70. Ven a mí. (Parte Dos) - Final.

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Capítulo 70. Segunda parte.

Narra Paulo.

Me pellizqué varias veces. Pensé con fuerza preparándome mentalmente por si fué un sueño y no. Al sentir sus brazos y su cuerpo junto al mío, confirmé que no. No es un sueño. Y si al final de todo resulta ser uno, no me quiero despertar. Lo abracé fuerte y suave a la vez. Hice la fuerza justa y necesaria para traerlo contra mi cuerpo, y lo presioné así durante unos minutos. Mis sentidos no reaccionaron, todo se me apagó al contactar con él. Lloré en su hombro. Y más lo apreté. Llegó cuando más lo necesitaba, cuando estaba a punto de rendirme, y cuánto se lo agradezco. Sin soltarlo, caminamos hasta el sillón y nos sentamos ahí, el uno al lado del otro.

No entiendo... Qué hacés acá? Cómo? Yo -expreso nervioso todavía-

Él solo sonríe y mira mis manos temblorosas.

Nico, él hizo todos los trámites... Pasajes, dirección, habló con el señor de seguridad del edificio -sonríe algo apenado- Igual son unas horas -completa-
Así y todo viniste Kichancito... Viniste por mí? -consulto con la voz entrecortada-
Más vale Paulito, vine por vos... Te extrañé mucho, te extraño mucho -lleva una mano a mi rostro-
Yo no puedo creer que estés acá... Estoy muy feliz, en serio... -digo llorando-

Apoyé una mano sobre la suya, que estaba sobre mi mejilla. Agaché la cabeza y curvé mi espalda, descargando todas las frustraciones que tuve en el último tiempo. No me sorprendería que fuera un sueño porque situaciones así ya las viví. Y siempre me desperté. Pero al parecer ésto es real.

Yo también estoy muy feliz... Estás que hervís -dice acercándose-

Me abraza y dejo caer el peso de mi cuerpo sobre él. Cuando me doy cuenta, nos acomodamos en el sillón. Nos quedamos abrazados y aunque la cabeza me pesa y me duele un poco, no quiero dormir.

Cómo estuviste todo éste tiempo? Qué tal? -consulto jugando con la tela de su remera-
Bien, extrañandote, entrenando... Viste que la vida del futbolista es casi siempre lo mismo, rutinaria -sonríe-
Tenés razón, así es... Querés salir a caminar? -me levanto-
A ésta hora? Plena madrugada? -frunce el ceño-
Si, qué problema hay? Quiero caminar de la mano con vos -expreso tomando su mano izquierda-
Estás muy romanticón eh -me acaricia- Si vas a ser así cada vez que desaparezco un tiempo la próxima me borro dos años -larga una carcajada-
Que boludo sos -me pongo de pie negando- Y yo siempre soy romántico -completo-

Busco una campera y él hace lo mismo. No creo que Nico se moleste si salimos un ratito sin avisar.

Narra Meza.

La madrugada alemana se hizo presente y nos quedamos solos en el departamento. O al menos eso me hizo saber Nico, al bajar y después volver trayéndome un postre de chocolate que compró especialmente para mí.

Espero que te guste, pero te voy a controlar las porciones porque te van a hacer mal tantas huevadas que comés -advirtió sirviendo en dos platos pequeños un pedazo para cada uno-

Fruncí el ceño en forma de protesta.

Ey, soy grande y puedo decidir cuánto comer -me quejé cruzado de brazos-

Él me miró y sonrió burlón.

Si claro, por eso que cada vez que compras un postre o hacés alguno no parás de comer hasta no ver la fuente vacía -dijo a modo de reto-
Callate mentiroso, le convido a Stefano y hacemos fondo juntos -reí-
Por favor mi amor, son tremendos ustedes dos juntos -sonrió sentándose junto a mí en el sillón-

Si. Nico tiene un sillón en su habitación, no sé por qué. Hasta en eso es especial. Agarré uno de los platos y probé el postre, degustándolo. Podía sentir su mirada en mi, esperando un veredicto.

Desde que te ví - Paulo Dybala & Cristian Pavón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora