XVI Mala suerte en formato pequeño

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El espectáculo que ofrecía la ciudad parecía el decorado de una película gore. Era un escenario grotesco, teñido con una gama de colores que abarcaba del cobrizo al negro. Las calles se habían transformado en un lugar siniestro, macabro, llenas de cuerpos mutilados, miembros cuyos dueños habían abandonado, rastros de sangre seca en el suelo, amasijos de hierro que un día habían sido coches, ceniza y polvo...

Pero lo que más le llamaba la atención a Rubén era lo inhóspito de la situación. Aparte de él, ni una sola alma poblaba aquellas calles, nadie trataba de impartir justicia y civismo. Los teléfonos de emergencias comunicaban desde el inicio de la debacle, lo había comprobado tras hacer un breve intento de ponerse en contacto con sus progenitores. ¿Dónde estaban las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado? ¿Acaso aquella plaga había terminado con ellos? Al adolescente no le extrañaría que eso fuera cierto pues él mismo había avistado algún que otro uniforme policial entre los muertos que deambulaban por las calles.

Lo de la ausencia de ayuda extranjera se explicaba fácilmente por lo que había visto navegando por la red. Después de la "caída", internet siguió funcionando durante algún tiempo. Fue así como el joven descubrió que el resto del globo se había librado de la catástrofe. El caos únicamente se había desatado a nivel nacional, por lo que la mayoría de los supervivientes decidieron correr hacia la frontera más cercana. Esa gente no se detuvo a leer los numerosos artículos que hablaban de la cuarentena, o no se los creyeron. El mundo no deseaba ponerse en peligro, así que se establecieron unas férreas medidas para impedir que nadie abandonase los límites del estado: ni por tierra, ni por mar, ni por aire. Fueron unas decisiones drásticas que se basaron en la maquiavélica expresión "el fin justifica los medios"; resoluciones controvertidas y condenadas por muchas organizaciones de derechos humanos; determinaciones que hicieron que la humanidad se salvara e, irónicamente, perdiera parte de su humanidad. Aun de esta forma, los gobernantes de las naciones vecinas pudieron justificar parte de sus acciones argumentando que se hallaban bajo amenaza, que un grupo bio-terrorista había exigido la incomunicación de la nación bajo pena de contagio global. Rubén no sabía cuánto de verdad había en ello, pero posteriormente se filtraron algunos videos que mostraban la hecatombe por la que su país estaba atravesando. Según se comentaba, esos videos ilustraban las palabras de advertencia.

Dejó de darle vueltas a aquello y procuró focalizar sus pensamientos en el presente.

La siguiente calle por la que se introdujo estaba completamente desierta y eso le producía un poco de ansiedad. Llevaba un par de metros caminando cuando vio una sombra pasar corriendo delante de él y meterse debajo de una furgoneta blanca con el anuncio de un taller de reparaciones en el lateral. Miró a los lados y se tumbó en el suelo para curiosear. Un pequeño gato negro miraba desde su escondite, agazapado, con los ojos brillantes y asustados. Suplicante. No tendría más de dos meses y, famélico, se estremecía ante la presencia del joven.

—Ven —susurró Rubén, pero su orden no tuvo ningún efecto—. Ven —intentó de nuevo en un tono un poco más alto y autoritario—, no voy a hacerte daño.

Se deslizó entre las ruedas del vehículo y consiguió acercarse lo suficiente para agarrarlo por el pellejo de la espalda. Lo asió procurando no hacerle daño, tirando de él con delicadeza, y consiguió sacarlo. El animal no ofreció mucha resistencia: estaba escuálido, temblaba, y en la pierna tenía un corte profundo y de aspecto bastante feo. Se rindió sin pelear. Debía de estar completamente agotado.

Cuando lo meció contra su pecho, observó con detenimiento la profundidad de los ojos verdes que, temerosos, escrutaban su rostro. Tenía el pelo suave y muy oscuro, con las orejas grandes y terminadas en un pequeño mechón. Su cuerpo estaba lleno de polvo y los huesos parecían cuchillos tratando de cortarle la piel.

Primer MordiscoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora