Desde que te ví - Paulo Dybala & Cristian Pavón.

89. Hasta morir de placer.

Capítulo 89.

Narra Paulo.

Qué venís a prepotear? -dije enfrentándolo-

Empezó a reírse y dió unos cuantos pasos hacia atrás.

Yo? Prepotear? Te estoy pidiendo que hablemos, tranca -dijo recuperándose-
De qué tenemos que hablar vos y yo? -exclamé a la defensiva-

Me miró con total seriedad y su expresión cambió al llegar Lautaro.

Qué onda los pibes? -dijo sonriente-

Y si, yo también andaría con la sonrisa oreja a oreja por la vida si recién viniera de garchar con mi Kichancito.

Nada... Acá tu compa quería hablar conmigo. Decías? -expresé mirándolo-

Me parece que la abstinencia me está llevando a ser su Tagliafico: siempre con cara de orto y maltratando a uno de la relación. Mauro me miró unos segundos y sonrió de lado.

Te venía a decir para bajar a cenar, mirá -dijo mirando detrás mío- Estamos todos -aplaudió levemente-

Fruncí el ceño, me giré y me encontré con Lea que ya estaba listo. Me pareció extraña la situación pero lo dejé pasar. Nos dirigimos al ascensor para después ir al comedor con los demás.

Narra Meza.

La mirada de Nicolás me calentaba de sobremanera, y más aún cuando no la despegaba de la mía moviendo sus manos con agilidad sobre mis piernas, masajeando y abriéndose paso a través de ellas.

Vení acá -gruñí tomándolo por el brazo-

Contenido explícito.

(Reproducir canción)

Hoy quiero hacerte el amor
Quiero viajar en tu piel
Quiero perder los sentidos
Extraviarme del placer.

Lo acerqué más a mí, uniendo nuestras bocas nuevamente y acostándolo en la cama tomando el control de la situación. Me senté sobre él, apoyándome a propósito sobre su bulto y sonreí pícaro repartiendo besos por su abdomen. Sus manos recorrían cual experto mi parte trasera, ejerciendo una leve presión entre nuestros cuerpos.

Quiero comerme tu boca
Mientras despojo tu ropa
Y lentamente y sin prisa
Poder hacerte el amor.

Ah.. Nico -jadeé al sentir una de sus manos rozar descuidadamente el interior de mis nalgas-

Con la mano libre tomó mi mentón obligándome a mirarlo.

Cuando mis manos recorran
Lo suave de tu piel
Con acaricias atrevidas
Hacerte estremecer.

Nicolás para vos -sentenció apretando la mandíbula y haciéndolo verse aún más deseable-

Asentí sonriendo y me deshice de la ropa interior de ambos. Besé la zona alrededor de su entrepierna y sonreí ante sus gemidos involuntarios, y pude sentir su sonrisa cuando provocaba lo mismo en mi a través de toques juguetones. Luego de colocarle el condón, disfruté de tener el control y volví a acomodarme sobre él, tomando su miembro entre mis manos y acercándolo a mi entrada, provocando una leve fricción que lo volvió loco.

Y dibujarte mis labios
Debajo de tu cuello
Y seguiré descendiendo
Hasta morir de placer.

La puta madre, Maximiliano -jadeó presionando sus manos en mi cintura-