10 años después.
No podía parar de reír, él estaba frente a mí con sus manitos colocadas frente a sus ojos.
- Hmm ¿dónde está el pequeño Aaron? - él descubrió sus ojos y yo hice una mueca. - ¡Oh, aquí está el principito de mami!
Lo tomé entre mis brazos, comencé a besar su pancita y llenarlo de cosquillas a lo que él comenzó a reír. Aaron era mi hijo, tenía dos años y era el hombrecito que más amaba en el mundo.
- ¿Papi? - preguntó. Él decía mami y papi y yo me derretía cuando lo oía.
- Ya debe estar por regresar - sonreí.
Apenas terminé la oración, la puerta de la casa se oyó y Aaron comenzó a aplaudir cuando Niall apareció en la sala.
- ¡Papi! - se revolvió entre mis brazos.
- ¡Campeón! - saludó él con una bella sonrisa y lo tomó en brazos para besar su regordeta mejilla.
Era una escena que no me cansaba de ver, Niall era un padre amoroso y tierno. Aaron tenía su precioso cabello dorado y mis ojos color café, era un bebé precioso, tanto como su padre.
- Hola princesa - sonrió y se acercó para besarme.
- ¿Qué tal el trabajo?
- Cansado - resopló. - Pero bien, ya estoy contigo y con nuestro pequeño, nada podría ir mejor.
- Ve a darte una ducha y a cambiarte amor - tomé a Aaron en brazos y besé los labios de Niall. - Dejaré a nuestro principito jugando en el corral mientras preparo la cena, ¿si?
- Gracias cielo.
Muchos pensarán que luego de pasar por tantas cosas, ahora teníamos una vida normal, pero la realidad era que vivir todo esto con mi ángel era una de las más grandes aventuras, nos habíamos casado hacía ya 5 años y ahora teníamos a nuestro pequeño pedacito de cielo que era nuestro hijo.
La realidad era que no podía ser más feliz.
La hora de la cena siempre era una aventura, Aaron aún disfrutaba de jugar con su comida y utilizarla como pintura sobre la mesa y a veces sobre nuestras ropas, pero era muy divertido, terminábamos carcajeando los tres.
- Yo lavaré los platos hoy.
- ¿Seguro amor?
- Si cielo, de verdad estoy bien - besó mi frente. - Ve a acostar a Aaron por favor, está rendido de sueño.
- Muy bien - sonreí.
Tomé a nuestro pequeño en brazos y lo llevé a su habitación. Lo acuné cerca de mi pecho y comencé a tararear una melodía de cuna, todas las noches Niall o yo le cantábamos y él se quedaba dormido al instante, lo cual no fue diferente esa vez.
Con cuidado lo dejé sobre su cuna, lo tapé y acaricié su cabello mirándolo con ternura.
- ¿Es hermoso, cierto? - susurró Niall en mi oído mientras rodeaba mi cintura.
- Es el bebé más hermoso de todos - una de mis manos ascendió hasta dar con su mejilla para poder acariciarla.
- Aún hay veces que siento que todo esto es un sueño del que no quiero despertar.
- No es un sueño - me dí media vuelta para besarlo. - Es nuestra dulce realidad.
Él sonrió y me atrajo más hacia él para poder besarme, luego apoyó su frente contra la mía y acarició mis mejillas.
- Te amo muchísimo, princesa.
- Y yo a ti, mi ángel, como no tienes idea.
La vida me había dado golpes duros, me había hecho pasar por situaciones de pena y me había hecho fuerte de una manera algo dura, pero todo valió la pena ya que hoy en día soy la persona más feliz del mundo estando con mi pequeño principito y en los brazos de mi amado ángel.
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En los brazos del Ángel. «Horan»
FanfictionUna chica desesperanzada. Un chico con los ojos color del cielo. ¿Crees en los milagros?