Cap 17

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Íbamos camino al carro y Mónica no había hablado en todo el trayecto, supongo estaba molesta.

Llegamos hasta el carro y se recostó de la puerta del copiloto, me miro y seguido a esto saco una caja de cigarrillos que tenía en el bolsillo izquierdo de su chaqueta, llevo uno a su boca y saco un encendedor de la parte de atrás del bolsillo de su pantalón, encendió el cigarrillo, le dio una calada y guardo el encendedor.

-¿Aún tienes calor?—Dijo sin exhalar completamente el humo

-No tengo calor, pero no me quiero poner la chaqueta—Respondí acercándome a ella, le quite el cigarrillo, lo lleve a mi boca y también inhale un poco de este.

-No sabía que fumabas—Exhalo todo el humo lentamente.

-Hay muchas cosas que no sabes de mí—Exhale cruzándome le brazos y volviendo a llevar el cigarrillo a mi boca repitiendo la acción anterior.

-Y tampoco me dirás mucho supongo—Dijo parándose al frente de mi y quitándome el cigarrillo para inhalar ella.

-Estás en lo correcto bonita—Dije exhalando el humo por mi nariz.

-Eres todo un misterio.

-Me gusta serlo

Negó con la cabeza y sacudió las cenizas del cigarrillo

-No entiendo cómo puedes gustarme—Está vez dio una gran calada acabándose el cigarrillo en menos de 10 segundos.

-No te culpo, soy irresistible—Le guiñe un ojo.

Se acerco a mí hasta mi boca y exhalo todo el humo de este en mi boca, sabía lo que significaba así que la besé.

-Sabes que contigo no puede pasar de besos, bonita—Le susurré en cuanto nos alejamos.

-Tienes razón eres irresistible, creída, pero irresistible—Se alejo un poco más de mi—Ya vámonos—Dijo dirigiéndose a la puerta del conductor.

Por mi parte abrí la puerta sentándome en el asiento del copiloto.

-Aún no me quiero ir a mi casa—Mencioné cuando salimos del estacionamiento.

-¿A dónde quieres ir entonces Majo?

-No sé, solo maneja.

-Como quieras.

Ya era tarde, pero simplemente no quería llegar y tener que aguantarme a la mocosa que estaba en casa.

Luego de 15 minutos silenciosos por parte de ambas llegamos a una plaza, deduje que no estaba muy lejos de mi apartamento.

-Mónica, quedémonos un rato aquí—Dije rompiendo en silencio, animándola a quedarnos un rato en esa plaza.

-Bueno Majo, pero solo un rato—Me sonrió y detuvo su carro en un espacio que había al frente de la plaza, cerca de un banco para sentarse.

Apago el motor del carro y ambas bajamos de este, ella saco otro cigarrillo de su chaqueta y lo encendió.

Llegamos hasta el banco, nos sentamos y aunque ya casi eran las 4 a.m. la noche seguía oscura.

Mónica me paso un cigarrillo y las dos estábamos solo fumando en silencio.

-Es cierto lo que dicen—Dijo mirándome e inhalando del cigarrillo—Nunca es más oscuro que cuando va a amanecer—Exhalo

-Sí, algo—No sé porque, pero reí—Mira esto—Dije inhalando del mi cigarrillo puse mi boca en forma de "o" y pude soltar varios aros de humo

-Woow—Dijo mirando los aros disolverse en el aire—Interesante que eres—Me sonrió.

-Solo es práctica—Volví a llevar mi cigarrillo a la boca

-¿Por qué no me hablas más de ti?—Inhalo todo lo que le quedaba de cigarrillo en una calada y exhalo.

-¿Por qué fumas tan rápido?

-Solo es práctica—Repitió lo que dije—Ahora respóndeme tú.

-No hay nada que tengas que saber Mónica—Inhale lo poco que me quedaba del cigarrillo y pose mi vista en el cielo, siempre me había dado paz ver la luna.

-Sé que detrás de toda tu mascara de niña seria, fría y creída se oculta alguien bueno Majo—Lo que dijo hizo que la volviera a mirar, su mirada estaba fijada en la mía.

-Si crees que está va a ser la típica historia donde la mala se enamora, estás equivocada Mónica—Dije para luego agregar con tono más serio—Yo no soy de las que se enamora, ya te lo dije.

-Como digas—Sacó otro cigarrillo de su chaqueta, lo encendió y le dio una calada condenadamente rápida, llevándose la mitad de este, exhalo y dijo—Pero sigo pensando que solo es una máscara.

-No sabes nada sobre mí, cállate.

-Y la fría Majo regresó—Aún se encontraba liberando humo.

-Nunca me fui, pendeja.

-Mira Majo—Dijo señalando un pequeño gato que se acercaba a nosotras—Que lindo, ¿verdad?

-Sí, lindo—Dije sarcástica, no me gustaban mucho esos animales.

Bote la colilla de mi cigarrillo y me levante hacia donde estaba el pequeño gato, lo tomé en mis brazos y se lo lleve a Mónica.

-No jodas, yo no quiero acariciarlo solo decía que es lindo—Dijo volviendo a inhalar del cigarrillo, acabándolo.

-¿Será verdad que los gatos siempre caen de pie?—Pregunte mirando al animal curiosa.

-No sé—Respondió exhalando el humo por su nariz.

-Hay que averiguarlo.

Tome el gato por su panza con una mano y lo aventé hacia el cielo con toda la fuerza que tenía.

-Majo, estás loca ¿Por qué hiciste eso?

-Quería volar—Dije riéndome y viendo cómo caía el gato y si, cayo de pie—No puede ser, si cayo de pie—Voltee a ver a Mónica asombrada y ella me miraba con mala cara.

-Era un gatico Majo, pudo haber muerto.

-Pero no sé murió, recuerda que los gatos tiene 7 vidas—Dije con ironía, volviendo voltear donde había caído el gato y este ya se había ido.

-Estás loca Majo.

-Que ofensa—Lleve mis manos hacia mi pecho e hice un puchero—Digo ofensa para ti, porque te gusta una loca—Sonreí victoriosa y ella solo giro los ojos.

*Ya en casa*

Mónica me había dejado al frente de un edificio, no del mío porque no quería que supiera donde vivía mi lado pendejo, pero lo suficientemente cerca de este como para que yo llegara tranquila caminando, ya eran las 5 a.m.

Abrí silenciosamente la puerta y pase con más silencio a mi habitación, deje mi chaqueta en la mesita de noche y me lance en la cama aún con la ropa que traía en cuestión de minutos caí en un profundo sueño

¿Te quedarías a mi lado? {Caché}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora