36. El lugar perfecto.

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Capítulo 36.

Narra Paulo.

Por favor. No puedo más, y mi compañero contribuye a que yo pierda el control: ahí arrodillado, da más vueltas que yo a la hora de admitir mis sentimientos por él. Suplicante, apoyo una mano en su nuca acercándolo más a mí.

Dale Kichan, yo sé que querés... Ah! -me quejo-

Está jugando con fuego. Y me encanta. Sube y baja con mi "amigo" con su mano derecha y no puedo contener el placer que me genera, aunque necesito más. Me quejo y me quejo, mientras que cuando puedo lo miro y saca a relucir una media sonrisa.

Tus deseos son órdenes -susurra-

Y al fin lo hace. Si no fuera porque tengo bastante autocontrol, la historia terminaba ahí. Cierro los ojos y los comprimo con fuerza, mientras juego con su cabello. Intento hacer el mínimo ruido posible, aunque se me hace imposible a esta altura. Su velocidad aumenta y mis piernas se retuercen del placer. Es mínimo el tiempo qué pasa que ya no aguanto.

Kichan, voy a... -le toco la frente-

Parece no importarle o no me escuchó, y no puedo contenerme más. Termino y mi cuerpo completo parece pesar dos toneladas. Con las piernas débiles, apenas alcanzo a abrir los ojos y lo veo levantarse y caminar hasta el lavamanos. Ya pasado el momento de calentura, me acomodo la ropa y lo busco.

Perdón, pero te avisé... Estás bien? -apoyo una mano en su hombro-

Termina de enjuagarse la boca y se ríe.

Tampoco que es veneno, no pasa nada -agarra una toalla de manos ubicada a un costado- Yo quise -completa-

Sonriendo lleno de felicidad junto nuestros cuerpos y le doy un beso en la mejilla para después abrazarlo.

Ahora me toca a mi -susurro en su cuello-

Me toca la cara y me besa. Rápido se separa y niega.

No, volvamos a nuestros asientos... Mirá si alguien viene -se mueve-
Pero y vos? No estás re caliente? Porque yo en tu lugar no aguantaría, estaría con la carpa a más no poder -digo intentando sacarle una sonrisa-
Más vale que estoy caliente, mira lo que sos -le doy una sonrisa- Pero cuando lleguemos me compensas -me da unas palmadas en el brazo-
A éste paso te la voy a tener que chupar como 6 horas de todo lo que te tengo que compensar -digo apurado-

Y mi chiste le causa tanta risa que casi despierta a todos. Antes de irse, parece acordarse de algo y vuelve retoma la compostura.

Paulo, tengo algo que decirte -se pone serio-
Que cosa? -contesto-
Estuve pensando y estaría buenísimo mantener distancia, que decis?
Qué? Por qué? Qué hice? -me asusto- No, en que la cagué ahora? -me acerco-
No pero -lo interrumpo-
Decime que tengo que hacer y lo hago, pero no me dejes -agarro sus manos-

Larga una pequeña risa mientras niega.

En público digo yo, para las cámaras -me mira-
Ah... Ah... -suspiro- Por qué?
Para no presionarnos, si total nosotros sabemos que estamos juntos, no hace falta nadie más -mueve los hombros- Además me pone nervioso tenerte cerca cuando están los demás -agacha la cabeza sonrojado-

Lo miro y aunque él no lo hace, si estuviera haciéndolo se daría cuenta de todo lo que siento.

Estoy orgulloso de vos, y no sabes lo loco que me tenés... Te amo -me suelto y lo tomo del rostro-

Nos besamos y me separo al instante, porque ya estoy empezando a calentarme. Antes de que se vaya, le hago saber que yo también transpiro más de lo normal cuando lo tengo cerca. Sale primero él, y minutos después lo sigo. Al cruzar el pasillo, me doy la vuelta y le guiño un ojo. No sé si me vio por tanta oscuridad pero no importa.
El viaje no duró tanto por suerte, o quizás sentí eso porque dormí durante todo el camino. Llegamos. Tal y como acordamos, voy adelante y cuando giro a verlo, puedo darme cuenta de que hace tiempo para no bajar del avión cerca mío. El camino al hotel fué fugaz, y cuando dividen las habitaciones me toca con Gio Lo Celso. Me siento mal porque por mis dramas de mierda no le sacamos jugo a la compartida de habitación, en todos los sentidos. En fin, ya está. Nos avisan que tenemos que apurarnos para alcanzar el desayuno, y tiro mis cosas al boleo. Aprovecho ese mínimo tiempo y me cambio la remera. Mi nuevo compañero de habitación me hace pasar un rato de calor con un comentario un poco incómodo. No, un poco no, del todo incómodo.

Eeeehh loco, eso es un chupón? -frunce el ceño sonriendo-
El qué? -digo nervioso-
Eso -apunta a mi estómago-

Me miro y si. Más obvio imposible, pero la piloteo. Para el orto, pero la piloteo.

No, nada que ver... Es una marca de nacimiento -me visto rápido-

Se ríe y va hasta la puerta. Me agacho a agarrar el celular que tiré en la cama, y el tipo vuelve para decirme algo más.

Che, fíjate que la chomba puede quedarte mejor, digo, por la marca de nacimiento en tu cuello también -larga una carcajada-

Y se va. Abro los ojos como platos y le hago caso, me cambio. Qué debe estar pasando por su cabeza? Es obvio que las marcas son recientes. Estará sospechando de algo? Esas y mil preguntas más rondan mi cabeza en el trayecto.

Narra Kichan.

No veo a Paulo en el desayuno. Me pregunto con quién compartirá cuarto. Por mi parte, me tocó compartir con Lea Paredes. Es más pesado que collar de sandías, pero es un crack. El día pasa rápido, y entre entrenamiento, gimnasio y descansos estoy re ilusionado con la salida de hoy. Vamos a recorrer un poco la noche estadounidense y me copa mucho la idea.
Más tarde ese día, nos quedamos a cenar en un restaurante reservado exclusivamente para toda la delegación argentina. Apenas entramos, y con el hambre que tienen los pibes (me incluyo); en un abrir y cerrar de ojos bajamos todo lo que encargamos. Tal y como habíamos quedado, con Paulo nos sentamos en mesas distintas. Inevitablemente cruzamos miradas y sonrisas, pero no más que eso. En plena sobremesa y cuando empiezan las anécdotas, la naturaleza me llama. Voy al baño. Pensé que iba a ser diminuto, pero es bastante amplio. Hago lo que tengo que hacer y mientras me lavo las manos, veo entrar a alguien muy especial.

Hola -me dice tímido-
Hola Paulito -sonrío-

Va hasta un mingitorio en silencio. Cuando estoy caminando hasta la puerta, me frena de un silbido.

Ya te vas? Quedate -dice casi retándome-
Mándale saludos a sacu -le digo cerrando la puerta-
A quien? -dice acomodándose el pantalón-
A sacudila -me río-

Me festeja el chiste y termina el trámite. Va a lavarse las manos y me salpica agua. Buscando venganza me acerco y joda va, joda viene, nos terminamos besando.

Ahí, te va? -dice apuntando un cubículo-
No, vos no estás bien... Acá? Y si alguien viene al baño? -me separo-
Tenes razón... Ya sé! Vi algo al venir para acá -dice caminando hasta la puerta de salida-

Lo sigo sonriendo y llegamos a la cocina. Paulo camina hacia un costado y hay una puerta que lleva a un subsuelo. Una despensa.

Te trae recuerdos? -dice invitándome a entrar-
Ojalá haya latas de choclo, eso seguro me inspira -me rio-
Pase usted... -se hace a un lado-
Después de usted -completo-

Basta de vueltas. Entramos y una luz tenue invade el lugar. El olor a humedad es tan fuerte que me trae recuerdos de mi Córdoba natal. Mientras miro el lugar que es pequeño pero cómodo, Paulo cierra la puerta poniendo el seguro.

Te imaginabas un lugar más perfecto? -se da la vuelta y se apoya contra la madera-
Imposible... Vos y yo solos, encerrados y sin que nadie interrumpa... Imposible mejorar eso... -sonrío-
Y ahora? -dice sacándose la remera-

Con inseguridad y la cara ardiendo, hago lo mismo.

Ahora mucho mejor -lo alcanzo subiendo unos escalones y nos besamos fuertemente chocandonos con delicadeza-

En una despensa así me declaré te acordás? Te dije que estaba enamorado de vos... Y sigo sintiendo eso y más... -habla agitado-
Y yo te dije que es mutuo, y te lo repito -acaricio su brazo izquierdo-

Sin susurrar una palabra más, nuestras bocas vuelven a encontrarse. Ambos sabemos que es el momento, después de tanto, de sentirnos el uno al otro de nuevo.

Continuará.

NO ME FAJEN SÉ LO QUE HAGO CONFÍEN EN MI bueno no confíen pero el próximo cap es el definitivo lo prometo. No quería apurar las cosas, además, mientras más capítulos mejor no? Ahre se vienen lindas cosas, espero que les guste y OBVIO vamos a sufrir porque masoquismo siempre. Gracias eternas por tanto, no saben lo feliz que me hacen con cada voto, comentario, mensaje de apoyo etc. Me puse sensible adiós. ❤️

Desde que te ví - Paulo Dybala & Cristian Pavón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora