Capítulo diecisiete.

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Esa mañana lo que me despertó no fue ni el escandaloso sonido de mi alarma o los maullidos de mi pequeño minino, fue el delicioso aroma a desayuno que inundaba la casa. 

- ¿Callie? - la melodiosa voz de Niall se escuchó. 

- Estoy despierta - avisé estirándome.

- ¿Vas a desayunar?

- Por supuesto, huele delicioso, dame 10 minutos que me doy una ducha.

- Claro, hazlo tranquila, Muffin ya desayunó. 

- Gracias Nialler, eres todo un encanto - reí. 

Él agradeció mi cumplido y yo me fui directamente al baño. Tener a Niall viviendo conmigo sería una total bendición, hacía mucho tiempo que alguien no se ocupaba de mí, me hacía el desayuno, se preocupaba por mí o me consentía. Sin duda alguna Niall era un ángel guardián sin igual. 

En cuanto terminé de ducharme y me vestí, corrí hacia la cocina para poder comer el delicioso desayuno, moría de hambre. 

- Aquí tienes - sonrió el rubio y dejó ante mí un gran plato de hot cakes. 

- Muchísimas gracias Niall - sonreí. 

- No es nada, anda come, necesitarás energía para hoy. 

- Claro.

No me cabía duda que Niall había invertido muy bien el tiempo en la tierra, me había dicho que había aprendido a cocinar y al parecer lo había hecho de maravilla, saborear su comida era como deleitarse con un pedazo de cielo que se derretía en tu boca. 

- ¿No le habrás puesto alguna especia traída del cielo por casualidad? - él se echó a reír. 

- No, todo lo cociné con lo que tenías en tu cocina - volvió a reír.

- Está delicioso, en serio, hace mucho tiempo no probaba algo así.

- Me alegro que te guste.

Le regalé una sonrisa, terminé mi desayuno y me despedí de él y de Muffin para poder ir a encontrarme con Sammy para así encaminarnos al trabajo. Antes de irme él me dio una bolsa de papel en la cual se encontraba mi almuerzo, lo abracé para agradecerle y me fui. 

- ¡Buenos días! - oí decir a Sammy y me abrazó con fuerza. - ¡Te extrañamos mucho ayer!

- Lo siento, el inventario me dejó agotadísima - hice un puchero y ella rió. 

- Lo sé, el chico que me llamó me lo dijo, creí que te habría ocurrido algo.

- Estoy bien, solo estaba cansada y Niall me contó que tuvo que tratar de calmarte porque un poco más y te agarraba un ataque de histeria - reí. 

- Y bien, ¿quién éste tal Niall? - arqueó una ceja. 

- Ya te dije que es solo un amigo - reí. 

- ¿Segura?

- Segurísima, es un muy buen amigo mío, es más, tú lo conoces. 

- ¿Si? - ella arrugó la nariz confundida.

- El chico rubio de la otra vez que dijiste que era lindo.

- ¡¿Ese es?! por dios Callie, ese chico es precioso.

- Sí, es muy bien parecido - reí. 

El resto del camino la conversación fue en torno a mi bien parecido ángel guardián, claro que eso es algo que no podía contarle a Sammy ni a nadie. Primero que nada, me creerían loca y además Niall no tenía permiso de contarme a mí sobre su verdadera identidad, con lo cual menos podía revelarlo yo con otras personas, así que me quedé callada. 

Llegamos a la cafetería con rapidez, como hacíamos siempre, y vimos a los chicos sumidos en una agradable conversación. Al verme, Louis vino corriendo para abrazarme y los demás lo siguieron. 

- Hablaremos en el almuerzo y contestaré todas sus dudas - dije luego de que todos me asfixiaron. 

- ¿Por qué no ahora? - hizo un puchero Liam. 

- Porque es hora de abrir y nos van a reprender a todos - exclamó Emma riendo. - Luego la interrogamos.

- Muy bien, manos a la obra - gritó Zayn mientras frotaba sus manos. 

Con Sammy nos dirigimos a los vestidores para poder colocarnos los uniformes y fuimos a ayudar a nuestros amigos. En menos de 30 minutos el local ya había sido abierto. 

La gente como todas las mañanas comenzó a llegar por montones. En un rato el lugar estaba lleno, personas iban y venían con sus pedidos. Fue una mañana algo ocupada. 

Todos suspiramos de alivio cuando la hora del almuerzo llegó y pudimos sentarnos y relajarnos aunque sea por una hora. 

- Creo que hoy hubo más gente de la usual - comentó Lilly.

- Así parece - resopló Liam. 

- Bueno, estamos en nuestro descanso, será mejor comer y reponer energías - sonreí.

- Tú no te escaparás tan fácil de tu interrogatorio - amenazó Emma. 

- Bien, disparen - reí y comencé a sacar mi almuerzo. 

Los chicos me llenaron a preguntas, la gran mayoría referidas a Niall y en cuanto aclaré todas sus dudas pudimos comer tranquilos y empezar a planear lo que haríamos el fin de semana acompañados de comentarios tontos.

- Cielos Callie, tu almuerzo se ve fenomenal, ¿dónde lo compraste? - preguntó Zayn.

- No lo compré, me lo hicieron - bajé la mirada y sonreí. Niall se había esmerado.

- ¿Quién te lo hizo?

- No seas metiche Louis - lo reprendió Liam.

- Fue Niall - me encogí de hombros restándole importancia mientras me metía un bocado a la boca.

- ¿Estás segura que él es solo un 'amigo'? - preguntó Louis riendo. 

- Ya déjala en paz - exclamó Lilly. 

- Hazle caso a tu hermana nalgón, Niall es solo un amigo y ya lo dije mil veces.

- Dilo cuantas veces quieras, pero no te creeré.

- Problema tuyo - le saqué la lengua. 

- Cálmense los dos y mejor comamos - rió Zayn. 

Seguimos en lo nuestro aunque Louis se encargó de molestarme con Niall durante todo el almuerzo, los demás reían y le seguían la corriente, yo también terminé riéndome. Eran unos locos sin remedio, pero al fin y al cabo eran mis locos y me hacían feliz.

Volvimos a nuestros puestos de trabajo al terminar de almorzar y nuevamente la gente comenzó a llegar en grandes cantidades. Como siempre me quedé atendiendo en la caja recibiendo con una sonrisa a todas las personas que hacían sus pedidos. 

- Hola - exclamó una voz conocida. 

Sonreí siquiera antes de mirarlo.

En los brazos del Ángel. «Horan»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora