Desde que te ví - Paulo Dybala & Cristian Pavón.

92. Solo diversión.

Capítulo 92.

Narra Tagliafico.

Acaricié el cabello de Maxi mientras miraba el techo de nuestra habitación. Sonreí.

Hubo algún día de los que estuvimos separados en el que la pasaras bien? O sea, un día completo -pregunté-

Él rió levemente.

Ya terminó el acting? Justo que me estaba por copar -expresó-

Reí también ante su respuesta y acto seguido, esperé para escucharlo hablar mientras se recuperaba de la risa de recién.

No, había momentos... Pero no un día completo -respondió- Cuando el Huevo me invitó a pasar tiempo con él me sentí bien después de muchos días sintiéndome mal -fruncí el ceño durante unos segundos al escuchar el apodo de nuestro compañero en la conversación-

Rápidamente alejé los pensamientos negativos de mi cabeza, tratando de alojar en ella unos buenos.

Cómo es como amigo? -pregunté con curiosidad-
No hagas eso -rió Maxi-
Hacer qué? -consulté frunciendo el ceño-
Eso -volvió a responder- Esa pregunta con trampa... El huevo es mi amigo, me dió una mano muy grande cuando necesitaba a alguien acá adentro y nunca intentó pasarse conmigo. Paulo te buchoneó algo? -sonrió mirándome-
No -reí- Bueno, si -dije-
Qué pendejo... Es tan obvio pobre -contestó riendo-

Asentí y continúe con las caricias en su cabello.

No estoy celoso... Es más, me hace feliz que hayas tenido alguien para distraerte aunque sea unas pocas horas -sonreí- Acuña no es un mal tipo, y sé que estabas en buena compañía -Maxi se sentó en el piso y se apoyó contra una de las camas-
Igual no hay compañía como la tuya -sonrió-

Imité su acción y lo abracé. Había extrañado tanto tenerlo entre mis brazos.

Me alegra haber resuelto ese malentendido, cada vez te sentía más lejos -susurré- Y no sabía cómo recuperarte -completé-
El tiempo iba a ser decisivo en nosotros, creo que tarde o temprano íbamos a volver a estar juntos, pero me hace feliz saber que no pasó nada y que podemos volver a apostar en nuestra relación -sonrió acariciando una de mis manos-
Quiero hacer las cosas bien -suspiré besando su frente- Voy a empezar por escucharte primero siempre y no sacar hipótesis así a lo apurado -sonreí-
Eso me parece bien -respondió- Voy a hablar con vos, voy a mejorar la comunicación así no sentimos la necesidad de ocultarnos cosas -dijo él-

Sonreí aún abrazándolo.

Y nos vamos a amar porque el amor es lo más importante en el mundo -dije-
Y más en nuestro mundo -añadió-

Nos quedamos mirando unos segundos.

No te parece que estamos muy cursis? Pero demasiado... Ni Paulo con Kichan es así de meloso -rió y lo acompañé asintiendo-

Maxi bostezó con sueño y yo lo miré con atención.

Creo que comí mucho chocolate -se quejó-
Te dije -lo reté- Siempre te lo digo y seguís haciendo lo mismo -insistí-
No, siempre no porque nos conocimos hoy -rió mostrándome la lengua-
Tenés sueño? -pregunté y él asintió- Te invito a dormir abrazados en mi cama -sonreí-
Y cuando yo te invité no querías! No es justo -cruzó los brazos-
Pasa que ahora nos conocemos más, ahora si me das confianza... Me aceptás la invitación? -pedí-

Forzó una expresión enojada pero rápidamente aceptó y después de cambiarnos la ropa por una de dormir, nos acomodamos en mi cama. Lo abracé y él apoyó su cabeza en mi pecho como solía hacer siempre que dormíamos juntos. Había extrañado a Maxi. Tanto que me costaba ponerlo en palabras. Sentía que al regresar él, había regresado una parte vital mía que no me había dado cuenta que faltaba hasta que lo estreché en mis brazos nuevamente. Finalmente mi vida volvía a cobrar sentido, y volvía a llenarse de esperanzas, calidez y felicidad. Todo eso era Maxi en mi. Todo ese coctel de emociones hacia florecer en mi corazón cada vez que se dirigía a mi, cada vez que sonreía mirándome y cada vez que se reía achinando los ojos.