Capítulo diez.

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Lamento la ausencia estos días, para recompensarlas subiré tres capítulos el día de hoy y espero que les gusten. 

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El resto de la semana se pasó lento, pero muy divertido, lo estaba pasando muy bien en mi nuevo trabajo, y cada vez me volvía más unida a los chicos, era increíble como en tan poco tiempo mi vida se estaba arreglando. 

Aunque algo seguía molestándome y no tenía idea de qué era.

- ¿Que van a traer qué? - pregunté a Sammy por el teléfono esa noche.

- Zanahorias - respondió entre risas del otro lado de la línea.

- ¿Es broma, cierto?

- Ojalá lo fuera, pero no, Louis hace tiempo hizo un chiste con respecto a las zanahorias y desde ese día los chicos lo han torturado con lo mismo, y bueno, ésta no será la excepción  - ambas soltamos una gran risotada. - Hasta la misma Lilly se suma a las bromas, le encanta torturar a su hermano con eso. 

- Oh bueno, ¿qué clase de amistad, y en el caso de Lilly, hermandad sería si no se molestaran un poco de vez en cuando?

Era ya viernes por la noche y yo había salido a comprar algo de helado cuando Sammy me había llamado, estábamos envueltas en una charla tan divertida, que no me di cuenta por donde caminaba y choqué con alguien. Alejé mi oído del teléfono y empecé a disculparme.

- Lo lamento, lo lamento, no veía por donde iba.

- No te preocupes, ya extrañaba chocar contigo - era Niall, sonreí y él igual. 

- Hola, tiempo sin tropezar.

- Cierto - rió. 

- ¿Callie? ¿sigues ahí? 

- Perdón Sammy debo colgar.

- Ok, mañana nos vemos amiga, ¡adiós!

- Hasta mañana - exclamé y corté la llamada. - Lo lamento en verdad, venía distraída.

- No te preocupes, me alegra verte - sonrió. - Pero, ¿qué haces a esta hora en la calle?

- No es tan tarde - miré mi reloj el cual marcaba las diez treinta de la noche. - Bueno, tampoco es tan temprano pero mi estómago rugía por helado - me sonrojé y reí. 

- ¿Te acompaño? amo el helado.

- Claro, vamos.

- Lamento no haber pasado la otra vez - lo miré. - Me salió un asunto urgente y bueno, no pude regresar.

- No te preocupes - sonreí. - No pasa nada, de verdad, pero gracias por las disculpas. 

- Es lo menos que puedo hacer.

- De verdad, no es nada.

- Y bueno, ¿qué tal el trabajo? se ve que estás muy feliz ahora. 

- Pues sí - reí. - Es mucho mejor que mi empleo anterior. 

- Me alegro que sea así, se te nota mucho más feliz y con un brillo en tu rostro, muy lindo por cierto.

- Gracias - mi rostro se tornó rojo como un tomate.

Seguimos hablando por un buen rato, sentía algo extraño en mi interior al escuchar a Niall reír. Era simplemente perfecto, sentía un gran hormigueo recorrer mi cuerpo con el sólo hecho de estar a su lado, era hermoso.

Apenas me dí cuenta de que habíamos llegado a la heladería por haberme sumido tanto en nuestras conversaciones sin sentido. Él rió al ver que pedía medio kilo de helado. No me culpen, me gusta comer. Pero él también pidió la misma cantidad así que nos reímos juntos de la situación. Y como todo un caballero me acompañó hasta mi hogar.

- Bueno, aquí paro yo. 

- Supongo que nos veremos en otra ocasión - sonrió.

- Eso espero, siempre es agradable encontrarme contigo Niall.

- Lo mismo digo.

- Bueno... no te retengo más, es tarde y no me gustaría que te ocurriera algo por mi culpa.

- Estaré bien, no te preocupes, me quedo tranquilo de que tú llegaste bien. 

- Gracias por todo Niall, nos vemos.

- Buenas noches Callie.

No me resistí y antes de que se vaya besé con rapidez su mejilla, él no se lo tomó mal, sólo sonrió y yo con la cara roja como tomate me metí dentro de mi edificio. Había sido una noche no tan mala después de todo. 

En los brazos del Ángel. «Horan»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora