Capítulo veintiséis.

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- ¿Qué dicen de ir a una fiesta esta noche? - cuestionó de repente Emma.

- ¿Fiesta? sigue hablando - rió Lilly. 

- Inauguraron un pub y para darlo a conocer decidieron que la apertura, que es esta noche, sea una gran fiesta. 

- Me apunto.

- ¿Sammy? ¿Callie?

- Bueno, ¿por qué no? - yo hice una mueca. - ¿Tú no quieres ir Callie?

- No lo sé, nunca he ido a ese tipo de fiestas.

- Anda, será divertido y estaremos siempre las 4 juntas - prometió Lilly. 

- Está bien - suspiré al fin. 

El resto de la conversación fue en torno a lo que nos esperaba a esa noche. No presté mucha atención.

Para ser sincera un mal presentimiento rondaba en mi cabeza torturándome, quizás no debería ir, más sabiendo que Niall no se encontraba en los alrededores para protegerme si es que algo salía mal. Pero por otro lado iba a estar con las chicas, con lo cual, nada podía salir mal... ¿no? 

- ¿Y tú qué tanto piensas Callie? - pegué un salto y miré a Emma. 

- ¿Yo? ¿por qué?

- Estás muy callada - suspiré.

- No sé si deberíamos ir ahí esta noche. 

- ¿Por qué no? ¡será divertido! - sonrió Sammy. 

- ¿Están seguras?

- ¿Crees que la pasaremos mal? - preguntó Lilly. 

- No... es solo que... - todas me miraron con curiosidad. Resoplé. - Olvídenlo, tonterías mías, vamos y pasémosla bien.

- ¡Así se habla! - me abrazó Emma. - Bien, entonces haremos lo siguiente, cada quien vaya a su casa, nos arreglamos bien y a las 10 pasaré por ustedes ¿de acuerdo?

- Bien - respondimos todas. 

Seguimos paseando por otro rato arreglando los detalles de la salida de esa noche hasta que decidimos que era hora de volver, al parecer las chicas tardaban una eternidad en arreglarse, no sé cuando tiempo me tomaría a mí, pero no era tan exagerada. 

En cuanto llegué a casa saludé a mi gatito y llamé a Niall pero no obtuve respuesta. Suspiré y me senté en el sillón unos momentos, miré al techo y volví a suspirar. Diablos, como lo extrañaba.

Un largo rato pasó antes de que me decidiera levantarme para poder empezar a prepararme para la fiesta de esa noche.

De forma desganada me metí en la ducha y me quedé largo rato ahí. Al terminar mi, exageradamente, larga ducha, me encaminé a mi cuarto y me vestí con un short de tiro alto, unas medias de red, unos tacones algo bajos color negro y una musculosa blanca de tiras finas con unos pocos brillos. Me maquillé un poco y también me perfumé, luego me puse una bonita campera y admiré mi obra en el espejo. 

Nada mal para una primer salida de este estilo. Sonreí. 

Diez minutos después el timbre de mi casa sonó, bajé y efectivamente eran las chicas que habían ido por mí. Todas lucían bellísimas y espléndidas, obviamente mucho más que yo. 

Durante el camino fuimos riendo y cantando. Al llegar al pub, estacionamos el auto, bajamos y nos pusimos en la fila para entrar al ruidoso lugar. No pasó mucho tiempo hasta que pudimos ingresar. 

La música estaba al tope y muchos chicos de nuestra edad bailaban hasta el cansancio al ritmo de la música y mezclándose con las hipnotizantes luces de colores. Muchos también iban con vasos llenos de alcohol en las manos y otros intercambiaban saliva (y enfermedades de transmisión sexual) por los oscuros rincones de aquel lugar.

Definitivamente era un lugar en el cual estaría solo esta vez y jamás regresaría. 

Ignoramos aquel panorama y con las chicas solo nos concentramos en bailar. De vez en cuando venía algún que otro chico a ofrecernos una bebida 'por cortesía' pero siempre las rechazábamos. ¿En serio había mujeres tan idiotas para tragarse tal idiotez? aunque pensándolo bien y mirando a muchas de las chicas que se encontraban ahí, esa pregunta se respondía por sí sola. 

- Ahora vengo - avisé a mis amigas. 

- ¿Adónde vas? - preguntó Sammy sobre el ruido de la música.

- Necesito ir al baño. 

- ¿Quieres que vaya contigo?

- No es necesario, volveré en un momento - sonreí y comencé a caminar entre la gente para encontrar un maldito baño. 

En cuanto di con el mismo, me metí dentro, se notaba bastante limpio, entré a uno de los cubículos y me encerré para tener privacidad. No soportaba estar allí. Me prometí a mí misma que luego de esa noche ya no vendría a este lugar a bailar o lo que sea. No era que no me divertía, amaba bailar, pero sinceramente el lugar era un asco. Los chicos eran muy densos y las chicas demasiado regaladas, no tenían ningún respeto por ellas mismas. 

En cuanto terminé, salí del cubículo, me lavé las manos y me miré al espejo. Me arreglé algunos mechones de cabello y con ayuda de unas toallas de papel retiré un poco de sudor que tenía en la frente, cuello y nuca. La temperatura del lugar era algo elevada, demasiados cuerpos juntos y además el baile no ayudaba mucho. 

Salí del baño y me encaminé por la pista para buscar a las chicas. Choqué con alguien y antes de que pudiera disculparme, lo reconocí. 

- Parecería que estamos destinados a encontrarnos de esta manera - era el chico de la heladería. Sonrió de forma torcida. 

- Así parece - reí algo incómoda. - Perdona, de nuevo - intenté irme pero él me detuvo.

- ¿Cómo es tu nombre? - él sostenía mi brazo derecho el cual comenzó a hormiguear.

- Callie.

- Un placer entonces Callie, mi nombre es Jason - besó mi mano sin quitarme la mirada de encima. - ¿Te apetece tomar un trago conmigo, bonita?

- Te lo agradezco, pero vengo con amigas y deben estar buscándome. 

- ¿Necesitas ayuda? 

- Puedo sola - sonreí. 

- ¿Segura?

- Estaré bien.

- Bueno, cualquier cosa estaré dando vueltas por aquí, ya sabes, la invitación del trago seguirá en pié para ti preciosa - guiñó un ojo.

- Lo tendré en mente - sonreí. Sí, claro, como no. 

- Hasta luego entonces, Callie - se acercó hasta mi rostro y depositó un caliente beso en mi mejilla que me dejó algo idiota. 

- Adiós. 

Me dí la media vuelta y caminé con rapidez para evitar así que volviera a detenerme, pero había algo que me incomodaba. Podía sentir como sus ojos negros se clavaban en mi nuca.

Un escalofrío recorrió mi espalda y ese fue el pié para que yo avanzara más rápido para encontrar a mis amigas.

En los brazos del Ángel. «Horan»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora