, pero es la realidad. No podemos vivir pensando que las cosas están a nuestro favor porque no es así.

Yo no me arrepiento de lo que hicimos -dice separándose-

Acomoda su cuerpo para quedar mejor posicionado frente a mi. Me da un beso. Un beso tranquilo, necesario, pero tan intenso a la vez.

Y quiero repetir las veces que sea necesario -vuelve a besarme-

Mientras nuestras bocas se mueven, puedo sentir el gusto salado de rastros de lágrimas que quedaron. Me doy cuenta que lloró. Y me parte el corazón. Y a la vez me reconforta. Todo ésto causa tantas cosas en el? Ésto causo yo en él? Ahora se que no estoy solo. Ahora se que la cosa es de a dos. Nos separamos aliviados y por alguna razón, ya no siento tantos nervios al tenerlo así cerca. Podría acostumbrarme tranquilamente.

Uf -se limpia el rostro- Pensé que te ibas, y que la cagaba para siempre -respira-
Me estaba por ir... Pero hice bien en quedarme -doy media sonrisa- Con semejante declaración nadie se resiste -intento burlarme-
Viste lo que soy? Atento, tierno, con estos faroles -apunta sus ojos-
Humilde por sobre todas las cosas... -completo su frase-
Eso! Una humildad... Y mi sentido del humor?

Y yo solo aguanto la risa. No voy a darle el gusto de decirle que cada una de las cosas que dice son las que me tienen así de enganchado con el.

Ey... -me agarra la mano- Te das cuenta que intentamos cortar todo y no podemos? Lo peor de todo es que estoy bien así como estoy... Con vos, acá encerrado a la madrugada con las valijas prácticamente hechas y con los días contados en Rusia... Por qué todo tiene que ser tan complicado? -bufa-
-suspiro- Vos me dijiste que vivamos el presente... Entonces? Disfrutemos ésto que queda... -toco su frente- Vamos por el milagro y quién te dice seguimos hasta fines de julio acá -río-

Él sonríe y asiente. Creo que logré convencerlo.

Estoy con los sentimientos a flor de piel. Y eso que lloro una vez al año maso. -estira sus brazos-
Si seguro -le sigo el juego-

Un silencio mínimo se hace presente. Hasta que él habla.

Así que un petardo no me vendría nada mal para aliviar tensiones -completa la frase-

Trago saliva nervioso mientras él se descostilla de risa.

Es joda! Es joda! -me empuja- Aunque... -intenta aguantar la risa-
Favor con favor y estamos a mano -digo serio-
Dale -se apura a decir-

Casi descontrolado se acerca a mi e intenta besarme, pero lo freno.

Vos estás en pedo? Cómo vamos a ponerla acá? Entre éstas cosas? -miro a mi alrededor-

Cajas y cajas de enlatados, artículos de la cocina sin usar, escobas, trapeadores.

Tiene menos onda que rulo de estatua... No calienta a nadie. -me rio-
Conmigo no te alcanza? Mirá... -se levanta la remera dejando al descubierto parte de su cuerpo-
Qué haces Paulo, te vas a enfermar... Hace un frío que pela! -lo tapo-
Entonces calentame, dale...

Sonrío sin decir nada.

Uh hermano -vuelve a su lugar- Vos querés estar a la luz de la luna rodeado de velas y pétalos de rosa? -se burla- Si es un meta saca y listo, no debe ser tan diferente.
Si, si seguro que si. Después te invito a subir las escaleras a ver si caminas del todo bien... -niego-
Bueno pará un poco negro del WhatsApp! -me empuja- Nos gustamos, sabemos qué hay amor, también química... -contabiliza con los dedos- Falta la frutilla del postre -baja su mano a la parte trasera de mi pantalón-

Riéndome me levanto nervioso. Pensé que la etapa de ponerme incómodo estando cerca suyo había pasado, pero me equivoqué.

Son las -miro mi reloj- 2 de la mañana, mejor vamos.
Si, hacete el boludo... Ignorame -se cruza de brazos- Pero esperá en serio... No hagamos nada, pero podemos quedarnos un rato más? No me quiero separar todavía.

No fue un chiste. No buscó que me ría, ni que me burle. Lo dijo de una forma tan tranquila y respetuosa que no pude negarme. Me acomode en su hombro mientras él juega con el dobladillo de mi remera.

Vos te vas a acordar de todo esto? Cuando termine... -digo mirando una lata de choclo-

Alta inspiración.

Termine que? -me pregunta-
El Mundial, que va a ser? -me apuro a decir-
Si, cómo olvidarlo? Si prácticamente la pasamos juntos acá.
Te vas a reír. -lo interrumpo- Pero no importa...
De qué cosa? -me mira-

Muevo mi cabeza en su dirección y quedamos enfrentados.

Te amo. -digo mirándolo directo a los ojos-

Él sonríe y me besa.

Vos sabes que yo también. -se separa un mínimo instante-

Y nuestras bocas vuelven a juntarse. A pesar de lo frío de la noche, y de no estar tan abrigados, no hace falta nada más que el calor de nuestros cuerpos en ese preciso instante.

Y yo que dije que no nos íbamos a casar... Ahora lo pienso dos veces -suspira-

Sin decir nada me acomodo mejor en su pecho. Y cierro los ojos, escuchando solo el ritmo de su respiración.

Continuará.

Desde que te ví - Paulo Dybala & Cristian Pavón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora