Capítulo seis.

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Antes que nada, lamento no haber subido estos días, no estuve en casa, así que hoy les dejaré dos capítulos para recompensar, espero les gusten. 

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Seguí a la amable chica y me guió hasta la parte de atrás del Starbucks la que parecía una pequeña oficina, caminamos un poco hasta llegar a una puerta, la cuál ella le dió un suave toquido.

- Pase - respondieron del otro lado con voz serena. Entramos.

- Buenos tardes señor Richards.

- Buenas tardes Samantha ¿qué se te ofrece?

- Esta chica que me acompaña le gustaría tomar el puesto de Jennifer.

- ¿De verdad? muy bien, pase señorita por favor, le haré un par de preguntas, gracias Samantha, puedes retirarte

La chica llamada Samantha solo asintió, me hizo un gesto de buena suerte y salió, yo miré con algo de timidez al hombre que se encontraba sentado detrás del gran escritorio.

- Bueno, siéntate por favor, tranquila que no muerdo - rió. Yo me senté frente a él. - Muy bien señorita dígame su nombre y ¿por qué quisiera trabajar en Starbucks?

- Pues me llamo Callie Blair y porque quisiera dejar el trabajo que tengo actualmente porque no me siento muy cómoda.

- ¿Qué empleo posee usted?

- Secretaria. 

- Ya veo, ¿cómo va con los horarios?

- Pues, tengo mucho tiempo libre, mis estudios están finalizados y antes de pensar en entrar en alguna universidad querría ganar algo de dinero.

- Entonces tienes horarios bastante flexibles en estos momentos.

- Pues sí.

- Bien, ¿qué sabes hacer?

- Pues, de todo un poco, y si hay algo que no sé pero que es vital para mí, tengo rapidez para aprender - él asintió con la cabeza. 

- Ya veo... por lo que veo eres una joven bastante responsable y demás, pero aún no comprendo bien la razón por la cual quieras dejar de ser secretaria para trabajar en una cafetería, ¿estás consciente de que quizás el sueldo de aquí es algo más bajo que el que ya tienes?

- Le seré muy franca, mi actual jefe es un hombre mayor bastante asqueroso, se les insinúa a las empleadas, me molesta bastante ya que yo he sido la única en la oficina con la cual no ha logrado nada, el sueldo que me paga no es el de una secretaria normal, así que no tengo nada que perder.

- Oh, Dios mío, detesto a ese tipo de gente - negó con la cabeza. - Está bien, el puesto es tuyo.

- ¿De verdad? - me emocioné.

- De verdad, ¿cuándo puedes empezar?

- Cuando usted lo necesite.

- ¿Puedes estar aquí mañana a las 08:30 AM?

- ¡Por supuesto!

- Excelente - se levantó de su silla. - Entonces bienvenida a bordo - extendió su mano y yo la estreché.

- Muchísimas gracias señor...

- Richards, Cameron Richards y a partir de mañana su nuevo jefe y no hay nada que agradecer, ahora llama a Samantha para que te dé un uniforme, espero este trabajo le sea mejor que el que tiene.

- Créame que así será, muchas gracias de nuevo señor Richards.

Muy amablemente se despidió de mí y yo salí de la oficina con una gran sonrisa en mis labios, al fin me desharía del degenerado de Rumsfeld y trabajaría en una de mis cafeterías favoritas, esto era sencillamente espectacular.

Caminé de regreso a la parte de adelante del local y localicé a la tal Samantha.

- ¿Qué tal te fue? - preguntó ella.

- Pues, seremos compañeras - sonreí.

- ¿De verdad? ¡Felicidades entonces! será un placer trabajar contigo Callie - sonrió.

- Lo mismo digo - imité su gesto. - El señor Richards me dijo que te pidiera un uniforme.

- Oh sí, ven acompáñame y te daré tu uniforme, ¿cuándo comienzas? 

- Mañana a las 08:30 AM.

- ¡Genial!

Samatha era una chica muy dulce, me quedé un poco platicando con ella luego de que me dio mi uniforme, sería divertido poder trabajar en un lugar donde te llevas bien con tus compañeros.

Cuando tuve todo en orden me despedí y volví a mi casa con mi nuevo uniforme en mano y una gran sonrisa en mi rostro. 

En los brazos del Ángel. «Horan»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora