Capítulo veinte.

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Una hora después yo caminaba a casa con la cabeza gacha, mis ojos ardían un poco pues había estado llorando durante un corto lapso de tiempo. Tenía miedo de que Niall lo notara, es decir, es mi ángel guardián, se supone que él sabe cuando estoy así ¿no?

De una forma demasiado rápida llegué a mi hogar, subí hasta el piso correspondiente y sin hacer ruido metí la llave para abrir la puerta. 

En silencio fui entrando a mi casa mirando por los alrededores buscando alguna señal de Niall. Cuando terminé de cerrar la puerta pude notar que él se hallaba sentado en el sofá con ambas manos sobre su cara. Estaba preocupado. 

- ¿Niall? - susurré. Él al oírme hablar alzó la vista y dejó ver un ceño fruncido.

- Siéntate - me ordenó. 

- Deja que lleve mis cosas a mi cuarto primero.

- Siéntate - ordenó nuevamente pero esta vez con un tono más serio. Me senté, mis cosas podían esperar.  - ¿Qué sucede? - me enfrentó.

- ¿De qué hablas? - desvié la mirada.

- Callie, no puedes mentirme, no a mí, no a tu ángel - tomó mi rostro entre sus manos para hacer que lo mire a los ojos. - ¿De qué hablo? has estado como zombie todo el día, fui a buscarte al trabajo y me dicen que te fuiste antes, vuelvo con Sammy y me dice que tuviste un día de perros, llego a casa y no te encuentro, no quisiste decirme qué sucedía entonces investigué por mi cuenta y he sentido mucha tristeza que emana de ti, ¿qué pasa? 

- ¿Cómo puedes tener idea siquiera de mis estados de ánimo? - él suspiró con cansancio y apretó el puente de su nariz.

- ¿Debo repetirlo? soy tu ángel, mi trabajo es saber como te encuentras, estás triste, afligida, por favor Callie, ¿qué te pasa? - Yo solo miré mis manos, mis dedos estaban entrelazados y comencé a jugar con ellos. - Callie, no me hagas repetir la pregunta. 

- Me apena decirte - mi voz se quebró.

- ¿Qué? ¿por qué?

- Porque es estúpido ¿si? - las pesadas lágrimas comenzaron a salir de mis ojos. - Es estúpido y ya. 

Niall me observó por un momento, su rostro era inexpresivo pero sus ojos decían otra cosa, sus ojos estaban llenos de preocupación y una chispa de tristeza también se podía notar en ellos. Se acercó lentamente hacia mí y me acunó entre sus brazos permitiéndome llorar sobre su pecho mientras acariciaba con delicadeza mi espalda. Eso logró calmarme un poco.

- Quiero que entiendas algo - me miró. - Jamás nada de lo que te pase que te cause dolor o tristeza será algo estúpido para mí ¿entiendes? Callie, eres mi protegida y además me he encariñado muchísimo contigo, eres una parte de mí ¿lo comprendes? necesito que confíes en mí y que me digas que es lo que te tiene así, simplemente estoy tratando de que seas feliz, nunca te avergüences de decirme que te ocurre cariño, nada para mí será estúpido si te tiene de esta manera. 

Escondí mi cara en su pecho y lo abracé con fuerza, necesitaba sentirlo cerca de mí, necesitaba su calor, necesitaba que mi cuerpo hormigueara por la cercanía del suyo. Su respuesta fue inmediata, me apretó más contra él haciéndome sentir segura y protegida. 

Me alejé y tomé una gran bocanada de aire.

- Perderte - dije por fin.

- ¿Qué?

- Me aterra perderte - lo miré con lágrimas en los ojos. - Niall, tú también te has vuelto una parte de mí ¿comprendes? tú me das el cariño y la protección que hace tanto tiempo me quitaron, tú me haces feliz, que estés a mi al rededor me hace feliz y el solo pensar en el hecho de que pronto te tendrás que ir me hace pedazos, siento que será como con mis padres, que me quitarán un pedazo de mi corazón.

En los brazos del Ángel. «Horan»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora