- ¡Niall! ¡bájame! - reí y él igual.
Estaba anocheciendo y Niall insistía en que debíamos llegar pronto a la casa y me había cargado sobre su hombro cual bolsa de papas para poder volar hasta mi hogar.
- No, no, tenemos que llegar a casa.
- ¡BÁJAME! - estallé en carcajadas. - Nialler, por favor, hay gente y nos podrían ver, más aún que gritaría como tonta, basta, nada de volar.
- Pero, pero, pero...
- Pero nada, bájame - reí una última vez y escuché como él suspiraba antes de dejarme en el suelo. - Gracias.
- Caminaremos entonces.
Él extendió su mano y yo la tomé disfrutando nuevamente del cosquilleo que producía en mi interior el hecho de tener nuestras manos tan tiernamente entrelazadas.
Entre risas y chistes llegamos a mi hogar.
- ¿Ves? sanos y salvos - bromeé y tomé a Muffin entre mis brazos.
- Lo he notado - rió y luego me miró fijamente. - Quiero que hagas algo por mí.
- Dime.
- ¿Te molestaría mucho quedarte un rato en tu habitación? - suplicó con carita de cachorro.
- ¿Qué? ¿por qué?
- Porque debo hacer algo aquí y no sé cuanto me demoraré.
- Algo... ¿algo como qué? - el bicho de la curiosidad me había picado.
- Sólo... algo - suspiró.
- ¿No puedes decirme? - hice un puchero.
- Es una sorpresa - dijo entre dientes.
- ¿Sorpresa?
- Sip y para que la sorpresa sea un éxito, necesito que te quedes en tu habitación hasta que yo lo diga.
Suspiré y miré a Niall con una mueca burlona a lo cual él me dio una mirada de cachorro suplicante... no podía negarme a tal petición y más aún con esa carita.
- Está bien... tú ganas, me encerraré en mi habitación hasta que usted, señor ángel, lo disponga - reí y tomé a Muffin entre mis brazos.
- Muffin puede quedarse - bromeó.
- No, él se va conmigo - le saqué la lengua. - Me aburriré estando sola sino.
- Está bien, está bien, no me opondré - levantó sus manos en el aire con mueca inocente.
- Gracias - respondí burlona.
Iba a irme directo a mi habitación, pero antes, le dí un pequeño beso en la mejilla a Niall y con una sonrisa me retiré del lugar.
- ¿Qué crees que esté planeando mi ángel, Muffin? - le pregunté al minino al cerrar la puerta de mi habitación.
Obviamente lo único que salió de su boca fue un maullido perezoso el cual me hizo reír.
- Mejor será que le pregunte a Sammy.
Me senté sobre mi cama con Muffin en mi regazo. Se había puesto un tanto inquieto y no entendía el por qué, generalmente cuando lo sentaba en mi regazo se acomodaba y quedaba dormido.
- ¿Prefieres quedarte el el suelo gato tontito? - dije mientras lo depositaba en el suelo y tomaba mi celular.
Muffin se paseó inquieto por todo el lugar, a veces cuando pasaba por el gran ropero se erizaba... extraño. Sacudí mi cabeza y marqué el número de Sammy sin dejar de mirar a mi gatito el cual se comportaba muy extraño.
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En los brazos del Ángel. «Horan»
FanfictionUna chica desesperanzada. Un chico con los ojos color del cielo. ¿Crees en los milagros?