53. Arrancacorazones.

1.1K 89 116
                                    

Capítulo 53.

Narra Paulo.

Llegué bien. Mi cuerpo parece haberse adaptado rápidamente porque todos me recibieron con la mejor de las ondas, el clima que se vive es hermoso y siempre es una caricia al alma venir a representar a mi país. Sonará persecuta, pero me dió la impresión de que todos me tratan especialmente bien. Claramente estoy delirando, no creo que nadie me trate con cuidado por la situación que estoy pasando y toda la sensibilidad que manejo. En fin... Después del entrenamiento llego a mi habitación y todavía falta arribar gente, así que por lo pronto no tengo compañero de cuarto. Ojalá me toque alguien copado, aunque mi mayor deseo está a varios miles de kilómetros de mi. Por suerte, con el que me mantengo siempre en contacto es con Maxi. Me avisó que llegaba más tarde así que espero verlo y darle un fuerte abrazo en su momento.

Narra Tagliafico.

El vuelo fue bastante largo, la ansiedad por verlo nuevamente me estaba matando, haciendo que el viaje se prolongue aún más. Simplemente restaban unas horas para tenerlo entre mis brazos, darle unos merecidos besos y cerciorarme yo mismo de que estuviera en condiciones luego del desafortunado rodillazo de Armani, quien le provocó un traumatismo de tórax y que según Maxi, no había sido para tanto. Apenas bajé del avión, estiré las piernas y en un taxi que estaba esperando fui llevado al hotel, uniéndome al grupo, quienes en su gran mayoría ya estaban en destino. Aún no había encontrado a mi novio; de hecho tampoco a ninguno de mis amigos del club de Avellaneda. Sin embargo, unos minutos más tarde reconocí a unos pocos metros a los jugadores de Independiente ingresando al hotel. Sonreí clavando mi mirada en el que más me importaba, quien tenía puestos unos lentes de sol que solo lo hacían verse más lindo. Él también me vio y me regaló una sonrisa tímida. Había extrañado tanto a aquel chico al que se le formaban hoyuelos cada vez que sonreía, y su forma de caminar, como pidiendo permiso en cada paso. Mi Maxi.

Hola -se acercó dándome un abrazo- Al fin –habló en mi oído, siendo únicamente yo quien lo escuchara-

Abracé a Fabricio Bustos, mi ex compañero de equipo y charlamos los tres unos minutos. No llegamos al primer entrenamiento, pero no hay drama. Ya recuperaremos el tiempo perdido. Se hizo bastante tarde así que estoy bastante apurado por tirarme a la cama un rato. Y si es con la compañía de mi marido, mejor. Tomé mi valija y corrí hacia un ascensor, haciéndole una seña a Maxi para que me siguiera. Entré en uno y él conmigo, marqué cualquier número rápidamente para que nadie lograra sumarse.

Dejé mi valija! -chilló mirándome- Viste tonto, todo por seguirte a vos –se quejó dándome un golpecito en el hombro-

Me mordí el labio sonriendo y atrapé su delgada cintura con mis brazos, acariciándola levemente, y dándole algunos besos en el mentón, sintiendo su perfume. Su aroma me hacía sentir en casa. Él era mi hogar.

No importa, para compensar después yo bajo a buscarla –acaricié su cara con la yema de mis dedos– Sabés cuál es tu habitación? –pregunté apoyándolo contra uno de los lados del ascensor y dándole pequeños besos en la comisura de los labios-

Él sonreía encantado por el tacto que le ofrecía.

No, y vos? -respondió tomando entre sus manos mechones de mi pelo-

Acto seguido me despeina, sabiendo bien que él era el único que tenía permitido hacerlo porque no era algo que me guste mucho que digamos.

Si, sé cuál es tu habitación y cuál es la mía –reí– Conseguí que la compartamos por ésta gira –murmuré contra su cuello-

Ni bien dejé de hablar pasé mi nariz por él, sintiendo su perfume otra vez y dando pequeños besos inocentes allí.

EN SERIO? –gritó con felicidad abrazándome y dándome un beso, pero en cuestión de segundos cambió su expresión y se separó de mí- Cómo conseguiste eso? –consultó-

Desde que te ví - Paulo Dybala & Cristian Pavón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora