1945; TodoDeku

Prólogo

25 de julio de 1945

— Alguna vez pensaste... ¿Qué sería de nosotros si nunca nos hubiésemos conocido? — Los ojos del pequeño brillaban con intensidad, las estrellas bailaban en sus grandes ojos de color verde y la luna deseaba poder distinguirse así como los ojos del pecoso lo hacían en medio de la oscuridad.

— Te estaría buscando. — Busque su mano entre las cientos de cobijas que nos protegían de la realidad.

— No mientas... quizás y ahora mismo estarías casado y tendrías una hermosa familia... tu esposa te esperaría con alegría para cenar juntos y tus hijos estarían orgullosos de tenerte como padre... — Apreté levemente su mano y deposite un beso en ella.

— No, definitivamente estaría buscándote. — Izuku sonrío de forma dulce.

Los sollozos y gritos de las personas tenían cada vez más intensidad. Los aviones sobrevolaban las pequeñas casas japonesas, el llanto y el olor a sangre se intensificaban cada segundo, los edificios eran destruidos dejando a su paso desesperación por parte de los pueblerinos, las vivas llamas del fuego parecían llevarse todo a su paso y aquello solo era el comienzo de una caótica noche.

Abrace con fuerza al chico tratando de protegerlo con mi cuerpo en caso de que alguna bomba impactara cerca de nuestro refugio.

— Déjame verte... — Izuku coloco mi rostro entre sus manos. Estas temblaban levemente aunque en su expresión se mostrara una total calma. El brillo en sus ojos había desaparecido dando lugar a unos ojos que transmitían miedo, miedo por lo que el futuro preparaba. — Si esta llegara a ser la última vez que estamos juntos... me gustaría morir sabiendo que estuve alado de la persona que amo.

— No vamos a morir.

— El amor no lo puede todo, Shoto. Si fuera así, esta guerra no hubiese empezado. — Pase mis manos por su cintura tratando de acurrucarlo. El calor que nuestros cuerpos emitían lograba traer una mínima sensación de paz.

— No puedo detener la guerra, pero puedo protegerte. — Las manos de Midoriya se aferraron al cuello de mi camisa. Pequeños sollozos escapaban de él mientras mi ropa quedaba húmeda como producto de sus lágrimas.

— No quiero que me protejas si eso implica perderte.

Con suma delicadeza acaricie los pequeños rizos del cabello de Izuku. Bese su frente y me aferre más a él. Pequeños temblores se hicieron presentes en su cuerpo al escuchar el ruido de una bomba impactarse cerca de nuestro hogar.

Tenía miedo, pero en aquel momento lo único que podía hacer era rezar.

Rezar para que aquella guerra acabase y pueda tomar de la mano a Izuku sin miedo que algo peor pueda suceder.